VICTORIAS Y LÁGRIMAS. Después de tanta presunción y baladronadas del Ángel de la Justica, la realidad lo alcanzó hace ya casi 36 horas. De nada le sirvió ser queretano por resolución judicial o vencer 53 mil denuncias que le metieron. Tampoco le infló sus números el showcito ese de llevar garrafones de agua al debate de la UAQ para resaltar la “pribatisazión dhel hagua”. No, nada de ello. Con casi medio millón de votos (histórico), Guadalupe Murguía y Agustín Dorantes se alzaron con la victoria en la carrera por el Senado; la combinación de la experiencia con la sólida estructura que el joven exlíder estatal tiene en el bolsillo, hundieron al dúo morenista, cuya cabeza de fórmula se echó a la hamaca desde el primer día de campaña, pues su posición, de cualquier modo, estaba asegurada. Agustín (hay que decirlo) logró rescatar a los desprotegidos y a quienes estaban tirados al piso después de algunas fatídicas decisiones interiores; quedó probada su capacidad de hacer cicatrización. Es, en términos de marcas, quizá más favorecido que el propio PAN (tranquilos, no hagamos olas), solo ponderamos que es el actor más posicionado y que hoy está más cerca que cualquier otro de poder tomar la estafeta siguiente. No nos hagamos, ya sabemos de qué hablo.
Y HABLANDO DE. Justamente hablando de quien dice que de no haber sido por el faltante de los votos del Verde y del PT, quizá, solo quizá, estaría alzándose con la victoria rumbo al Senado, trascendió que estaría echando a andar un negocio con los candidatos que se quedaron en la raya, pues tuvo encerrona con ellos y les ofertó la promesa de darles respaldo jurídico para impugnar, con miras a tener un pacto de apoyo rumbo al 2027. Su “valor agregado”, dice, es que tiene en la bolsa a las autoridades del Tribunal Electoral. Y no faltó uno que otro párvulo que se la compró, como Juan Alvarado en San Juan del Río. Aún no es 28 de diciembre, manos. Y todavía hubo unos aventurados que se echaron la puntada de afirmar que gracias a Santiago hubo candidatos ganadores en Morena, o sea, la panacea. Compartan pa’ estar iguales.
CAPITAL. Eso de andar como bravucón de cantina, pateando la mesa de reporteros y escondiendo su millonario patrimonio, fueron solo algunos elementos que no gustaron al queretano y que le dieron un triunfo por demás contundente a FeliFer Macías. Hace apenas 3 años Luis Nava aplastaba a Maximiliano con 183 mil votos frente a 104 mil del morenista; en esta ocasión, el joven abogado remató a Tapia Franco con 241 mil sufragios, mientras que el campanerense alcanzó los 193 mil. Influyen, claro está, variables como las alianzas de aquél entonces y las de este momento, así como el hecho de que en el 2021 hubo más chiquillada que dispersó el voto. Pero entre todo esto hay algo que se debe tomar para la reflexión: Morena es una marca que pesa y que con un buen candidato, sin antecedentes de corrupción, y bien financiado, pudiera ocurrir alguna sorpresa en unos años. Nomás para tenerlo en el radar y no descuidar esa parte, por lo demás FeliFer demostró además prudencia al no hacer el escándalo de irse a celebrar a alguna plaza, por el contrario, hizo un llamado a la estructura para permanecer al pie del cañón resguardando el voto. Joven madurez.
LO MALO. La legislatura, hasta este momento, se pierde para el PAN con 7 curules frente a 8 de Morena. Está bien clarito: es un voto de castigo. Lo que también es clarito pero hasta ahora no muchos se animan a decir es el nombre del autor de esta mala jugada. Otra cosa que poquitos dicen en voz baja es que no se sintieron respaldados. Esta película la vi en el 2014-2015 y el resultado fue fatídico para Roberto Loyola y el PRI. No lo haga, compa.
LO MALÍSIMO. Lo vamos a decir aunque arda: Gilberto Herrera Ruiz es, hoy por hoy, un prospecto de candidato a Gobernador. Entre los marrones es el más beneficiado. Imagínese a Sergio Jerónimo de Secretario de Educación o a Alicia Colchado de Secretaria de Desarrollo Social, o a Pablo González Loyola como Director del Registro Civil. Sería el rencor y en resentimiento arribando al poder. Un gobierno así ni regalado, canijos.