El pasado 15 de septiembre el presidente de la República, engaño a propios y a extraños con la rifa del “avión presidencial”, aeronave que no es propiedad del Estado Mexicano y tampoco la rifó.
Luego seguiría en engaño en la entrega de los premios en efectivo. Toda vez que no se vendieron todos los boletos de la fraudulenta rifa, el presidente ordenó regalar boletos a instituciones educativas y hospitalarias. A un año de distancia, todos los premios no se han entregado, consistieron en 20 millones de pesos en efectivo para las instituciones. Margarita González, directora de la Lotería Nacional, en junio pasado reconoció que aún no se entregaban todos los premios. Y, respecto a las ganancias hasta hoy es una incógnita. La periodista Azucena Uresti, documentó las irregularidades sobre la “entrega de los premios en efectivo para las instituciones” ¿De dónde sale el dinero si no se venden todos los boletos? El negocio no es negocio, López saca dinero de la hacienda pública.
Esta vez rifarán bienes con un valor de 250 millones de pesos (sin comprobar), entre los que se encuentran objetos confiscados, los cuales debieran estar bajo la administración del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. La pretensión, vender 2 millones de boletos, conocidos como “cachitos”, con valor de 250 pesos cada uno ¡Otro fracaso de rifa! Al no poder vender los boletos, funcionarios del gobierno de la 4T, obligaron a sus empleados a comprar los “cachitos”, so pena de ser castigados. Así la delincuencia al interior de las filas del gobierno federal. No solo les quitan prestaciones para apoyar los gastos del López Obrador, ahora los obligan a participar en la rifa como mecanismo para alcanzar la “austeridad republicana”.
Existen un cúmulo de artículos en la legislación federal en los que no se prevé la facultad del presidente de la República, para rifar bienes confiscados a la delincuencia. Entre la normatividad vigente (por cierto, creada por la actual administración) que adolece de la atribución para rifar bienes usados y confiscados, están el Estatuto Orgánico de Pronósticos para la Asistencia Pública; el Reglamento Interior del Gabinete Social de la Presidencia de la República; el Decreto que abrogó la Ley Orgánica de la Lotería Nacional; la Ley Nacional de Extinción de Dominio; Las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; y la amorfa Ley de la Lotería Nacional, que se rige por la Ley de Pronósticos para la Asistencia Pública, aunque continúe llamándose Lotería Nacional.
Al igual que no existe atribución para rifar bienes confiscados, tampoco se prevé la rifa de “palcos en un estadio”. Total, todo un fraude para la “asistencia pública”, promovido desde la cúpula de la presidencia de la República. Otra madeja de trampas de Andrés Manuel López Obrador.
¿Cuál fue el garlito (trampa) para su segunda rifa fraudulenta? ¡Regalar dinero a los deportistas que acudieron a los juegos olímpicos y paralímpicos en Japón! ¿No le alcanza el dinero de su partida secreta? ¿Acaso no ha afirmado el presidente que tiene dinero ilimitado para los damnificados? No cabe duda que Andrés Manuel López Obrador, es un mago para los fraudes, así como para el manejo del dinero, nadie sabe bien a bien en qué se gasta los miles de millones de pesos que él, solo él, administra caprichosamente.
Recordemos que el mismo Doctor en Derecho, Jaime Cárdenas Gracia, entonces director del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, se vio obligado a renunciar al “descubrir” que la cueva de ladrones estaba en el mismo Instituto, donde se roban las valiosas joyas confiscadas, los funcionarios se quedan con los bienes lujosos y demás; Jaime denunció ante Alejandro Gertz Manero, los abusos, los robos y, como era de suponerse no prosperó la denuncia penal. El presidente, en lugar de ordenar una exhaustiva investigación, prefirió denostar a su antiguo aliado por haber hecho la denuncia.
Así pues, por segunda ocasión este 15 de septiembre, la Lotería nacional rifará bienes en especie que legalmente no puede rifar y dinero en efectivo, hasta alcanzar los 250 millones de pesos. Esta vez no perderán, como sucedió con la falsa rifa del avión. Los bienes son producto de la delincuencia, sin costo alguno para el gobierno. 22 inmuebles, entre ellos: casas, departamentos, ranchos, predios; el palco en el Estadio Azteca con vigencia al 2065 (seguramente es donación los dueños). Como el “pueblo bueno y sabio” no quiso comprar boletos, López Obrador obligó a la burocracia federal a comprar boletos, todo para regalar dinero en efectivo a los atletas olímpicos, aquellos que despreciaron viajar en el avión presidencial. Otro turbio negocio del gobierno federal o del presidente López, utilizando a las instituciones para su beneficio.
Para corregir los vicios legales, ayer 14 de septiembre publicaron reformas legales para legitimar la rifa de los bienes confiscados y entra en vigor el día 15; adecuaron la Ley General de Bienes Nacionales y la Ley General para la Administración y Enajenación de Bienes Nacionales ¡El fraude se consumó y se reconoció! De que son tramposos, son tramposos. El problema ya existe, los actos fraudulentos iniciaron antes de la nueva norma, estos actos no los consideraron en los artículos transitorios.
Terminada la fraudulenta rifa, el presidente Andrés López Obrador, festejará de la mano, brindará, cenará en el mismo plato con el dictador y violador de derechos humanos, con Miguel Díaz-Canel presidente cubano ¡Mientras los muertos y damnificados por las lluvias sufren su desgracia! Disfrutarán de los festejos del 15 de septiembre con cargo al erario ¡Vergonzosa afrenta a la democracia y a los mexicanos!
Héctor Parra Rodríguez
Twitter: @HectorParraRgz