Legislatura de la Transición
Por Waltter López, vocero del Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación y el Estado Laico
El bochornoso espectáculo vivido el martes 30 de septiembre en la LXI Legislatura, durante la elección de la nueva mesa directiva, confirmó lo que muchos ya veíamos venir: la parálisis y el encono marcan el primer año de este Congreso.
No es la primera crisis. Desde su inicio, la Legislatura tardó un mes en conformar comisiones y después cayó en el estancamiento, con discusiones plagadas de gritos y descalificaciones. Ahora, con un calendario electoral que se avecina y un PVEM convertido en bisagra de la mayoría simple, las tensiones se han desbordado.
Lo grave no es la confrontación política —natural en un Congreso plural—, sino la incapacidad de procesarla con profesionalismo. La ciudadanía merece debates claros, acuerdos a la luz del día y votaciones institucionales, no trifulcas machistas ni arreglos en lo oscurito.
La pluralidad fue un mandato ciudadano: un voto basta para construir mayorías. Toca a las diputaciones entender que están en una legislatura de transición y que, si no hay acuerdos, la política se resuelve en las urnas del pleno, ganando o perdiendo con dignidad.
Mientras tanto, la ciudadanía debe reconocer que la democracia representativa está en crisis. Es momento de voltear hacia los nuevos mecanismos de participación y empezar a ejercerlos masivamente. Porque si las diputaciones no están a la altura, será la sociedad quien marque el rumbo.