Silvano Aureoles Conejo, exgobernador de Michoacán, lo dejó bien claro. Afirmó que Morena es un narco-partido.
Silvano Aureoles consiguió suficientes pruebas para demostrar que la delincuencia organizada había operado en su Estado, en apoyo a los candidatos de Morena. Muchos candidatos de la oposición que se resistieron, fueron asesinados. AMLO dijo que era normal en tiempos de elecciones ¡Por favor! A ese grado la alianza entre el presidente y la delincuencia.
No fue “gratis” la orden del presidente de la República, de ordenar dejar en libertad a Ovidio Guzmán, cuando fue detenido por elementos del Ejército. Delincuente perseguido por la justicia norteamericana, bajo orden de aprehensión. En México el gobierno de la 4T, no lo persigue.
Tampoco fue visita de cortesía la realizada por el presidente de la República, a la mamá del “Chapo Guzmán”, en plena sierra de Sinaloa. Comió con delincuentes, hechos que quedó registrado. Todo un contubernio.
Silvano Aureoles fue el único que se atrevió a llevar pruebas al presidente López Obrador y éste, para encubrir a los delincuentes se negó a recibir a Silvano. AMLO argumentó que no era ministerio público. Con esa desfachatez.
Lo mismo sucedió en el Estado de Sinaloa, de ahí que López haya premiado al exgobernador Quirino Ordaz con una Embajada. Facilitó el triunfo de Morena en su Estado.
Así ha venido trabajando “políticamente” tanto López Obrador, como Morena para ganar cargos de elección popular en Estados en donde es evidente el control de la delincuencia organizada. Para los delincuentes abrazos; para políticos reacios balazos.
De manera por demás ilegal y cínicamente, el presidente de la República continúa en abierta campaña político-electoral. Así lo demostró una vez más en la visita a una de sus obras insignes, la refinería de Dos Bocas, en Paraíso Tabasco. Según él festejó el “día del trabajo”, cuando en su vida ha logrado producir un solo peso al SAT; él mismo confesó que durante los últimos años vivió de “apoyos”, dinero que le depositaban en un Banco ¿Quiénes le daban dinero? Delincuente confeso, lavó dinero y evadió impuestos.
Ante los empleados que construyen la refinería de Dos Bocas, la que por cierto ya agotó el presupuesto de 9 mil millones de dólares y aún no la terminan, el presidente López, afirmó que continuarán ganando elecciones por “paliza”. A fin de cuentas, aficionado al beisbol.
De las elecciones de 2018 a 2021, AMO y su movimiento han venido perdiendo votos y espacios en lugares en donde no controla la delincuencia organizada. Su retórica de triunfo es tan falsa como el mismo presidente que no ha cumplido sus promesas, razón por la cual el “pueblo” no lo apoya como lo hizo en la elección de 2018. Fehaciente prueba fue la capital de la República, perdió la mitad de los ayuntamientos, lugar en donde desgobierna su preferida para sucederlo en el poder. Por eso “arenga” a sus seguidores y los engaña de ganar por “palizas” las elecciones del 2024.
Entre decepcionados, la oposición unida, más la sociedad organizada AMLO y su partido no tienen la menor oportunidad de triunfo, si participan limpiamente, sin el apoyo de la delincuencia organizada ¿Cuántos muerto más habrá en las elecciones del 2024? Para el presidente es normal que asesinen en tiempos electorales.
Así de clara la advertencia. Entre candidatos y políticos, fueron asesinados 102 personas, algo normal para Andrés López Obrador. Afirmación que confirma su alianza con la delincuencia, cuando que, su obligación es otorgar seguridad pública en todo el territorio nacional, no justificar como algo normal el asesinato de candidatos, políticos y defensores de derechos humanos.
No paso por alto que los empleados del gobierno federal tienen prohibido hacer promoción política, mediática o de difusión de obras en tiempos electorales; AMLO no respeta ni la Constitución ni las leyes electorales. Hay proceso electoral en 6 Estados; Durango, Aguascalientes, Hidalgo, Tamaulipas, Oaxaca y Quintana Roo. Y López en cínica campaña de promoción política.
¡Reina el caos en México!
AMLO y su partido, aliados de la delincuencia, asesinatos que son considerados como normales, ningún respeto por el Estado de Derecho, violación de sentencias firmes, robo al erario descaradamente. Y lo que falta por ver del gobierno de la transformación.
Héctor Parra Rodríguez