Si aplicáramos el mismo “rasero” al presidente López, cuando propone a los diputados federales que, si no van a legislar: que no cobren, rasero para cuando él estudió en la UNAM ¿Cuál hubiese sido el resultado?
De acuerdo al expediente académico de Andrés Manuel López Obrador, para cursar la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, tardó 14 años, cuando lo normal son 4 años, 6 meses. Ingresó en 1973 y concluyó en 1987.
Además, de un total de 25 materia, realizó 39 exámenes; practicó, por haber reprobado materias, 16 exámenes extraordinarios; y 7 materias reprobadas. Así de mediocre y bajo nivel de comprensión académica de quien hoy gobierna México. Solo así podremos explicarnos el por qué está destruyendo al país con actos de gobierno erróneos, de mala fe y trasnochados.
Si aplicáramos la regla que sugiere se imponga a los legisladores porque no quieren aprobar sus nefastas iniciativas de reforma a la Constitución, López Obrador debió ser expulsado de la UNAM. En la mayoría de las universidades públicas se aplica ese criterio.
Ahora, si tanto se queja de la UNAM, por ser neoliberal, por cursar la carrera hubiera tenido que erogar muchos miles de pesos. Sin embargo, su “educación académica” fue gratuita. Gracias al sistema de educación gratuita consagrada en la Constitución, la cual pretende deformar, logró obtener la licenciatura. Aclaro, no logró educación académica, tampoco de ninguna otra clase, solo obtuvo el título que es muy diferente.
¿Por qué entonces la insistencia en que los diputados aprueben su contrarreforma constitucional? Precisamente, por falta de conocimientos académicos, ignora que el trabajo de los legisladores engloba actividades de distinta naturaleza; también administran, aplican la justicia (cuando llevan a juicio político al inculpado) y, por supuesto también legislan, su labor fundamental.
Los legisladores seguramente entrarán al estudio de la amorfa iniciativa, harán su trabajo; pero no la aprobarán. Consecuentemente sí estarán trabajando acorde a sus facultades.
Sin embargo, el presidente empecinado en que aprueben su inviable contrarreforma ¿Qué hubieran hecho los profesores que le dieron clases a López, ante tanta materia reprobada? ¡Despedirlo, correrlo, expulsarlo!
Lo soportaron durante 14 años. Su desempeño académico fue mediocre, narran quienes lo conocieron; su récord lo confirma a plenitud.
Los impuestos de los mexicanos mantuvieron al zángano de AMLO en la UNAM, 14 años. Hoy se queja porque los legisladores no aprueban sus iniciativas. Poquita vergüenza debiera tener el presidente y no molestar a los legisladores.
Los mexicanos, eso sí, muy molestos por los pésimos resultados de su administración pública ¿Por qué no lo corremos si no ha dado resultado como Presidente de la República?
AMLO debe dedicarse a gobernar y no estar “jodiendo” a cualquiera que se atraviesa en su camino. Al igual que en la UNAM, sus resultados son sumamente deficientes, mediocres ¡Su gobierno no aprueba ni a título de suficiencia!
Conclusión. El presidente de la República, acorde con su negativo desempeño académico como gobernante está reprobado. Claro, no lo queremos en el poder durante 14 años: ¡No!
Lo conducente es que renuncie y deje el poder, que se vaya a Venezuela, Cuba o Nicaragua, seguramente en cualquiera de esos países logrará sus propósitos: joder al pueblo.
AMLO debe dejar de molestar a los legisladores, ese no es trabajo del Presidente de la República.
¡Presidente mediocre, mezquino, vulgar!
Si la característica que resalta de López Obrador durante su largo camino por la UNAM, fue de insuficiencia ¿Qué podemos esperar de él como gobernante? El mismo resultado y lo está demostrando: la mediocridad.
Héctor Parra Rodríguez