La variedad de esta semana no tiene nada que ver con lo que cotidianamente leen por aquí, pero si con lo que generalmente redacto. Nos encontramos en una época en la que la credibilidad de los institutos políticos va a la baja.
En días pasados vivimos una fecha electoral un tanto atípica, pues se trataba de una consulta popular para medir la popularidad (voto duro) del actual presidente, lo cual arrojó datos bastante reveladores y que, quizá, podrán dar un preámbulo de lo que se avecina en el 2024. Una revocación de mandato que más que buscar la participación ciudadana se buscaba demostrar el músculo político con el que actualmente cuenta el presidente de la república.
Debemos estar conscientes de que no se trataba propiamente de intentar “reprobar” al presidente para quitarlo de su mandato, sino de un ejercicio de participación para ver con cuantas personas contaba el presidente, lo cual funcionó. No vamos a entrar en el debate de la cantidad de personas que acudieron a votar, pero si lo tomaremos en cuenta para las elecciones del 24.
Este año se renuevan 6 Gubernaturas, mismas que han estado generando mucha expectativa (más por el hecho de que se augura que MORENA podría quedarse con 4), lo cual comienza a configurar un escenario muy parecido a aquellos años en los que el instituto tricolor gobernaba el país. Si volteamos a ver nuestra nación, daremos cuenta de que eso le daría un panorama inmejorable para las elecciones, porque ya cuenta con 16 entidades, lo cual ya le da un 50% del país; sumando las probables 4 que ganaría, le da en total 20 estados de la república.
Suponiendo que el presidente volviera a intentar una reforma constitucional (esperando una reforma electoral que tocaría especialmente al INE y al TEPJF), básicamente tendría la “cama tendida” para la aprobación electoral en los Estados. No me estoy adelantando, pero si tomamos en cuenta el arrastre “presidencial” de Morena, si se gana una gubernatura se ganan las legislaturas, estaríamos hablando de una estructura presidencial (partidista) de gobierno.
Considerando todo lo anterior, una de las cosas más importantes a observar es la probabilidad de que las elecciones del 2022, abonen a una reestructuración del partido de color vino, lo cual, resultaría que en el 2024 recuperen una mayoría en el congreso de la unión y una mayoría importante en los gobiernos del país.
Otro de los aspectos a considerar y que puede ser considerado un factor determinante, es el hartazgo de los ciudadanos hacia los institutos políticos. No se trata únicamente de la poca credibilidad en ellos, sino también, el aumento de percepción de inseguridad (por un lado) y de la clara muestra de inseguridad que viven las mujeres, lo cual es especialmente relevante porque nos encontramos en un momento en el que, o más feminicidios suceden o por fin, se está visibilizando la violencia en contra de las mujeres; esto puede observarse en el hecho de que en el proceso electoral del 2022 hay 13 candidatas a Gubernatura de 27 disponibles (Aguascalientes asegura una gobernadora) y que enmarca un escenario en el que una mujer va a dirigir nuestra nación a partir del siguiente año electoral.
Muchos probablemente piensen que Morena aún no se fortalece en muchas entidades pero lo claro es que se está abriendo camino poco a poco en cada una de ellas, por lo tanto, no dudemos en ver un morena consolidado en los próximos 3 años y los demás institutos, disminuidos. El 2024 será, sin duda, el año que más “voto indeciso” genere en las encuestas pero que más votos aporte a los proyectos alternos a “los mismos de siempre”. Hay que tener siempre en mente que quienes deciden las elecciones son quienes no contestan en los sondeos (las encuestas pues).
“Al final, todo sale”
Las piezas comenzaron a moverse, el panorama a futuro luce incierto