En la anterior Columna comenté con ustedes una parte de la problemática que viven los magistrados de la Sala Superior del TEPJF, en gran medida propiciados por el detestable presidente de la República, aludí que el tema da para más. Me quedo corto, el problema propiciado por Andrés Manuel López Obrador, cimbra los cimientos del Poder Judicial, da para una tesis doctoral.
El interés de AMLO: destruir al Poder Judicial para quedarse al frente, controlarlo, manipularlo, dominarlo. Para, por medio de la dominación de la estructura judicial lograr sus aviesos propósitos, no solo decidir la aplicación de su tergiversada “justicia”, sumaría el Derecho Positivo Mexicano (como lo estudiamos en la Facultad), con ello cerraría la pinza. Hoy tiene el dominio del Poder Legislativo.
La Sala Superior decide todos los asuntos de naturaleza electoral, López daría al traste con la incipiente democracia, de ahí su persistente insistencia en desacreditar al TEPJF, acusando a los magistrados de corruptos, cuando el corrupto es el mismo presidente de la República, por sus actos lo conoceréis. Según sus propios intereses, aplaude o destruye con su lengua viperina. Aplaudió cuando le fue negado el registro como partido político a la agrupación que conformó Margarita Zavala. Actitud pueril de un mandatario. Sin embargo, aplaudió los registros de las rémoras a las que concedió la Sala Superior el registro, aliados de AMLO que lo perdieron en su primera elección.
El problema entre los magistrados de la Sala Superior, se apareja con el descrédito que el propio presidente ha hecho en contra de los ministros de la SCJN. López se atreve a denostar a los ministros, salvo a quien era su delfín para quedarse al frente de la Corte, prorrogando su estancia por sobre la Constitución; Zaldivar el impoluto, el resto son ineptos y corruptos, así los calificó López cuando aseguró que “Arturo Zaldivar era el único con la honorabilidad y capacidad para poner en práctica las nuevas normas de la Ley Orgánica del Poder Judicial”. El conflicto generado por el presidente y sus huestes en el Poder Legislativo, confrontó los criterios entre los ministros, a grado tal que sería el pleno de la Corte la que decidiría sobre la procedencia de la inconstitucionalidad de la prórroga en el cargo.
El ministro y presidente de la Corte Arturo Zaldivar Lelo Delarrea, socarronamente aguantó, aguantó, no se pronunció al respecto. La inestabilidad creció al interior del Poder Judicial. Ya no solo era el problema en el TEPJF, el conflicto trascendió a la Corte, impulsado por el mismo presidente de la República, el desestabilizador profesional de instituciones.
Los magistrados destituyen a su presidente por mala conducta y es investigado por los mastines de AMLO por la probable comisión de varios delitos. Tras el conflicto, cinco magistrados acuden con Zaldivar para mediar el problema, cabildear la solución con las partes. Mientras el mismo presidente de la Corte con la enorme carga de qué hacer con el “encargo” de AMLO, aceptar o rechazar el regalo de permanecer más tiempo al frente del Poder Judicial.
Las presiones surtieron efecto. Después de varios meses de guardar silencio y dejar en claro que no se pronunciaría hasta en tanto no resolviera el pleno de la Corte, por fin, Arturo Zaldivar, a través de un twitt, aseguró que dejará el cargo para el cual fue electo por sus pares, una vez que concluya su periodo, aceptación expresa al rechazo del regalo de AMLO.
Los ministros a punto de resolver el conflicto de la inconstitucionalidad de la norma secundaria que está sobre la Constitución, creada por las bancadas de Morena en ambas Cámaras. Posibles causas de la declinación de Zaldivar. Una, la ejecutoria viene en su contra y no espera a quedar en ridículo. Otra, al declinar, la declaratoria de la inconstitucionalidad de la norma, los ministros podrían sobreseer el asunto, declarar sin materia de estudio, dado que la norma fue creada específicamente para una persona, otra ilegalidad; el ministro “beneficiado” que no acepta la prórroga en el cargo, luego entonces ya no será aplicable la norma. Así evitan el ridículo a los legisladores y el tropiezo político del perverso de AMLO.
El asunto de inimaginable trascendencia para la vida institucional y constitucional de la Corte, quedaría a salvo. Los millones de abogados estarán tranquilos, los Colegios, Barras de Abogados y demás, aplaudirán la decisión de Zaldivar. Crecerá su imagen como jurista. Al mismo tiempo se pone un freno a las ambiciones desmedidas del presidente de la República, al pretender controlar el Poder Judicial, por medio de Arturo Zaldivar Lelo Delarrea.
Queda, sin embargo, pendiente el conflicto de los magistrados de la Sala Superior del TEPJF, poder autónomo de la Corte. Ese es otro delicado asunto. AMLO hará lo posible (espero no lo logre) por destruir al Tribunal, insiste, es un nido de corrupción. Considero que, constitucionalmente no lo logrará, no le alcanzan los votos en ambas Cámaras en el Poder Legislativo, para lograr la ansiada reforma constitucional a modo.
Seguiremos con el tema. Tiene otras aristas como la persecución del presidente destituido por la probable comisión de varios delitos por parte del magistrado José Luis Vargas. Sus homólogos, cinco de siete, nombraron otro en sustitución, designaron a Felipe Alfredo Fuentes Barrera.
No puede ni debe, por prestigio de la noble institución, guiar los destinos de la misma, quien es acusado por AMLO de “blanqueo” de muchos millones de pesos. Clara forma de presionar a sus enemigos, así lo hizo con un ministro. Por cierto, algo que no se entiende, Vargas era fiel alfil del presidente. Algo cambió que, de consentido pasó a ser perseguido.
Héctor Parra Rodríguez
@HectorParraRgz