“Podrá haber políticos presos, pero no presos políticos”, con esa frase rebuscada el presidente de la República, Manuel López, pretende meter a la cárcel a Ricardo Anaya Cortés, quien ha tenido que huir del país, antes de ser encarcelado y, desde ahí preparar su defensa. La sevicia como instrumento político.
AMLO viola todos los procedimientos de la procuración e impartición de justicia, se erige en el “gran jurado”. Con manipuladoras frases, induce a la opinión pública: “el que nada debe, nada teme” ¡Y a la cárcel! Como Rosario Robles, que se defiendan desde la prisión ¿Y la presunción de inocencia dónde queda para el presidente? Claro, para él no existe ese derecho humano previsto en la Constitución en materia penal.
AMLO sugiere que cualquier imputado prueba su inocencia. Así no funciona el derecho humano de presunción de inocencia. Lo tergiversa, lo invierte y lo pervierte. Ese principio es todo lo contrario. La autoridad persecutora, entiéndase el Ministerio Pública, alias Fiscalía, es la responsable de demostrar la culpabilidad, mientras que el imputado se defenderá; no como lo interpreta y pervierte el presidente: ¡Que demuestre su inocencia!
Andrés López asume actitudes gansteriles fuera de la competencia que le otorga la Constitución y leyes secundarias. Él no tiene facultad alguna para entrometerse en asuntos de naturaleza penal, tampoco para “sugerir” quién es inocente y quién es culpable, tal como los hace en sus conferencias mañaneras o de paseo durante los fines de semana. En el caso de Ricardo Anaya Cortés, la instancia competente guarda silencio, el Fiscal Alejandro Gertz Manero, ayudante de López, no se mete en problemas.
AMLO, además de buscar la distracción de los mexicanos, con temas intrascendentes, pretende eliminar a todo aquel que “opaque y disminuya su popularidad”. En el caso de Ricardo Anaya, éste ideó tener presencia en redes sociales y lo logró; millones de seguidores han estado atentos a sus comentarios y confrontación con el presidente de la República; panista contestatario que “barre y trapea” con sus conocimientos y discursos, destroza las falacias que acostumbra verter el imprudente de López Obrador. Por cierto, lo “barre de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba”; eso incomoda al neófito del presidente, al menos en materia jurídica ¿Recuerdan los debates entre ambos contendientes? Ricardo siempre dejó en ridículo al hoy presidente. Otra razón más para vengarse de su rival y meterlo a la cárcel.
Y, políticamente Anaya Cortés, le da una “tunda”, sea como respuesta, sea con otra información de las atrocidades que comete AMLO durante el ejercicio de su mandato. Todo ello, por supuesto le incomodó al presidente, de ahí que haya sacado del “congelador” la denuncia que carece de pruebas, son solo dichos de quien lo acusó desde la campaña de 2018, sumado a la de Lozoya.
Por cierto, la primera denuncia de hechos fue presentada ante el “encargado del despacho de la Procuraduría General de Justicia, antes PGR, dado que el “Fiscal carnal” no había sido nombrado, mientras que el tibio y corrupto de Peña, no se atrevió a proponer, teniendo mayoría en el Senado, al primer Fiscal. Dejó la plaza para que la ocupara gente de la 4T. Los contubernios y las tibiezas. Ahora el FG, junto con AMLO destrozan la procuración de justicia combatiendo a los enemigos políticos.
Ricardo Anaya Cortés, volvió a darle una “tunda” a López Obrador, cuando refiere a Benito Juárez y a Francisco I Madero, emblemas del gobierno de la 4T, al referir que, al igual que ellos, tenía que “huir del país para no ser encarcelado injustamente”. Anaya prometiendo regresar pronto, como lo hicieron aquellos para después gobernar. Argumento que seguramente le “cayó como anillo al dedo” al presidente de la República, proclive a encarcelar o intimidar a sus enemigos políticos, a los que él llama: políticos presos, no presos políticos. El primer no existe en el lenguaje del Derecho Penal. Subterfugios lingüísticos de López, engaño semántico.
El escenario no es casual y sí causal. AMLO no quiere sombras en su camino a la reelección. Igual, con subterfugios califica como “confirmación de mandato”, no “revocación de mandato”, acción que encamina a su realización, acomodando a su antojo la norma. Sus aliados preparan la ley secundaria que norme el procedimiento. Pero se molestan con el INE por preparar la reglamentación, dado que aquellos alistan la ley, algo que no agradó a los morenistas que impulsan cambios en el organismo electoral.
Nada impide al INE crear su reglamentación ante la falta de ley reglamentaria. Son previsores, no esperan a que incumplan los legisladores como tantas veces lo han hecho ¿Recuerdan que los diputados que ya se van debieron transparentar los ingresos de AMLO y nunca lo hicieron? O ¿Qué esos mismos debieron expedir la ley reglamentaria de la revocación de mandato y no lo hicieron? Bueno, por esa razón en el INE se preparan, dado que la Constitución les impone la obligación de llevar a cabo el procedimiento y sin normas que regulen el mismo. El caos es la principal herramienta de Morena, como acostumbra López Obrador y su pandilla.
Conclusión. Ricardo Anaya Cortés, sí es “perseguido político” del régimen que encabeza Andrés Manuel López Obrador. El presidente, por su parte, confirma su naturaleza humana bañada de odio y deseos de venganza, además de su ignorancia jurídica. AMLO no debe olvidar el principio universal de la presunción de inocencia. Hasta hoy, no hay pruebas de culpabilidad en contra de su “enemigo político”.
La intención de López: quitarle los derechos políticos a Ricardo Anaya Cortés, para inhabilitarlo en la próxima contienda electoral ¡Ya fue citado para que se presente el próximo jueves en el reclusorio norte, en las instalaciones de la cárcel! Los delitos que le imputan merecen prisión preventiva. El exilio político es la salida inmediata. Tope donde tope, amenazó Anaya a López Obrador ¿Y los problemas nacionales? ¿Los desastres en Veracruz?
Héctor Parra Rodríguez
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