MÁS DE DOS AÑOS Y AMLO NO ENTIENDE
INEPTITUD Y CORRUPCIÓN
Otro cambio en el gabinete de López Obrador viene a confirmar que después de más de dos años al frente del gobierno federal, no logra entender que los servidores públicos deber ser expertos en el área administrativa para la que son contratados.
Irma Eréndira Sandoval Ballestero, quien cobró como titular de la Secretaría de la Función Pública, se fue por la puerta trasera tal y como entró. La politóloga, economista y socióloga llegó a impartir justicia administrativa sin conocer de la materia. Área que debe estar a cargo de los expertos en Derecho, a fin de cuenta el titular de la Secretaría imparte justicia; en los juicios administrativos hay demandas, ofrecimiento y desahogo de pruebas, después la sentencia que determina inocencia o culpabilidad. Pero no, AMLO sigue experimentando con el gobierno.
Lo peor. Despide a la politóloga y contrata otro politólogo para que se haga cargo de la misma cartera: impartir justicia administrativa. AMLO apoya a sus amigos y compañeros de profesión. Sigue vigente aquella frase del inepto presidente, cuando afirmó que él requería 10% de conocimiento y 90% de honestidad. Declaración que contrasta con la realidad. Claro, aquel que acepta y ejerce un cargo público sin saber nada de la función que desempeñará, sin tener experiencia en la materia, indudablemente que es un corrupto. Así llenó su gabinete, salvo excepciones, Para Andrés López, primero los “cuates” después el expertís. De ahí que su gobierno siga funcionando mal, muy mal después de más de dos años de ejercicio. Observe el área de seguridad pública, la señora se desempeñaba como periodista, después uno y otro cargo; por eso tanto delito impune y delincuente suelto.
A la par, algunos medios de comunicación nacional dieron a conocer que el presidente de la República dio de alta en la nómina del gobierno federal a personal de su antigua “ayudantía”, otorgándoles cargos de responsabilidad sin experiencia alguna en el ramo. Igual que los del gabinete. Sin conocimiento alguno, da empleo a los “leales”, no a los capaces.
AMLO se molestó ante la crítica y dirigió sus “baterías de ataque” a la corrupción, mal que él mismo “comanda”. Le da vueltas al asunto para justificar lo injustificable. Enreda el tema para sustentar sus arbitrariedades, que si es necesario darles oportunidad a los jóvenes, que si debe cambiar a la gente que dejaron pasadas administraciones; en fin, trata de razonar lo irracional de sus actos administrativos. Lo cierto, López se rodea de gente leal a él, no de personal profesional capaz para desempeñar el cargo público.
Les comento algunos de esos abusos del presidente López. Se dice que al menos cerca de una docena de empleados que, entre sus destacadas actividades en gobierno cargaban las maletas de López; otros limpiaban y desinfectaban los micrófonos; otros más literalmente eran “guaruras”. Vamos, limpiaban los zapatos de Andrés Manuel. Ese personal calificado hoy ocupa cargos de dirección. Sea en el SAT, Conapesca, Petróleos Mexicanos y otros espacios burocráticos.
López diría que: “tenemos que renovar la administración pública; si no, podemos retroceder, si no formamos cuadros nuevos, jóvenes para el relevo generacional. Pero no, les molesta, no quieren que hagamos ningún cambio”. Siempre lo injustificable de quien tampoco tiene alguna experiencia laboral en nada.
También resaltaría Andrés Manuel que estos jóvenes que: “han saltado de puesto son formados mientras trabajan con él pues durante las giras conocen más sobre la realidad del país y recogen los sentimientos del pueblo, de la gente y por eso ahora…” ¿Qué? ¡Inconcebibles justificaciones! Y agregaría: “están ya siendo promovidos y ocupan cargos, jóvenes preparados, honestos ¿Preparados? ¡Recogiendo los sentimientos del pueblo! ¡Inverosímil!
Así las cosas, de acuerdo a informes oficiales (por lo dicho y aceptado por AMLO), de ayudantes de López, ganaban un salario mensual de 54,558 pesos (bastante bueno), en tanto que en su nuevo cargo público cobran más de 104,000 pesos. De excelencia. Nada mal para cualquier joven “clase mediero que aspira a mejorar”, que logre superarse, ascenso clasista que, por cierto, repudia el presidente. Bien por superarse, pero no se debe ser “trepador” en cargos públicos siendo servil. Menos en la administración pública federal en donde mucho se exigió se instituyera el servicio civil de carrera, evitando así “improvisaciones y amiguismos”, para lo cual crearon una ley que, ley que por supuesto ignora y desconoce AMLO.
Si lo anterior es grave, más delicado es el asunto cuando se informa que ese personal de ayudantía, si bien con nivel de estudios superiores, pasan a ocupar cargos de mucha responsabilidad ¿Cuidan el negocio del presidente? ¿Son los “orejas” de AMLO?
La corrupción en plenitud, pero para el presidente es dar oportunidad a los jóvenes. Oportunidades que no las da a cualquier joven, menos por medio de examen por oposición; no, deben ser allegados, leales y serviles, requisitos laborales sin los cuales no pueden ingresar al gobierno de la 4T ¡Son una sinvergüenzada! Tanto uno como los otros. La impunidad tomada de la mano de la corrupción, mientras que el nuevo titular de la Secretaría de la Función Pública, es experto politólogo y nada sabe de impartir justicia administrativa.
Héctor Parra Rodríguez
Twitter: @HectorParraRgz