Mientras AMLO almorzaba con la mamá del “Chapo Guzmán”, en su viaje por el Estado de Sinaloa (viernes pasado), grupos de paramilitares se apersonaron; López visitó a la señora en Badiraguato, según trascendió en una fotografía publicada en redes sociales; la Revista Proceso califica a la comunidad como la cuna de “El Chapo Guzmán”.
Pero, antes el convoy en el que viajaban reporteros y camarógrafos que cubren la fuente del presidente, fue detenido por un grupo armado, disfrazados de militares; grupo organizado al que justificó el presidente, supuestamente, dijo, son para defensa de la población; los delincuentes armados (portar armas de alto calibre es un delito federal) vestía uniformes parecidos a los de las Fuerzas Armadas (también es delito federal), apenas reconoció que eso estaba mal ¡Son retenes de delincuentes!
Medios de comunicación de prestigio nacional dieron cuenta de ello. Parece que todos nos hemos acostumbrado a los catos delincuenciales del presidente de la República, simple noticia y de ahí no trasciende.
Luego reforzaría su cinismo el presidente al argumentar que eso mismo sucede en otros estados (refiriéndose a los grupos de paramilitares). Confesión de parte, relevo de pruebas: AMLO y su gobierno de la 4T protegen a los delincuentes, son aliados.
Por eso no le sorprenden los más de 125 mil asesinados durante lo que va de su periodo de gobierno. Ese es su “trabajo”, protegerse con armas largas de alto poder, como las que usaron para doblar a las Fuerzas Armadas, cuando detuvieron al hijo de la mamá con quien desayunó el presidente de la República.
A la par, en varias partes del territorio mexicano, organizaciones sociales realizaron marchas por la paz y en repudio al nefasto y corrupto gobierno de Andrés López Obrador, expresión de muchos de los que acudieron a las marchas. Portaban algunas mantas en las que se podía leer: “Los criminales a la cárcel, los ciudadanos en paz”; #NiUnaMásNiUnoMenos; #VotaParaBotarlos”.
El presidente de la República no tiene tiempo para atender a los niños “golpistas” con cáncer, pero sí puede trasladarse a más de mil kilómetros de distancia para almorzar en la sierra de Sinaloa, con la madre del delincuente que fue sentenciado a cadena perpetua en los EUA, por varios delitos.
Al cínico presidente de la República no le importa que en su camino haya retenes de paramilitares (armados), que funjan como aduanas, de suyo ilegales, entrenados para combate. Rechazó que los grupos criminales tengan el control de algunas zonas del territorio nacional. A pesar de las evidentes pruebas que los mismos periodistas recogieron y difundieron en aquella visita.
Pero sí tuvo tiempo para criticar a los conservadores. A pregunta de los reporteros, en su visita por Sinaloa, donde el pretexto fue la supervisión de los trabajos de renovación de la presa Picacho, sobre si los grupos de la delincuencia han tomado ciertos territorios de Sinaloa, respondió: “No, no, eso lo piensan los conservadores, yo no soy Felipe Calderón para que quede claro”.
En verdad, inconcebible la desfachatez del presidente de la República. Las pruebas: los reporteros y fotógrafos, fieles testigos de los medios de comunicación (fotografías y videos circulan en redes sociales y medios digitales de comunicación) lo desmienten y lo evidencian como un cínico maniaco-mentiroso.
México en manos de la delincuencia organizada. Parce de risa loca, pero los hechos lo demuestran. Como nunca un presidente admite ser aliado de la delincuencia organizada al ordenar a las Fuerzas Armadas, que respeten a los delincuentes simplemente por ser personas.
Al delincuente se le persigue, se le somete, se le juzga y a la cárcel. Solo con derechos de las “garantías individuales”; los derechos humanos son para respeto irrestricto de todas las autoridades, en favor de las personas de bien, no de los delincuentes: para estos, para los criminales, incluso el uso de la fuerza letal de llegarse a necesitar, lo mandata y autoriza la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
El problema de la “gobernabilidad” es muy serio en México. De seguir las cosas como van, continuaremos cayendo cada vez más en manos un gobierno federal de criminales, algunos gobiernos de los estados de la República, replican la misma práctica. Ya no se puede confiar ni en la SCJN, mucho menos en el Poder Legislativo en manos de otros delincuentes que transgreden las leyes sin consecuencia legal alguna.
El caos total ¿Espera AMLO el levantamiento social para corregir el rumbo y subordinarse al Estado de Derecho? ¿El presidente pretende emular a los gobiernos que admira como los de Venezuela, Cuba o Nicaragua?
Los mexicanos y mexicanas, literalmente estamos en peligro de perder nuestros derechos humanos.
Mientras los delincuentes siguen ampliando sus territorios de control ¿Espera el presidente López Obrador que sea leales con él los delincuentes que hoy protege y defiende?
Héctor Parra Rodríguez