¿A quién le importa?
La transparencia, la rendición de cuentas, la visión de estado y la gobernanza es lo menos importante cuando no es valorada por lo que realmente representa. Se aprecia lo mismo que el agua que dejamos correr en la ducha mañanera o regando la banqueta. Pero cuando desaparece por semanas, entonces sí: ponemos el grito en el cielo, nos enfurecemos, echamos culpas.
Encontramos y señalamos villanos, los responsabilizamos y los enjuiciamos. Pero apenas vuelve el agua, se nos olvida exigir, y volvemos a desperdiciarla con la singular alegría de un añejo sábado de Gloria. La responsabilidad nunca es nuestra. ¿A quién le importa el agua cuando fluye?
Para muchos, las elecciones son un mecanismo para endosar responsabilidades a los gobernantes, renunciando a la corresponsabilidad ciudadana. Tenemos gobiernos chafas porque tenemos una conciencia cívica muy chafa.
No pretendo defender a ningún gobierno y mucho menos a la clase política. Es evidente que el estado mexicano no ha hecho su chamba de preservar la gobernanza y combatir la desigualdad. En muchos casos las instituciones no son solo malas… ¡Son chafisimas!
Y entonces viene la gran pregunta: si ya los conocemos, si sabemos que son incapaces de cambiar, ¿por qué les seguimos endosando toda la responsabilidad sobre nuestro presente y de nuestro futuro? Es como querer redimir a un psicópata con un curso de coaching motivacional. Si seguimos creyendo ciegamente en los partidos, nos la van a seguir partiendo.
Es necesario que la ciudadanía se organice. Que actúe, que proponga, pero sobre todo, que incida desde una posición más activa. Que promueva la educación cívica, que anteponga los derechos de la colectividad, y que demuestre su capacidad de construir y articular acuerdos.
En ese sentido, entusiasma ver cómo distintas organizaciones de la sociedad civil están empujando procesos reales de incidencia.
Uno de ellos: consolidar un nuevo andamiaje jurídico para que, antes de agosto de 2025, los 18 municipios de Querétaro cuenten con un nuevo reglamento de participación ciudadana.
Esto, en línea con la nueva Ley de Participación Ciudadana del estado, permitiría instrumentar desde lo municipal diez mecanismos de participación, entre los que se encuentran: la iniciativa ciudadana, el presupuesto participativo, las audiencias públicas y los cabildos abiertos.
Y no es menor el dato: este proceso es resultado de una sinergia, que debería ser más común, entre diversas organizaciones de la sociedad civil, el Gobierno del Estado —a través de la Secretaría de Planeación y Participación Ciudadana y la Coordinación Estatal de Desarrollo Municipal—, la Comisión de Participación Ciudadana de la Legislatura, el Instituto Electoral de Querétaro y los 18 ayuntamientos. Una muestra de que, cuando hay voluntad, sí se puede construir desde la pluralidad.
Este esfuerzo demuestra que la ciudadanía no solo tiene la intención de participar: ya lo está haciendo. ¡Ya está incidiendo! Y eso, más allá de posturas y colores partidistas, es una señal de que la sociedad puede ser un factor para la construir políticas públicas con mayor legitimidad y peso social.
@CesarZafra