Voy a empezar siendo bien claro en estas lineas: los espectaculares en nada impactan al electorado en tiempos no electorales. Su único fin es hacerle ver al de enfrente, quien la tiene más grande y marcar territorio.
El ciudadano de a pie, poco o nada le interesa la Panadería del bueno, el Hospital “sin H”, Igor de Patolín, o el Tren del Chepe. Si les vendieron la idea de que así es, déjenme decirles que se les fue lana que bien pudieron ahorrar, para cuando los tiempos lo permitan, hacer trabajo en tierra.
Incluso desde la barrera el asunto se ve mucho mejor, pues los trolls del Twitter, atacan a los de otros colores, pero tapándose los ojos de lo que sucede en la propia cancha y que tiene la misma forma de jugarse. ¡Tantita madre, dirían en mi pueblo!
Pero bueno, eso también es otra realidad, ya que las “madrizas” tuiteras en nada impactan la decisión de los votantes. Su único fin es llenar de notificaciones con denostaciones sin sentido, la bandeja del contrincante. Fuera de ello, no impacta en nada. Y repito: ¡EN NADA! Otro gasto innecesario.
Pero quien soy yo para juzgar, un simple mortal que ve los toros desde la barrera con su torta de jamón y su Victoria de grosella en bolsa.
La política es un Partit de Costellada. La traducción al castellano sería como un “partidito” que se hace durante una carne asada; informal, entre amigos. Así es la política.