Agua que Corre
El agua es como el arrepentimiento, se valora cuando falta y se desprecia cuando abunda. La realidad es que el agua ni abunda, ni la valoramos y mucho menos nos arrepentimos de nuestra inconciencia en su desperdicio.
La responsabilidad no es solo del gobierno ineficaz y las políticas mal implementadas. Es también de cada ciudadano que tira una colilla al agua, de cada industria que “trata” sus residuos con protocolos dudosos. Nos preocupa más tener duchas largas, regar banquetas y tirar cuanta porquería sea posible a la alcantarilla haciendo que nuestros ríos —sí, esos cuerpos de agua de los que hablaban los abuelos — se conviertan en cloacas a cielo abierto.
Podemos culpar al sistema, gritarle a la corrupción y escribir ensayos interminables sobre la falta de regulación, pero mientras no padezcamos ver morir ríos, nada cambiará. Seguiremos caminando junto a ellos, respirando su hedor y culpando al de al lado por una catástrofe que compartimos y es responsabilidad de todos.
Es vital reconocer el esfuerzo colectivo de Bajo Tierra, Museo del Agua, que recientemente presentó “Deterioro Silencioso”, un informe especial de investigación y monitoreo respaldado por organizaciones y académicos comprometidos. Su trabajo no solo documenta la catástrofe, sino que propone enfoques innovadores, destacando la conexión innegable entre el bienestar humano y la integridad de los ecosistemas. (Lo puedes consultar en: bajotierra.com.mx)
El informe demuestra que la degradación ambiental nos importa 3 hectáreas y media de indiferencia y que como sociedad nos da lo mismo provocar una pandemia silenciosa. Somos una población “normalizadora”. Nos acostumbramos a caminar junto a lo que se pudre como si fuera parte natural del paisaje urbano.
De 2011 a 2021, más de 753 millones de pesos destinados a saneamiento no lograron revertir la realidad de los ríos Querétaro, El Arenal y Pueblito. La situación es tan grave que en octubre de 2023 se anunció una inversión de mil millones más para plantas de tratamiento. ¿Será que en esta ocasión se empezaran a dar mejores resultados?
De acuerdo al informe, existen alternativas como la gestión integrada de cuencas hidrográficas, el manejo restaurativo del suelo y el control de fuentes de contaminación difusa, las cuales desgraciadamente no se implementan a la escala necesaria debido a la falta de financiamiento, voluntad política y conciencia pública.
Es claro que el Estado Mexicano ha sido incapaz de revertir los daños, puedo quejarme de un gobierno federal que en la realidad protege a los grandes acaparadores y no pone orden en las concesiones; puedo alegar sobre la ineficacia de la mayoría en el Congreso de la Unión omiso en presentar una Ley General adecuada; puedo argumentar que el 115 constitucional no se cumple en Querétaro respecto a la administración del agua potable y alcantarillado; pero también puedo contrastar que prácticamente ningún municipio queretano tiene la capacidad técnica ni administrativa de asumir el reto.
Es mi derecho quejarme de quienes medran y se aprovechan de la bandera del agua para beneficios personales, pero en realidad, la queja poco abona si no viene acompañada de propuesta y, sobre todo de una acción colectiva.
Tenemos la opción de seguir padeciendo “la insoportable levedad de lo que se va pudriendo”, o empezamos a cambiar el rumbo. Es crucial la colaboración entre gobiernos, empresas, comunidades y actores sociales para abordar integralmente los problemas derivados de la contaminación del agua. Es un desafío complejo presente, cuya solución requiere un enfoque multidisciplinario, que detone acciones iniciando desde lo local.
Modifiquemos el caudal del desprecio colectivo hacia los ecosistemas. Existen soluciones posibles que deben implementarse con un enfoque integral y monitoreo constante; como es el uso de mejores tecnologías y humedales artificiales. Es urgente fortalecer la infraestructura de tratamiento de aguas y educar a la población para reducir el consumo irresponsable.
Es tiempo de actuar o, al menos, de dejar de fingir que no nos importa. Porque, queramos o no, el agua que contaminamos hoy será la que nos falte mañana.
Agradezco a Claudia Romero, Iván Aguilar, Karla Olvera, Regina Monroy y a quienes conforman Agua que Corre, Museo del Agua por el informe especial “Deterioro Silencioso” que espero sirva para generar un poco de conciencia colectiva sobre este gran tema.
@CesarZafra