El presidente de la República festejó la comisión del delito de coalición de servidores públicos, al emitir en tiempos de veda política, un documento de apoyo a su iniciativa de contrarreforma electoral, firmado por 18 gobernadores morenistas.
Apoyo político que no sirve absolutamente para nada en el ámbito legislativo. Los gobernadores no participan en el proceso legislativo. Además, nadie aborda el contenido de la iniciativa, cuya redacción está pésima y es confiscatoria. Por eso tuvo que venir John Kerry, enviado del presidente Joe Biden, para tratar el asunto de las energías limpias. El mismo coordinador de la bancada de Morena en el Senado ha sugerido la necesidad de meterle mano a la iniciativa de López para que pueda ser aprobada; tal y como está, “sin moverle una coma”, no pasará. Los gobernadores simplemente se coluden para violar la Constitución, su participación es inocua, presionan con su panfleto.
A nadie le importa cumplir con las prohibiciones establecidas en la Constitución en materia de “revocación de mandato”, excepción hecha del INE. Claudia Sheimbaum de manera singular habla de “amor y más amor” por parte de la 4T, reiterando su respaldo a la iniciativa de López Obrador. Saben bien que no hay autoridad legal ni moral que los pueda sancionar. El Fiscal General, ciego ante la transgresión de la Carta Magna; total, la ley reglamentaria es omisa y no contempla ninguna sanción ¿Y la penal?
Olvidan que está el Código Penal Federal y otras normas que sancionan, entre diversos delitos cometidos por AMLO, ahora acompasado por sus huestes: como coalición de servidores públicos. En el caso, los 18 gobernadores se coaligan para violar la Constitución, ahí se configura la comisión del ilícito. El poder político encabezado por el presidente de la República, hoy puede violentar cualquier norma y no hay consecuencias; de ahí que los gobernadores de su movimiento adopten su misma conducta. Entre tanto, la gobernadora de Nayarit, está pensando en renunciar al cargo, fue amenazada por la delincuencia organizada. De tal suerte que, para unos no hay justicia y para otros es implacable ¿Rosario Robles o Alejandra viuda de Gertz?
Como el presidente está perdiendo el “debate público” por los abusos cometidos en contra del periodista Carlos Loret de Mola. AMLO no cesa en tratar el tema e insiste en la comisión de varios delitos.
La familia López metida en problemas de corrupción, se defienden como “gastos boca arriba”. La nuera, antes desconocida públicamente, ha tenido que salir a la luz pública, para justificar que ella ha sido la de los negocios con la petrolera causante del embrollo, por hacer uso del tráfico de influencias. La señora tuvo que hacer una relatoría de su historia personal desde sus orígenes, como estudiante becaria hasta llegar a convertirse en empresaria y “lobista”; todo está publicado en redes sociales. Literalmente inconcebible, da a entender (no lo confiesa por supuesto) que ella ha mantenido al haragán de su esposo, quien curiosamente es el hijo del presidente López Obrador ¿Coincidencia?
Bueno, ante el ocio que caracteriza al presidente, en la mañanera de ayer lunes, llegó al extremo de acusar que en el “mitin virtual” de más de 60 mil asistentes, seguramente hubo “bots”. En eso se entretiene el inútil del “primer mandatario”. Todo para minimizar el enorme impacto y enojo que han causado sus abusos, los cuales suelen trascender y afectar a muchas otras personas, no solo al sector del periodismo. El ocio lo turba e involucra en todo, por eso no puede gobernar, además es un inepto para ello.
AMLO no deja trabajar a “sus secretarios”, en todas las áreas opina y decide, sea de cualquier naturaleza. Por eso metió en más problemas a su hijo José Ramón, cuando lanzó al pódium al director de Pemex, para que explicara lo relacionado con la empresa con la que sostienen negocios con la nuera. El director no sabía que decir, lo tomó por sorpresa, tardó en asimilar la encomienda, bajando la cabeza desde la silla en que se encontraba, para luego levantarse y caminar pausadamente hasta llegar al micrófono del presidente, seguramente pensando qué iba a decir. Todo un desastre público. Tratando de salvar a su vástago terminó por hundirlo más en el lodazal.
AMLO creó el embrollo del cual no puede salir. Cada vez que se mueve se hunde más, a pesar de tener un enorme poder. Esta vez ha perdido la mediatización y manipulación de la agenda pública.
Héctor Parra Rodríguez