Por segunda vez el presidente de la República invitó a 60 empresarios (los más ricos), a cenar en el lujoso Palacio Nacional, desde donde se promueve la práctica de la “pobreza franciscana”.
Nuevamente pidió a los empresarios comprar boletos de la Lotería Nacional, cuyo costo mínimo de la “aportación” (por escrito el compromiso) fue de 20, 25, 50 (o más) millones de pesos para ayudar a la Lotería Nacional. Vaya descarado “cochupo”.
Tratando de tocar las fibras “sensibles” de naturaleza social de los conservadores, para tratar de convencerlos de la legalidad del “cochupo”. Les dijo que el dinero sería para solventar gastos para construir la presa Santa María, en el Estado de Sinaloa, cuyo costo será de 8 mil millones de pesos, para captar agua que será destinada a 400 mil habitantes y riego para 24 mil hectáreas.
La rifa de la Lotería Nacional, se llevará a cabo el 15 de septiembre. Se rifarán “macro lotes” en el Estado de Sinaloa, donde gobierna el crimen organizado y dinero en efectivo ¿En su sano juicio alguien invierte varios cientos de millones de pesos en ese lugar? ¡Comprar de más para ganar menos, no es negocio de un empresario!
Los empresarios millonarios seguramente pagan millones de pesos por concepto de impuestos, por algo les pide la enorme suma de dinero ¿Por qué pedirles aportaciones fuera de la ley? La fachada de comprar boletos es el disfraz, el fondo de la petición de las “aportaciones” es una exacción y por lo tanto ilegal.
El pase de “charola” se ha institucionalizado en el gobierno de la 4T.
La mayoría de los medios de comunicación se fueron con la información de los nombres de los invitados y el contenido de la “carta” para la cena. Los tradicionales tamales, aguas frescas, pan, café y con clima frío. Ese fue el tema de fondo de muchos medios. Dejaron pasar el “cochupo” de los millones de pesos que pidió el presidente de la República a los empresarios, bajo el embaucamiento de la compra de boletos de la lotería. El objetivo fueron las “aportaciones”.
El presidente ha gastado miles de millones de dólares, obtenidos del presupuesto público, para destinarlos en obras inútiles y caprichosas.
Y, para una obra de carácter “social”, son los empresarios los que deben pagarla, no el gobierno de la federación, cuya responsabilidad está plasmada en la misma Constitución: el control de las aguas pluviales es del gobierno federal. Vaya manera perversa y gansteril de actuar del presidente López Obrador.
Claro, disfraza la extorsión por medio de la compra de boletos de la Lotería Nacional ¿Quién en su sano juicio compra 20 millones de pesos en “cachitos” de 500 pesos? Nadie ¿Por qué entonces pide a esos 60 empresarios que lo hagan? La exacción es una extorsión; cobro injusto y violento.
En el programa nacional de desarrollo del gobierno federal no contempló la construcción de obras hidráulicas; los problemas los ha dejado a los estados, ahí está Nuevo León, se pelean por el agua dada la escases. El patético y populista gobernador hace política y al igual que el presidente López, culpa al pasado. Otros se roban el agua.
López Obrador jamás implementó programa alguno para modernizar los sistemas de riego en el campo, donde existe un enorme desperdicio del líquido, mientras que el agua potable escasea. Nadie pidió un tren, tampoco era necesaria la construcción de la infraestructura. Para esa obra miles de millones de dólares. Será recordada como la peor obra del sexenio de la 4T, en mucho rebasa las torpezas de Dos Bocas y el AIFA.
La Lotería Nacional es usada para esquilmar a los empresarios. Lo mismo ha hecho con el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, hubo denuncia penal fundada y motivada del exdirector por los enormes robos que se dan en esa dependencia del Ejecutivo. Nada hizo el presidente. Por el contrario, fustigó y calificó de flojo al Doctor Jaime Cárdenas Gracia, denunciante que fue excluido del grupo selecto de amloistas.
Por cierto, en la mañanera de ayer, Andrés López Obrador, guardó distancia de todos aquellos que se dicen sus amigos y, según él, se aprovechan para obtener beneficios. En la historia en Querétaro, se guarda una frase dicha por un gobernador: “aquí el único que roba soy yo”. Seguramente el presidente sigue la misma filosofía.
Por eso no le alcanza el presupuesto aprobado y programado por la Cámara de Diputados, de ahí su política de racionar el dinero público, por eso la “austeridad republicana”, trastocada 3 años después para convertirla en “pobreza franciscana”.
Mientras el místico dejó la lujosa residencia de Los Pinos, para irse a vivir en un verdadero Palacio de la época Colonial, Palacio que fuera habitado por virreyes y emperadores. Terminaron mal los emperadores Agustín de Iturbide y el archiduque de Habsburgo, Maximiliano; ambos fueron fusilados ¿Se repetirá la historia?
El presidente López va por el segundo mega fraude de la Lotería Nacional. El primero, la “rifa del avión presidencial”. No fue negocio, prometió premios que nunca entregó; los 20 millones de pesos que darían a escuelas y hospitales no se entregaron, el presidente regaló boletos. Ante el fracaso de la venta de boletos, obligó a funcionarios y legisladores a comprar series completas y ni así le alcanzó.
Nuevamente ofrece dinero y bienes inmuebles por la compra de “cachitos”. El presidente sabelotodo, metido en la venta de boletos de la Lotería Nacional. Se avecina otro fracaso. Por eso se adelanta y esquilma a empresarios con exacciones ilegales disfrazadas de “apoyo social” de 20, 25, 50 o más millones de pesos. Nada de “cachitos” de 500 pesos.
Los empresarios están hartos de los abusos del gobierno de la 4T. Pero no pueden confrontarse con un presidente vengativo y traicionero que hace gala del abuso de poder que ejerce. Por eso acceden como “corderitos”, otra alusión que volvió a referir en la mañanera de ayer jueves, volvió a “balar” el presidente López. No paran los “cochupos” oficiales.
Héctor Parra Rodríguez