En el Cielo, Sumargá, Tushita, Mictlan o cualquier paraíso no terrenal que sirva de albergue “post mortem” ¿Hay Wii-fi? Yahvé, Lama, Buda, Mictecacíhuatl o cualquier ente divino a quien se le atribuya la salvación del hombre ¿Tiene un comunity manager encargado de supervisar los “me gusta” en publicaciones dirigidas a los muertos? Estoy seguro que no, y no, no soy ateo, para nada, soy católico apostólico y romano como el 77% de la población de este país, con la excepción de no ser guadalupano ferviente, es más, tengo serias dudas respecto al culto, pero quizá eso lo aborde en otra ocasión. En verdad me cuesta mucho digerir mensajes de duelo en redes sociales , más aún, si estos van dirigidos directamente al difunto en cuestión, por ejemplo: Papá me haces mucha falta, mismo, que invariablemente irá acompañado de una foto del finado ; créame, la única forma qué puedo visualizar la escena es la siguiente : Un ente etéreo con un “muertofóno” en mano, revisa la publicación de la hija que en vida, le cuestionaba qué en su viudez , decidió darse a la tarea de coger como conejo, situación que desencadenó un agudo cuadro sifilítico , que terminó con cáncer de próstata llevándolo a la muerte; no sé si a usted le interese cuanto extrañan al muerto , es más, estoy seguro que ni lo conocía, pues la autora del mensaje, apareció un día solicitando su amistad en Facebook y la aceptó como amiga genérica , de esas que sirven para presumir en el mercado del “Like”; no sé si a usted, pero a mí me tiene sin cuidado el cuanto extrañen al finado , si lo amaban, si tenían una relación incestuosa o socrática, son cosas que a nadie le importan, bueno si, si importan a él o la que lo pública , es su forma de cotizar en el mercado de la atención, es la forma de mostrar cuan bueno es a través de corazoncitos hipócritas y en su mayoría mecanizados , porque en sentido literal , es un “me gusta” al sufrimiento o ¿Apoco no se había dado cuenta? Le explico: “Pancho postea que extraña a Martina que se cuajó ayer” ¿Cómo no? Si le calentaba las patitas cuando llegaba ebrio y se la curaba al otro día ¡Hay que darle me gusta! Claro, me gusta que sufra, me gusta que extrañe, por lo menos ahora el “Face” da la opción de me importa, como una alternativa diplomática, pero igual de intrascendente, farsante y fingida que el me gusta primigenio .
Otra forma de “ciber-luto” es la publicación de esquelas, aunque siendo honesto , estas pueden encontrar su justificación en la evolución de los medios a electrónicos y las formas de comunicación , verá; antes, las condolencias hipócritas originadas por el acuerdo social, se publicaban en el periódico, si usted no recuerda porque es muy joven, eran unos textos en blanco y negro que ocupaban 1/8, ¼ o cuando se trataba de un muerto pudiente media plana de los diarios de mayor circulación y versaban más o menos así: Fulano de tal se une a la pena que embarga a la familia perengana , por la muerte de zutano, descanse en paz , y al final agregaban alguna cita bíblica referente a la resurrección ; pero hoy, están las redes sociales que son expeditas , gratuitas y ecológicas ¿Para qué pagar en un periódico? Eso es muy ochentero, además ahí no hay comentarios solidarios, ni caritas tristes con lagrimitas animadas, tampoco se puede compartir, pero lo más importante ¡No le garantiza atención! El único y verdadero motivo de postear a los difuntos en redes, es la atención, no importa que nadie se entere de la muerte del difunto, lo que importa, es a quien le importaba que se murió y lo hizo público.
Alguna ocasión; me tocó estar al lado de un conocido, si conocido , no amigo , amigos tengo pocos y la mayoría comparten mis modos ácidos y amargosos por lo que difícilmente harían lo que describo a continuación: Me encontraba justo frente a él en su privado , cuando recibió una llamada para enterarle la muerte de un tío lejano , al menos así me lo expresó , no habían pasado 10 segundos, cuando aquel regordete y sonrojado sonorense , tomó el móvil para escribir en Facebook cuanto le dolía la muerte de su tío Odilón, al que por cierto , no veía desde hacía más de 20 años y cuyos únicos recuerdos, eran un raspado de limón descolorido y desabrido, que le había invitado a todos los sobrinos en el jardín principal de un pueblo de Jalisco , al que solo había ido una vez a un funeral , el de la abuela Otilia; Pero eso no importó, si usted hubiera visto la publicación que emanó de esos dedos chatos y regordetes , pensaría que el Tío Odilón , cargaba a Betito en su regazo cantándole las más dulces coplas infantiles, y no, que el tío era un viejo cabrón, avaro y ojete , que el día que le invitó el raspado llegó a cobrárselo a la mamá de Betito ,porque el escuincle había hecho berrinche , aunque no fue cierto, pero 10 pesos eran 10 pesos; en ese momento, comprobé dos cosas que siempre he pensado: “Que no hay muerto malo” y que, “lo importante no es el muerto sino cuanto dolor muestres públicamente”.
Seguro estoy, que el día que muera alguien pondrá en Facebook: “Me uno a la pena que embarga a la familia de ese güey” , “te extraño”, o lanzará un post con virtudes que ni yo mismo conocía; por lo que desde ahora , juro solemnemente, que si lo puedo leer desde el otro mundo; me las ingeniaré para regresar al plano terrenal y haciendo uso de los más conocidos clichés de películas de terror , arrastraré una silla, tiraré un vaso y me apareceré en un espejo , para con voz cavernosa decirle: “Me hablaban”.
Twitter: @Ale_Olvera77