El presidente López Obrador no sabe contar el número de fallecidos por la pandemia, tampoco sabe contar el número de homicidios durante sus 4 años de gobierno y así quiere contar los votos en las elecciones constitucionales.
Un “monstruo” las marchas del pasado domingo. Ni los cálculos de los organizadores imaginaron el éxito que tuvo la convocatoria para defender al organismo ciudadano responsable de conducir los procesos electorales; institución reconocida internacionalmente por su eficiencia y honestidad de su trabajo; el INE tiene la responsabilidad de tutelar y fortalecer subsistencia de la democracia en México.
Dos días después de las marchas (AMLO ignoró a las manifestaciones en los estados) la disputa sigue siendo por el número de asistentes a las marchas en defensa del INE, es el miope y manipulador enfoque del presidente López; quien, sin lograrlo, pretende deslegitimar con insultos a los miles y miles de asistentes voluntarios.
La ridiculez de subestimar la fuerza ciudadana, esta vez no le dio resultado, los ciudadanos superan en mucho los insultos del picapleitos.
El ridículo de Martí Batres, calculó de 10 a 12 mil los asistentes; para el presidente fueron de 50 a 60 mil, aunque al día siguiente redujo el número; los expertos y por medios racionales y técnicos, basados en la realidad, tomaron en consideración la mancha urbana, la distancia que abarcó, el ancho de las avenidas, así como los espacios ocupados por los miles de manifestantes en la CdMx (los videos de los drones sirvieron para emitir cálculos, así como las imágenes de Google), lo que les permitió emitir estimaciones de los presentes a la marcha; aun ellos no se pusieron de acuerdo; sin embargo los cálculos fueron de poco más de 300 mil a la cifra que rebasó los 600 mil los asistentes. La verdad es inocultable.
Las marchas tienen múltiples interpretaciones para los analistas, aunque la conclusión radica en el hartazgo de los ciudadanos hacia los abusos del presidente al intentar destruir la institución democrática que fue formada a través del tiempo, principalmente por los ciudadanos y todas las fuerzas políticas, rebasando al gobierno quien era el titular de los procesos electorales y de los abusos en los tiempos de la “democracia perfecta”.
Solo el partido del gobierno ganaba elecciones municipales, estatales y federales; es lo mismo que pretende el presidente López Obrador: controlar y manipular los procesos electorales.
Este martes 15, Andrés López Obrador, se dio por vencido con los resultados de la marcha y la suma de la oposición a la misma. Adelantó que, de no pasar su reforma constitucional se irá sobre las leyes electorales secundarias, en donde no requiere la mayoría calificada. Sin embargo, sus aliados no comulgan con la idea del presidente, dado que, de prosperar las violaciones constitucionales, ellos mismos pierden. Desaparecería el PT y Verde Ecologista, de paso los partidos locales.
AMLO amenazó en la mañanera de seguir la misma ruta para la reforma eléctrica.
Entonces no prosperó su reforma constitucional y trastocó las leyes secundarias; varios de los serviles ministros impidieron que se declararan inconstitucionales las leyes que hoy son impugnadas por los EUA y Canadá, al violar el T-MEC.
Hacia allá enfoca sus intereses personales el presidente. Violar la Constitución al reformar leyes secundarias y esperar el apoyo de los lacayos ministros que él impuso en la SCJN, quienes al final también perderían el equilibrio del Poder Público que les concede la Constitución, al fortalecer el poder presidencial en detrimento de las funciones jurisdiccionales.
Lo cierto que, los miles y miles de manifestantes a todo lo largo y ancho de la República Mexicana, son una prueba clara que, Morena no tiene seguro el triunfo en la elección del 2024, por eso la tozudez del presidente en pretender derrotar al pueblo de México por medio de sus reformas.
La sociedad organizada demostró que ella es la que otorga triunfos y derrotas; acorde con las mega manifestaciones populares, todo indica que la mayoría de los mexicanos están hastiados de los pésimos resultados del gobierno de la 4T. 4 años de promesas incumplidas. 4 años de destrucción de las instituciones. 4 años empobreciendo a los mexicanos. 4 años de mentiras. 4 años de corrupción. 4 años deteriorando la educación. 4 años de delincuencia organizada. En fin, 4 años de fracasos.
El mensaje también fue para la oposición política. O se organizan o pierden la elección del 2024 al no encontrar la fórmula de ir juntos en contra de los abusos del presidente Andrés López Obrador. Empezando por las elecciones en el Estado de México y Chihuahua, para el año próximo.
Insisto. Son muchas lecturas del resultado que arrojaron las multitudinarias marchas del pasado domingo.
Una de ellas, la más contundente, que los ciudadanos organizados pasaron por encima de López Obrador, quien menospreció el poder popular ¡Los insultos de AMLO hacia millones de mexicanos también causaron efectos! Andrés Manuel fue derrotado por la realidad.
Héctor Parra Rodríguez