Tras el acuerdo del Consejo Político Nacional del PRI, el presidente López Obrador, el injerencista por naturaleza, expresa que es “violatorio” el llamado del PRI, para votar por la reforma eléctrica ¿Violatorio de qué?
López también afirmó que: “si triunfan los conservadores, si triunfan, porque no se descarta, son muchos los intereses, porque quieren seguir robando, entonces hay presiones muy fuertes”.
Al igual se manifestó en relación a “su consulta popular”. Quedó satisfecho y alegre con el resultado; “pero, si no hubiera existido el boicot del INE”, hubiera obtenido más votación. Para luego sugerir que el umbral del 40% en la consulta es muy alto, por ello propondrá que baje al 30%, tal vez al 20% o que el presidente de la República decida ¿Sabrá AMLO que el hubiera solo existe en el imaginario? Su espíritu autocrático lo delata.
El presidente López también es amante del sistema democrático basado en la oclocracia, que significa el poder en manos de la muchedumbre; así ha tomado decisiones importantísimas, como la destrucción de la obra de lo que sería el aeropuerto de Texcoco; bajo votación inducida en manos de menos de 2 millones de personas, decidió tirar a la basura miles de millones de pesos.
Hizo lo mismo con la destrucción de lo que sería una empresa cervecera en el norte del país; sometió a votación de la muchedumbre, si continuaba o no la construcción de la empresa y, con el respaldo de la votación a mano alzada de unos cuantos, lanzó por la borda cientos de millones de dólares. Canceló empleos e inversión, para luego pagar indemnización
En contrario, la construcción de una planta generadora de luz por medio de combustibles fósiles en el Estado de Morelos, propiedad de la CFE, misma que había sido cancelada por ser altamente contaminante, sometió a igual proceso de decisión, unos cuantos que votaron decidieron que la planta contaminadora sí se construiría.
Sistema oclocrático el de López Obrador, cuando así le conviene. Decide lo que él quiere por medio de la muchedumbre.
AMLO califica bajo su autocrático criterio que los priistas cometen un acto de “violación” si deciden votar en contra de su iniciativa, además de tildarlos de corruptos. Pero si fuese lo contrario, serían unos patriotas. La autocracia y la oclocracia le funcionan cunado así conviene a sus aviesos intereses.
Para la construcción de la vía férrea del tren Maya, pidió permiso a la “madre tierra”. Otra decisión autocrática, aquella vez acompañada de actos “espiritistas”, tomó la decisión de destruir la selva lacandona y mucho más. Evidencias científicas que se oponen a su aterradora y destructiva decisión autocrática.
Vaya, el presidente tiene una especie de brújula que le indica qué es legal, legítimo y válido; instrumento que, a su vez, le indica lo contrario. AMLO posee una especie de “poder divino” que le permite medir y diferenciar lo legal de lo ilegal; y no le salgan con “el cuento de que la ley, es la ley”. No, él es quien decide lo que es válido o lo violatorio; nadie sabe qué viola, pero es violatorio, es decisión presidencial preñada de psicosis.
No cabe la menor duda que AMLO padece una enfermedad mental grave que se caracteriza por una alteración global de la personalidad acompañada de un trastorno grave del sentido de la realidad. Y así gobierna un país de 127 millones de habitantes, siempre en vilo de las decisiones psicóticas del presidente de la República. Sin el fundamento ni el apoyo necesario toma decisiones trascendentales que han afectado al país.
Mucho se molestó cuando los ministros determinaron que no podía disponer a placer del dinero de los “ahorros” del erario; luego se frustró por decisión de la autoridad impartidora de justicia, cuando decidió declarar inconstitucional su decisión autocrática de prohibir a cualquier exfuncionario del gobierno, que pudiera ser contratado por la iniciativa privada, una vez que dejara el cargo, castigándolos hasta por 10 años sin empleo; decisión violatoria de la libertad de trabajo, derecho humano previsto en la Constitución. El autócrata se molestó, no pudo utilizar ninguno de sus 2 métodos, tampoco la oclocracia.
Sistemas “democráticos” que aplica AMLO por demás autoritarios, abusivos y violatorios de derechos considerados como garantías individuales, derechos humanos y destrucción del Estado de Derecho. Él representa la balanza de la justicia, decide lo que es bueno para el pueblo, encarnado en su persona; también decide aquello que es malo, corrupto. Encarna un poder “sobrenatural”, al menos es lo que él piensa y lo cree.
El gobierno de México, en poder de un psicópata. Las pruebas que ha dejado durante su andar en poco más de 3 años lo acreditan.
Amenazó con promover reformas secundarias, dado que ahí si tiene la mayoría simple; renuncia a la reforma eléctrica en la Constitución.
Aunque no desistirá en su intento por seguir destruyendo instituciones democráticas.
La oposición política en las Cámaras de Diputados y Senadores, tienen la oportunidad de frenar los abusos legislativos. La ciudadanía demostró que también puede frenar los abusos del autócrata por medio de las urnas, despedazando su poder oclocrático.
Héctor Parra Rodríguez