Por: OSCAR CELEDÓN.
Hace unos días, una querida amiga (Verónica), me envió el vídeo de un conocido analista político y economista, donde afirmaba que en las campañas políticas hay que dejar de lado (no preocuparse) a dos grupos de ciudadanos, los jóvenes y a las personas que nunca han votado. Sorpresa total!!!.
Él indicaba que era mucho trabajo abordar a esos grupos y que finalmente no sumaban mucho en la votación.
Con este predicamento no hay que realizar votaciones, simplemente deberíamos remitirnos al resultado de una elecciones anteriores y dar por hecho que se repetiría en la actualidad. Aquí surgen los primeros problemas, ¿Cuál elección pasada elegimos?. El PRI, obviamente, elegiría la elección del 2012 donde ganó Peña Nieto. El PAN la del 2000 con el triunfo de Fox y Morena la del 2018.
Ahora refutemos la afirmación enunciada al principio de este artículo.
En una elección estrecha, donde el ganador supera al segundo por un pequeño margen, los jóvenes y la gente que históricamente nunca ha votado, son los que te dan ese margen que otorga el triunfo. Ejemplos hay muchos, como el triunfo de François Mitterrand sobre el presidente Valéry Giscard d’Estaing, donde el candidato socialista uso de slogan “La force tranquille”, precisamente, para llamar la atención de los ciudadanos que no participaban en las elecciones de su país. En Chile para el plebiscito de Pinochet en el año 1988, la acción que permitió el triunfo de la oposición con la opción del “NO” y que Pinochet no pudiera hacer trampa, fue la alta votación registrada en esa elección, que superó 90% de la gente inscrita para votar, ¿Cómo puedes hacer trampa con esa altísima participación?, es imposible.
Con respecto a los jóvenes y para que no me digan “viejo” por los ejemplos anteriores, me remitiré a una elección del año pasado en Argentina donde ganó Gabriel Milei. Quienes permitieron a Milei pasar al balotaje (segunda vuelta) fueron los jóvenes, obteniendo un gran porcentaje de apoyo entre ellos, sin esa votación, la diferencia con la candidata Patricia Bullrich habría sido estrechísima y quién sabe si hubiese pasado a segunda vuelta.
De estos dos grupos que el analista, muy sonriente, quiere ignorar, los jóvenes son idealistas y los que no han participado anteriormente, generalmente tienden a apoyar a la opción contraria a la que gobierna. Si bien es cierto que se debe trabajar mucho más con ambos grupos y de manera segmentada, también es verdad, que si los convences de participar serán unos promotores activos del voto, inclusive, diría los mejores y más comprometidos con la campaña.
¿Cómo llegamos a los jóvenes?
Primero con un marketing específico para ellos, no me refiero a los candidatos haciendo el ridículo por tratar de bailar, hablar y moverse como los jóvenes, eso solo produce rechazo entre ellos, porque saben que los candidatos están actuando. Debemos comunicarnos con ellos a través de sus esperanzas e ilusiones como también de sus problemas y miedos, demostrar que los entendemos. Milei en TikTok, no bailó, no cantó, no saltó, les habló en 20 seg. de los temas que le importaban a los jóvenes.
Con respecto a las personas que tradicionalmente no votan, también, debemos realizar un marketing segmentado, tenemos que tener en cuenta que en este grupo hay mucha gente que está decepcionada de la política y también hay una gran cantidad de personas enojadas con el gobierno (cualquiera) lo que es muy atractivo para los candidatos que están en la oposición y deberían hacer un esfuerzo para atraerlos.
Como lo he dicho anteriormente los candidatos deben representar los sueños, ideales y esperanzas de la gente, además, de transmitirles que se preocuparán de sus problemas y miedos. En esto último, es muy importante recordarles porque están enojados con el gobierno y que nos preocuparemos de solucionar esos problemas dentro de lo posible.
Siempre en las campañas que participo, nos dedicamos a aumentar el porcentaje de participación en las votaciones y de ese aumento, la mayoría vota por nuestro candidato, En al aumento de votación, tomamos por sorpresa a los contrarios, ya que ellos sacaron “sus cuentas” con las tradicionales participaciones y no con un aumente de ellas.
También, debemos recordar que el candidato debe ser un líder efectivo, que estimule a las personas para que rindan de manera excepcional, en contiendas electorales cerradas, el rendimiento excepcional no es un lujo, es la supervivencia que implica el triunfo.