El presidente de México, Manuel López, traspasa la inconstitucionalidad de su irresponsabilidad, para arribar a la cúspide de la locura.
De la nada, sin sustento jurídico alguno, propone que los ciudadanos sustituyan al INE, en el cumplimiento de sus atribuciones constitucionales, todo porque el Consejo General decidió posponer unos días más el inicio del proceso de revocación, siempre y cuando se reúnan las firmas que exige la Constitución.
Sí, solo a un orate como lo es el presidente López, puede proponer la conformación de comités ciudadanos en todos los municipios, para que estos se hagan cargo del proceso de la dichosa consulta: un insulto a la inteligencia de los mexicanos. Y que todos aporten, que todos paguen los gastos que él y su partido no aprobaron en el presupuesto de egresos.
El presidente propone eliminar la Constitución y darle forma a su loca idea de comités ciudadanos para que se responsabilicen del proceso electoral de la consulta.
¿Acaso ignora López Obrador que son los ciudadanos quienes realizan los procesos electorales, reciben los votos, realizan los escrutinios y cómputos electorales? ¡Es la ciudadanía quien lleva a cabo todo el trabajo de la jornada electoral! Ellos serían los responsables, por medio de las mesad directivas de casilla, de ejecutar todo el trabajo ¡En manos del pueblo está la realización de la jornada de la consulta!
El presidente, sin embargo, propone la descabellada y delincuencial idea de formar grupos de ciudadanos para que lleven a cabo el proceso de la revocación de mandato, haciendo a un lado a la Constitución y al INE ¡El presidente propone la comisión de un delito!
¡El pueblo podría ser quien organice la consulta popular! Eso sugiere el presidente, violar cuanta normatividad se le atraviese. Repite exactamente lo mismo que hizo con su “Acuerdo administrativo”, simplemente porque él lo ordenó, se incumpliera con los trámites de ley para la realización de las obras públicas del gobierno federal, creando plazos y términos que ninguna ley prevé, así es la torcida mentalidad de un presidente que “juró guardar y hacer guardad la Constitución”. Tal vez, literalmente eso hizo, acorde con su rudimentaria forma de pensar: “guardó la Constitución en el cajón de algún escritorio”.
“La democracia la hace el pueblo, no los aparatos administrativos”, dijo el presidente de la época cuaternaria. Ignora que un Estado se conforma de tres partes fundamentales: territorio, población y Estado de Derecho. Para López el Estado de Derecho no importa, que el pueblo decida, sin reglas, cómo y qué debe hacerse de la vida pública, sin respeto al Derecho Positivo Mexicano.
En el esquizofrénico imaginario de López, pretende lanzar al “pueblo” para que éste decida lo que le plazca ¿Por qué no propone que el pueblo opte a mano alzada si deja o no de pagar impuestos federales para sus obras? Total, “la democracia la hace el pueblo” y se puede autogobernar.
Mucho mejor sería que el mismo Andrés López Obrador, deje de ser presidente y a mano alzada se vote para sacarlo de la presidencia, tal y como realizó sus consultas para destruir la obra del aeropuerto de Texcoco o la empresa cervecera Constellation Brands ¡Y aún falta poco más de dos años de su nefasto gobierno!
“La democracia no puede estar secuestrada, no puede estar supeditada a ningún aparato burocrático, a ningún grupo. La democracia en su esencia es el pueblo, es el poder del pueblo, para el pueblo”. Vaya que a López le gusta la retorcida teoría política y se olvida del régimen jurídico al que está obligado a respetar, precisamente por mandato del pueblo: así está prescrito en la Constitución.
El nefasto de López Obrador dijo que el pueblo podría llevar a cabo la consulta “y se organiza sin problema” ¡Directo al psiquiátrico el señor López Obrador!
En su merolica conferencia propuso: “En cada estado, en cada municipio, se forma un comité ciudadano de personas de inobjetable honestidad, son dos mil 500 comités en los municipios, ciudadanos, y esos comités convocan y todos participan, y consiguen las mesas y las cajas, las papeletas y a votar y a contar los votos. Digo, se puede”. Para rematar también dijo: “Nosotros hemos hecho consultas”. Parece un “juego de locos”; pero no es así, el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, propone lo impensable, trastocar y pervertir el Estado de Derecho, para imponer su neófito y mezquino criterio.
El sátrapa de AMLO también dijo que la consulta de revocación de mandato no se trata de un asunto de dinero ¿No? ¿Todo es gratuito? Luego aseguró: “Si fuese un asunto de dinero, ellos mismos podrían convocar a la gente, ayudar, a todas las autoridades. ¿Qué no podrían ayudar los gobiernos municipales, los gobiernos estatales, las organizaciones civiles, los ciudadanos? ¿Qué todo tiene que ser con dinero? ¿Qué no puede haber voluntarios?” ¡Y así tenemos que aguantarlo poco más de dos años!
Preocupante la manera de pensar del presidente de la República. No es normal. Más parece un reyezuelo de la Edad Media, que gobernaba a su libre albedrío, no existía un real Estado de Derecho, sus lacayos de la corte aprobaban sobre las rodillas cualquier ocurrencia del déspota. AMLO fiel representante del despotismo absoluto. No solo pretende atentar en contra del INE, esta vez se lanzó y propuso la destrucción del Estado Mexicano, en perjuicio de todos ¡La palabra de su majestad es ley! Terrible lo que propone el titular del Poder Ejecutivo.
Héctor Parra Rodríguez