La SEP Querétaro y el Derecho a la Identidad: Un Paso que Debe Ser Punto de Partida
Por Waltter López, vocero del Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación y el Estado Laico.
Cuando hablamos de discriminación en las escuelas, solemos imaginar insultos en el salón o burlas en el pasillo. Pero la realidad es más compleja y, a veces, más cruel. La discriminación también se esconde en los trámites, en los sellos, en la burocracia que decide si una persona existe o no en el papel. Y en Querétaro, esa capa silenciosa de violencia administrativa ha frenado sueños, carreras y futuros de estudiantes trans y no binaries.
Por eso fue relevante —y políticamente necesario— que la representación de la SEP en Querétaro anunciara la campaña “Mi escuela: mi identidad, mi derecho”, orientada a que las secundarias, preparatorias y universidades cuenten con mecanismos reales para atender casos de discriminación por identidad de género. No simulaciones, no discursos vacíos: mecanismos que funcionen. . La SEP Querétaro, al actuar sin esperar a que el Congreso local legisle, reconoce algo fundamental: los derechos no pueden supeditarse a la lentitud de la política.
El titular de la SEP Querétaro, Mauricio Ruiz Olaes, recordó que no estamos empezando de cero. Existen ya materiales como el ABC del cuidado y atención a infancias y adolescencias trans y no binarias en la escuela y el Glosario de la diversidad sexual y de género, herramientas básicas para un país que aún batalla con lo elemental: reconocer que nuestras escuelas son tan diversas como lo es México mismo.
Y aquí viene un punto clave que muy pocas instituciones se atreven a ofrecer:
un canal directo para denunciar discriminación. En este sentido, la SEP Querétaro puso a disposición del estudiantado Trans y No Binarie el correo identidadsepqro@gmail.com, para que quienes enfrenten actos de discriminación puedan reportarlos y recibir apoyo y asesoría. No es un gesto menor; es abrir una puerta donde por años sólo hubo muros.
Pero las políticas públicas no se pueden evaluar sólo por sus anuncios, sino por su capacidad de resolver problemas concretos. Y aquí es donde la conversación se vuelve incómoda. Porque más allá de la violencia cotidiana —la transfobia explícita de un profesor o el acoso de compañeros— existe una forma de discriminación más sofisticada: la que niega documentos escolares bajo el pretexto de “así salió en el sistema”.
Lo digo con conocimiento de causa. He acompañado casos de estudiantes cuyos certificados, constancias o títulos fueron retenidos porque su identidad legal ya no coincidía con la que aparecía en los archivos escolares. Jóvenes que habían hecho todo el proceso jurídico correcto, pero que chocaron con un aparato educativo que se niega a actualizarse. Esas negativas no sólo lastiman; cortan trayectorias educativas, frenan posibilidades laborales y les dicen a esas personas que su vida no cabe en el expediente institucional.
En ese sentido, la SEP Querétaro informó que facilitará la rectificación de documentos escolares para quienes hayan cambiado su identidad legal. Durante este año, nueve personas en el estado realizaron ese proceso. Nueve historias de valentía que deberían encontrar un sistema educativo listo para acompañarles, no para ponerles obstáculos. Todas las instituciones del estado están obligadas a reconocer su identidad sin matices ni pretextos.
La SEP Querétaro también habilitará una ventanilla especial para orientar a estudiantes en este proceso. Sí, es burocracia, pero esta vez en el sentido correcto: una burocracia que repara en vez de excluir.
Y aun así, vale decirlo: ninguna medida será suficiente si sigue existiendo resistencia dentro de las propias escuelas. Algunas voces insistirán en que reconocer la identidad de las personas trans “va contra mis valores”. Pero la educación pública en México se rige por la Constitución, no por creencias individuales. Y el artículo tercero es claro: la educación debe ser inclusiva, laica y respetuosa de los derechos humanos.
La campaña “Mi escuela: mi identidad, mi derecho” no es una concesión. Es un recordatorio de que las escuelas deben ser espacios donde cada estudiante pueda existir sin miedo. Y también es un aviso: en Querétaro, la discriminación administrativa ya no será tolerada.
Porque al final, la pregunta es simple:
¿queremos escuelas que formen ciudadanía, o escuelas que seleccionen identidades válidas?
La respuesta debería ser evidente. Pero como tantas veces en México, lo evidente aún necesita decirse en voz alta.
