Tres años de gobierno y AMLO no ha entendido la composición social de México, se distingue por su diversidad, a la vez que genera fuerza y unidad entre esa enorme diversidad.
El presidente de la República se resiste, se niega al “no”; ama el sí, a la aprobación a sus atrocidades. Para él la disidencia o divergencia de ideas no están permitidos, mucho menos disentir. La retórica de AMLO “encasilla” toda crítica en el grupo opositor; la descalificación como su arma favorita.
A López le gustan los festejos en su honor, por eso la fiesta que organizaron los diputados federales en el seno del salón de Plenos ¡Vergüenza! Los aplausos son su placer y debilidad.
Por eso López Obrador se organizará otro festejo para el próximo miércoles en el Zócalo de la Ciudad de México: todo en su “honor” (carece de él). Su partido hará movilizaciones para festejar el inicio de su nefasto cuarto año de destrucción, al que no puede llamarse “gobierno”.
A quienes antes llenó de halagos, me refiero a Carmen Aristegui y la Revista Proceso, ahora los vitupera; todo por criticar los negocios sucios de los hijos de López Obrador, por aquello del programa “sembrando vida”. De inmediato lanzó la “tarascada”. Simplemente dieron a conocer lo que todo México sabe: que los hijos del presidente se han hecho millonarios con la “empresa chocolatera Rocío”, de la noche a la mañana. Que, en la zona sur de la República Mexicana, especialmente en Tabasco, queman y destruyen flora y fauna para sembrar árboles de cacao, materia prima del chocolate; aquellos pobres “campesinos” a la espera de 5 mil pesos mensuales, menos el “moche” de 500 pesos, por cada hectárea sembrada ¿Coincidencias? ¿Y los 4 mil 500 millones de pesos del programa que no aparecen? AMLO no ha dado respuesta.
La politóloga y comentarista Denise Dresser llamó “golpe de Estado” al decreto (fue Acuerdo administrativo) de “seguridad nacional”. Eso fue suficiente para recibir una virulenta respuesta (otra tarascada) del mismo presidente de la República, para aclarar que no es “golpe de Estado”. Como si no entendiera el “politólogo de AMLO, es una forma coloquial de calificar los abusos del presidente.
Andrés López Obrador, no gobierna, diatribas diarias, a eso se dedica: a “ladrar” y descalificar ¡Se derechizó el CIDE! Otra manera de descalificar aquello que quiere destruir. Esta vez fue el Centro de Investigación y Docencia Económica su centro de ataque; Centro al que equiparó a la UNAM; ambas instituciones se “derechizaron”, según la apreciación del “can del pueblo”.
Tres años dedicados a la campaña de descrédito en contra de todos aquellos que no se subordinan, además de pretender apoderarse de las instituciones públicas para someterlas a sus caprichos y radicalizarlas en las filas de la “izquierda”, que ni siquiera eso es, dada la política y negocios neoliberales que lleva a cabo su familia y el propio presidente. Experto en el arte del engaño y la mentira; hábil para generar la división entre la población.
Enrique Krauze también se quejó de la deleznable conducta de Andrés López, quien utiliza la “tribuna de la presidencia para combatir a los críticos” ¡“Es indigno e injusto”! Así se expresó el escritor: “Utiliza sus conferencias de prensa para insultar y atacar a quienes se oponen a su administración”. Krauze también criticó en la presentación de su libro a expresidentes de México, entre ellos a López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. Pero, quien obtuvo el primer lugar en los calificativos con los que describió a cada presidente, lo fue: Andrés López Obrador ¡“El indigno e injusto”!
Como una fuerte tormenta cayeron las críticas a López Obrador, por pretender gobernar por “Decreto”. El presidente carece de atribuciones constitucionales y legales, para que, por medio de un “Acuerdo administrativo”, pase por alto la rendición de cuentas y violente cuanta norma positiva se cruce en el camino de sus obras. No pude calificar ninguna obra civil con el carácter de “seguridad nacional” ¿Acaso peligra la seguridad de los mexicanos? ¡No! Las críticas fueron calificadas de forma soez por el presidente al manifestar que: “Nos han hecho lo que el viento a Juárez”.
Total, AMLO a todo le “ladra”. Esto último fue expresado en la tierra natal de Benito Juárez. Después vendrían las críticas frente al personal de Pemex, descalificando a los “neoliberales” por no haber modernizado las refinerías. Tierra fértil para el aplauso fácil.
Y no podía faltar aludir a la nota del periódico Reforma, en la que se dio a conocer que en lo sucesivo todo el personal que presta sus servicios en el Poder Ejecutivo, deberían de vestir bien. Adelantaron el “día de los Santos Inocentes”. AMLO tendría que dejar la presidencia, es quien peor viste, incluso no limpia ni sus zapatos sucios. Mereció una sonora carcajada. Utilizando el mismo lenguaje coloquial de López Obrador: Como “can de rancho: a todo le ladra”.
Por mal vestido y mal hablado nos evitaríamos el juego sucio de la “ratificación de mandato”. Por cierto, los ministros de la SCJN se están tardando en declarar la inconstitucionalidad de la perversa broma de los legisladores de Morena y rémoras.
Héctor Parra Rodríguez.