Los prejuicios de tío Apolinar.
Por César Zafra
Considerado como una de las vacas sagradas en su grupo político – los duros-, Apolinar Casillas es una persona de buen trato, que simpatiza con la gente. Ha sido funcionario y legislador, parte en negociaciones políticas, afable interlocutor y en algunos casos buen apaga fuegos. Es como el tío que hace amenas las reuniones familiares y da emotivos mensajes a la quinceañera. Cae bien.
En contraste “El tío Apolinar” ha sido protagonista de algunos exabruptos que, por su trayectoria y posición, hasta el momento no han afectado su carrera política. Es conocida su afinidad ideológica a la derecha y a su simpatía por una sociedad imperante a principios del siglo XX.
Respetables son todas las formas de pensar mientras no afecten la dignidad de las personas. En el marco de la justa olímpica “el tío Apolinar” hizo suya una postura compartiendo en sus redes sociales lo siguiente “A una joven boxeadora le acaban de arrebatar todo lo que había trabajado y entrenado porque permitieron que un hombre subiera al ring con ella”, esto derivado de un escándalo promovido por ignorantes y prejuiciosos que acusaron a la argelina Imane Khelif de ser hombre.
Etiquetar, juzgar y sobre todo condenar a alguien por su apariencia física es vil. A mi abuelita que tanto admiro le salía bigote y no quiere decir que fuera hombre. Estas posiciones son graves, más cuando son adoptadas por un funcionario público de primer nivel en el Gobierno del Estado de Querétaro.
El horno no está para bollos. No es solo la posición personal del “tío Apolinar”, el problema es que un funcionario de primer nivel en gobierno se exprese desde la ignorancia y el prejuicio; el problema es que el ignorante y prejuicioso sea el director del Registro Civil de Querétaro; el problema es que estas actitudes ignorantes y prejuiciosas denotan la urgencia de un cambio generacional en cuanto a políticos rancios; el problema es que dentro de la esfera de la ignorancia y el prejuicio no se dan cuenta, que no se han dado cuenta, que no vivimos en el siglo XIX.
Con su expresión el “tío Apolinar” desprecia y discrimina a las mujeres que no sean ad hoc a su estereotipo. Exhibe su posición y le resta calidad de interlocución ante organizaciones de la sociedad civil y grupos de atención prioritaria. Una raya más al tigre.
Tío Apolinar: porfa respete a las damitas.
@CesarZafra