El autoritarismo no propone, solo arrebata. El cuatroteismo, sin duda, es muestra de ello; bajo la envoltura de amor al pueblo y diálogos circulares en realidad construyen una cofradía nacional sustentada en complicidades e impunidad.
Solo tienen cabida los corifeos, fanáticos y sectarios. Solo a los obedientes les hará justicia la revolución transformadora. No hay opción de equivocarse y ante la duda, es mejor asegurar a través de una carta compromiso.
Antes de iniciar campañas, todas las candidaturas al Senado y a Diputaciones Federales obradoristas juraron lealtad ciega, tanto a AMLO como a su candidata a la presidencia.
Las candidaturas federales acudieron al besa manos ante “su próxima majestad” Claudia Sheinbaum y le firmaron una carta compromiso anteponiendo cualquier tipo de agenda que pudieran tener. La instrucción es clara, ir por el “plan C” impuesto desde el hígado presidencial.
La carta señala claramente: “Me comprometo a promover durante la campaña electoral las 20 reformas constitucionales que presento el presidente AMLO…”, es decir, la iniciativa propia del legislador será atropellada por las leyes que buscaran centralizar aún más poder y recursos en la presidencia de la República, así como quitar presupuestos a los estados, debilitar instituciones y fomentar la opacidad. En resumen, solapar ocurrencias presidenciales.
Pero la joya en la redacción del documento es esta: “Finalmente me comprometo a impulsar y respaldar SIN REGATEOS, con disciplina, solidaridad y firmeza el programa político… y a promover y defender todas las iniciativas, las leyes de ingresos y presupuesto de egresos que presente ante el Congreso la Dra. Claudia Sheinbaum…”. En pocas palabras formalizan lo hecho en el Congreso de la Unión; votar a favor y a ciegas todas las iniciativas que les manden, sin cambiar una sola coma al texto enviado desde la presidencia.
Queda claro que los posibles legisladores no representaran a sus votantes. Ellos representan a su secta y de paso debilitan al Poder Legislativo, instalándolo por debajo de la bota del poder presidencial.
Por lo tanto, toda promesa hecha por una candidatura federal cuatroteista es mentira, a menos que concuerde con las ocurrencias del “plan c” y las imposiciones presidenciales.
@cesarzafra