¿INTENCIONAL? Que en el marco de la celebración del Día del Trabajo, un suspirante llegó al evento que se realizó en el Centro de Congresos para encontrarse con dos malos momentos que le amargaron la tarde. Al acercarse al primer filtro de acceso se topó con que ¡no estaba en la lista de invitados! Finalmente, la investidura le dio entrada, sin embargo, cuando llegó al salón, otro balde de agua fría le cayó cuando tampoco había silla en mesa para él, pero el asunto se solucionó rapidito y le pusieron su asiento con el servicio correspondiente (platos y cubiertos). ¿Descuido de algún área en específico o de plano se autoinvitó? #Señales, diría el legendario.
EXPLOTADOR. Y hablando del Día del Trabajo, el pasado jueves 1 de mayo, a parte de los sindicatos, varias organizaciones sociales se movilizaron en el primer cuadro de la ciudad, llevando a cabo una dinámica denominada “tendedero de denuncias” en el que colocaban señalamientos de explotación por parte de empresas o personas. Y entre las denuncias saltó el nombre de un legislador de Morena al que acusaron de exprimir hasta la cerilla de los oídos a quienes solicitan hacer prácticas profesionales en la oficina del diputado Homero Barrera McDonald. Que como él viene de la iniciativa privada, se quedó con costumbres de la mafia del poder de las que no se ha podido despojar.
LA MISMA PERO REVOLCADA. Y siguiendo con el Día del Trabajo, previo al inicio del evento del Centro de Congresos, se reunieron en cortito el eterno líder sindical octagenario, Ceferino Ramírez Olvera, con un expresidente del PRD y hoy diputado “independiente”, con quien cruzó un diálogo bastante curioso que solo reveló lo que en realidad es. “Ahora diputado de Morena”, comentó el cetemista. “Soy morenaco ahora”, respondió el independiente. “Ya ni la chingas, no niegues la cruz”, recriminó en tono de broma el octagenario. “Es la misma mamada, amigo”, sentenció al neocuatrista. Tengan cuidado con sus charlas, porque los pajaritos están a la orden del día y los pueden exhibir.
LA PROCU SOCIAL. Que la recién creada Procuraduría Social parece ser más o menos un elefante blanco, pues más allá de resolver, solo hace como que atiende, pero no soluciona de fondo porque hasta para notificar como que les cuesta trabajo. Sus resoluciones las culminan en “imposibilidades técnico-jurídicas”, pero sin fundar ni motivar, y cuando les llegan los recursos de revisión se niegan a recibir el documento, pese a lo establecido en la ley de procedimientos administrativos. O no hay voluntad o desconocen la ley o de plano nada más van a calentar la silla. Y el ciudadano, al desamparo de los abusos de otros. Una apretada de tuercas nunca falta.
BARDA TRAS BARDA. Las garnachas ya son tantas en la olla, que el aceite se puede empezar a derramar. Hay aspiraciones que de plano representarían una entrega en charola de plata. Cuando el escenario es tan difuso, el potencial operador no sabe para donde echar el empuje, por lo que aquello ampliar la baraja más allá de lo que puede sostener una mano no funciona como pensarían los “asesores”. Es mejor, quizá, reducir el listado y cuidar al posible ungido (en la medida de lo posible, para que no lo empiecen a madrear desde ya), con el fin de que se le empiecen a aventar los kilos a un solo nombre.
P.D. Que se quieren piratear la autoría de estas líneas, pero a quienes hacemos esta columna no nos gusta vivírnosla 8 horas en el 1810 con un café a ver qué chisme cachamos.