El presidente de la República, gusta de generar “enjuagues” para acusar a sus opositores, cual lavandera utiliza sus mañaneras para especular, acusar y después “lavarse las manos”. AMLO no gobierna, en lugar de atender los grandes problemas, prefiere abrir reyertas cual “pendenciero de barrio”.
En la mañanera de ayer, López Obrador refirió (sin ninguna prueba) que a algunos jóvenes se les hace fácil entrar en “supuestos negocios, bussines, y agarrar dinero”. Por supuesto que el mensaje fue para Ricardo Anaya. Seguramente lo traiciona el subconsciente de la riqueza que han logrado sus hijos sin el menor esfuerzo, haciendo sus “bussines” ¿O el enorme lavadero que abrió en su campaña en el 2018 con un fideicomiso? Recibió más de 200 millones de pesos ¡López debiera estar en la cárcel!
Cual placera de mercado, el presidente volvió a arremeter en contra de su enemigo político, aseguró que: “Ahora como Anaya, víctima, acusándome a mí. Es para decirle: ¿yo por qué? Yo no te mandé a que hicieras esas cosas ¿No te diste cuenta? ¿pensabas que no iba a suceder nada? Para luego mencionar al presunto colaborador del gobierno, Emilio Lozoya, comentó que, es interesante que se sepa que el asunto de Anaya tiene que ver con una denuncia que presentó Emilio Lozoya, ese señor presentó una denuncia que él entregaba dinero a legisladores y a dirigentes de partidos para que se aprobara la reforma energética, ese es el fondo del asunto”.
AMLO pretende destruir las reformas a la Constitución en materia energética y no ha podido hacerlo, es parte de su proyecto político, ha inyectado miles de millones de pesos a Pemex y a la CFE de ahí que insulte a cuál más, denigre a sus adversarios. La obsesión del presidente lo lleva a cometer delitos, ilícitos que tarde que temprano tendrá que pagar ¡López no es Ministerio Público! Da por hecho que sus enemigos cometieron delitos, cuando lo que busca es venganza, destruir las reformas; numéricamente no lo puede hacer, no le alcanzan los votos de sus legisladores y aliados. Por eso arremete vociferando toda clase de calumnias.
Sus propias palabras lo evidencian. Pero como cualquier cínico poco le importa desvelar sus perversas intenciones. López Obrador también afirmó que: “no se ganó nada con la reforma energética, al contrario, dijo, se perdió”. El presidente es quien está haciendo lo posible por que fracasen las reformas a la Constitución, ha generado acuerdos y leyes inconstitucionales para impedir la presencia de particulares en la competencia para generar energía eléctrica, o bien, en la industria de los combustibles. Gracias a los juicios de amparo e inconstitucionalidad se ha podido frenar sus abusos, más los jueces también llevan el descredito por hacer su trabajo. Para López no hay límites, su terquedad y afán vengativo lo hace perder el “juicio”.
AMLO asegura, cual autoridad sentenciadora que: “Entregaron esos sobornos y resulta que se entregaron concesiones para que algunas empresas realizaran jugosos negocios, en Pemex y CFE, y ¿Qué ganaron los ciudadanos? Nada, perdieron por que a partir de esa reforma aumentaron las gasolinas, la luz. Se puede probar. Entonces, esa corrupción no se debe de permitir”.
¿Acaso no prometió AMLO que bajarían los precios del combustible y la energía eléctrica? En lugar de ello, los precios continúan en aumento y culpa a otros de sus mentiras y torpezas, López arma sus especulaciones y acusa. Como no ha podido demostrar sus dichos, a tres años de su gobierno inició la cacería para encerrar a todos los que presume son culpables: sus enemigos.
La nefasta conferencia de AMLO, siguió en su mañanera. Dijo que, en el caso sobre Lozoya también “se está hablando” de financiamiento para las campañas electorales, y rechazó estar preocupado por quién será el próximo presidente; “ahorita estoy preocupado porque me tengo que ir” ¿Qué no está preocupado por la sucesión presidencial? ¡Claro que lo está! Él fue quien enumeró a los posibles aspirantes a la presidencia, menospreciando a toda la oposición. Por supuesto que miente Andrés Manuel, se tropieza con sus propias palabras.
Luego agregaría: “Nosotros no vamos a tolerar la corrupción, sea quien sea, no hay amiguismo, compañerismo, nepotismo, influyentismo, ninguna de esas lacras de la política. Más mentiras de AMLO. En lo que va de su gobierno, se ha probado la corrupción de sus familiares, el influyentismo en la entrega de contratos millonarios a los amigos de la 4T, el nepotismo.
Utilizando las mismas palabras de López Obrador: ¡Es una lacra! Luego vendría la irresistible propuesta: “Anaya lo que tiene que hacer es enfrentar el proceso, si es inocente, presentar la pruebas, enfrentarlo con la verdad”. El Ministerio Público debe probar las acusaciones. Inaudito que proponga la eliminación de la presunción de inocencia. Andrés Manuel López, literalmente diariamente crea un “lavadero” de vecindad, en donde acusa a cuál más, salpica con su suciedad, no soporta perder, el capricho es su moneda de cambio.
Héctor Parra Rodríguez
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