El Juego de las Sillas
No se ustedes pero a mí en lo personal, el juego de las sillas en fiestas infantiles, representaba un verdadero drama. Es que quedarse sin silla, previo a un enfrentamiento digno de Kubrik en Full Metal Jacket, era un horror. Eso sí, con La Chona de fondo y con sus debidas pausas.
Mi “yo” niño pensaba que eso era un drama, hasta que llegó el juego de las sillas en el Teatro de la República. Aquí no dejaron a nadie sin lugar, como a mí en los XV años de Espergencia (chulada), pero sí se puso sabroso arriba, abajo y enfrente.
A ver, el pasado domingo estuvieron los que tuvieron que estar, aunque todos atisbando de reojo para ver a donde habían puesto a cada quien.
Abajo no tuvo mucha ciencia, pues por lo menos distinguían las caras del Presidium. En luneta, Presidentes Municipales, Diputados Locales y Federales, Secretarios, etc. Sin novedad en el frente salvo honorsas excepciones. Atrás y arrriba fue el problema para muchos como Don Gil. Esas sí son señales comentan los que le saben, justito como las que se dieron en el escenario.
En resumen, los poderes estuvieron separados y no como quisieramos, sino por un largo trecho. Lo explico en términos teatrales, porque la política es un teatro. Don Andrecito en posición 0 (cero) y Santiago Creel y Norma Piña en quinta posición, derecha actor. Traducción: a la mera esquina.
Hasta eso tuvieron el tino de no mandar a Santi y Normis cruzando la calle, a La Mariposa, porque ahí si hubiera sido doble desdén: uno por parte de Andrecito; y otro, por parte de las longevas meseras.
¡Ah que 5 de febrero! Sillas, señales y fotos, ¡muchas fotos!
La política es un Partit de Costellada. La traducción al castellano sería como un “partidito” que se hace durante una carne asada; informal, entre amigos. Así es la política.
Fer Cañas