El presidente López Obrador se resiste a quedar como tramposo y desmiente los acuerdos del INE y las sentencias del TEPJF, cuando le son adversas, incluso hace resaltar su “sapiencia jurídica”, pretendiendo evidenciar mayor conocimiento que los doctos en Derecho.
Afirma que los magistrados de la Sala Electoral del TEPJF, confunden información (publicidad permanente) con propaganda.
AMLO y sus subterfugios para burlar la ley. Lleva 3 años realizando propaganda, utiliza recursos públicos para hacer cualquier publicidad que le conviene. A tal grado que ha involucrado al Secretario de la Defensa Nacional en discursos políticos en pro de su movimiento y al presidente de la SCJN lo ha convertido en otro más de sus lacayos o bufones.
El “Marketing político” de López Obrador es operado diariamente, llega al extremo de aseverar que todo aquel que no está con él, está en contra de su aberrante transformación, esa deformación que el año pasado logró se fugaran 41 mil 559 millones de dólares, por liquidación d capitales, cifra espeluznante que lo dio a conocer el Banco de México.
En materia electoral, sabe el presidente que le está prohibido promocionar cualquier acción de su gobierno, excepto las permitidas por la misma Constitución, artículo 35 fracción IX, punto 7º, párrafos penúltimo y último, como lo son los servicios educativos, de salud y protección civil; por lo tanto, AMLO debe suspender toda la propaganda gubernamental (de cualquier orden de gobierno) ¡Pero no lo hace!
Bajo el ordenamiento constitucional el truculento del presidente López, quiere desvirtuar el significado de la prohibición, bajo la semántica que solo él entiende y le da su propio significado, al calificar a toda su propaganda como “información”.
¡Por favor! Para los tramposos, como lo ha sido toda su vida el señor López Obrador, no hay nada imposible y como presidente cree que puede dar nuevo significado a las palabras para evadir su responsabilidad y seguir burlando la ley. Así ha transgredido en innumerables ocasiones las prohibiciones establecidas en la Constitución.
No le agrada que le lleven la contraria, arremete en contra de cualquiera que lo desmienta. Sus discursos son “dogmas de fe” para sus seguidores. Las personas que investigan y estudian no caen en la trampa “leguleya” de su tergiversada y nefasta oratoria.
Por cierto, el presidente carece de oratoria elocuente y clara. Es más bien confusa y falto de persuasión para quienes sí razonan y no simplemente obedecen sus caprichos. Por esa razón critica a los magistrados que calificaron a muchos de sus mensajes como propaganda. Mas para López es simple información, no propaganda. AMLO cae en sus propias trampas.
La mayoría de los discursos de AMLO son descontextualizados, carece de habilidad comunicativa, aunque hay quienes lo adulan por esa falta de habilidad. Solo maneja a sus amorfas “masas”.
Ese público confunde un buen discurso con la perorata del presidente que siempre dirige a sus seguidores y fanáticos, quienes carecen de estudios, por tanto, de conocimientos, por eso son manipulables; excepto aquellos que obtienen algún provecho por formar parte de las filas de beneficiarios de la 4T y lucen sus conocimientos adquiridos en el extranjero, sus Doctorados. No todos son iguales, algunos sí tienen dignidad, como los Doctores Carlos Urzúa y Jaime Cárdenas, quienes prefirieron renunciar a formar parte de la caterva de ladrones de la 4T.
Así las cosas, el irredento y rebelde del Estado de Derecho se defiende de la sentencia de las Sala Superior del TEPJF, al manifestar lo siguiente: “Estamos cumpliendo con todo lo que ordena el Tribunal, aún bajo protesta, porque están confundiendo propaganda con información”.
Simple la respuesta a su afán de tergiversar las cosas. AMLO no puede dejar de hacer campaña para su “ratificación de mandato”, menos ahora que su popularidad va en caída libre. Según el Financiero la pérdida de confianza en su persona, no en su gobierno, alcanzó el nivel del 41.0%. Por ello insiste en cambiar el significado de las palabras: él no hace propaganda, solo informa.
Héctor Parra Rodríguez