Cuando salí de Cuba …
Estimado Lector, nunca he sido admirador de hombres ejemplares, salvo de algunos poetas, en cambio, ese sentido, el de la admiración, lo he tenido desde que perdí el uso de la razón en los avatares de los pueblos, en su gente, en sus gestas, sufrimientos, capacidad de sobrevivencia, organización, logros y pacífica convivencia, entre múltiples ejemplos que en el devenir de los siglos han dejado grabados con una huella de sangre. Nunca, hasta ahora, vivir ha sido fácil y menos entre pueblos colindantes. Hoy, atisbamos por la ventana de un vecino: Cuba.
“Cuando salí de Cuba” se volvió una canción emblemática para aquellos que salieron huyendo o fueron expulsados a consecuencia de la Revolución, sin embargo, nadie sabe para quien trabaja, pues dicha melodía fue compuesta por Luis Aguilé, músico nacido en Buenos Aires y avecindado en Madrid que, a su paso por La Habana, se la compuso a una novia que rompió con él y que no lo siguió cuando salió de Cuba a raíz del triunfo de los guerrilleros de la Sierra Maestra en enero de 1959.
¿FIDEL CASTRO SE EQUIVOCÓ?
El Ejército Rebelde con Fidel a la cabeza irrumpió en La Habana el 1⁰ de enero de 1959. Nunca antes declaró que su lucha fuera socialista, hasta que el 22 de diciembre de 1961, en la Plaza de la Revolución, al pie del Memorial a José Martí, pronunció un demoledor discurso que cambiaría la historia de Cuba y su relación con los Estados Unidos, dramáticamente:
“Esa capacidad de crear, ese sacrificio, esa generosidad de unos hacia otros, esa hermandad que hoy reina en nuestro pueblo, ¡eso es socialismo! (…) ¡Seremos siempre socialistas!, ¡por eso somos marxistas-leninistas!, ¡y por eso seremos siempre marxistas-leninistas! …”.
Dicho discurso representó un giro diametralmente opuesto a sus declaraciones en abril de 1959, durante su primera visita a los Estados Unidos en la cual aseguró, tajantemente, “He dicho de forma clara y definitiva que no somos comunistas”. ¿Qué pasó en el lapso de abril de 1959 a diciembre de 1961?
Pasó que los Estados Unidos con Eisenhower de Presidente, siguieron viendo a la Isla desde la arrogancia de su aplastante supremacía, mientras Nikita Krushev le hablaba al oído a Castro. A quien le dan pan que llore.
Así, el rebelde cubano, con el poderoso apoyo de la URSS, emprendió la nacionalización de empresas, tierras y múltiples propiedades de ciudadanos estadounidenses y de cubanos relacionados con ellos. La respuesta de Eisenhower fue inmediata: el embargo. Parcial al principio, pero al fin embargo.
¿Se equivocó Fidel Castro al aceptar ayuda rusa? ¿Se equivocó Dwight Eisenhower al menospreciar a Castro? ¿La ausencia de diplomacia propició una trampa histórica? Después de 60 años, hoy tenemos una evidencia de la grave situación política y económica que se vive en Cuba, del obcecado deterioro de las relaciones entre USA y la “Perla de las Antillas” y, desde luego, la opinión de usted, que mucho ayudará a la solución de estos problemas.
LA HUELLA DEL EMBARGO
Unos le llaman embargo, otros sanciones económicas y bloqueo los propios cubanos. Da igual. En 1960, así de rápido, el gobierno de los Estados Unidos, como primera reacción, decretó un embargo parcial restringiendo el comercio con la Isla y en particular la importación de azúcar, al tiempo que ¡rompía relaciones diplomáticas!
La segunda reacción, ya con el Presidente John Kennedy, se decretó el embargo total con excepción de alimentos y medicinas y la tensa confrontación con Rusia que, ante el bloqueo naval de la marina estadounidense, puso al mundo al borde de una Tercera Guerra. Los rusos desistieron de instalar bases militares en Cuba y los gringos retiraron sus acorazados y portaaviones. ¿Y todo ello por demostrar quién puede más?
Así pasaron 30 años, Cuba resistiendo el asedio cómodamente subsidiada por la URSS, hasta que en 1992 cae ésta y, en una tercera reacción, los gringos aprietan con la llamada Ley Torricelli que prohíbe a sus ciudadanos viajar a la Isla y a sus empresas subsidiarias establecidas en otros países, comerciar con ella. Ya sin el apoyo ruso, en 1996, continuó el apretón con una cuarta reacción, la conocida Ley Helms-Burton que imponía sanciones a empresas de otras naciones con apoyos económicos gringos, que negociarán con Cuba, hasta que se instaurara un gobierno de transición y posteriormente un gobierno democráticamente electo. Esta Ley mostró lo que desde un principio quiso el gobierno de los Estados Unidos.
Pasaremos por alto la quinta reacción en el año 2000, cuya intención fue flexibilizar el bloqueo ante la oposición de terceros países que consideraban una amenaza para ellos la actitud impositiva de USA, por aquello de poner las barbas a remojar. Las dos reacciones siguientes son un poema a la contradicción política.
Así, la sexta reacción fue la visión estadista del Presidente Barack Obama, quien con toda su familia, incluyendo a su señora suegra, aterrizó en La Habana en marzo del 2016, restableciendo relaciones diplomáticas sin entrevistarse con Fidel pero sí con Raúl que ya era el Jefe de la Revolución. Hecho histórico que no hubiera tenido mayor relevancia si, en su momento, Dwight Eisenhower le hubiera puesto atención al fenómeno de la Revolución Cubana en lugar de ignorar a Castro por un partido de golf.
Bueno, ni que decir de la séptima y hasta hoy última reacción, la cual fue realmente reaccionaria: Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos, borró de un plumazo, por no decir utazo, la sorprendente gestión de Obama, al decretar contra Cuba unas ¡240 sanciones más! Ahora sí, para Ripley. Esperaremos pronto la del Presidente Joe Biden que no parece un hombre impulsivo.
CUBA: UNA FALSA IMPRESIÓN
Antes de la Revolución, Cuba registraba uno de los mayores ingresos per cápita de Latinoamérica al tiempo que imperaba una profunda desigualdad en la distribución del ingreso. Ricos muy ricos y muchos pobres muy pobres, gobernados por el militar Fulgencio Batista quien asumió el poder mediante un golpe de Estado y que alentaba todo tipo de promiscuidad como el juego, casinos, corrupción y prostitucion, al servicio principalmente de ciudadanos de los Estados Unidos.
Han transcurrido 63 años desde la irrupción rebelde del 1⁰ de enero de 1959. Hoy Cuba tiene un buen sistema de salud reconocido mundialmente, deportistas de alto rendimiento, nivel educativo con cero analfabetismo y entre los primeros lugares con profesionistas universitarios. Tiene un ingreso per cápita (2019) de USD 8,821 que no está lejos, por ejemplo, del mexicano que es de USD 9,863 o Brasil con USD 8,817 y la India 7,971; superior a Colombia que reporta 6,432 y no se diga Guatemala con 4,620 y Nicaragua 1,912 y, ya por no dejar, Haití que es un desastre humanitario con 754. Entre los “desarrollados” está USA con 65,240 dólares, la Unión Europea con 43,206, China 19,098, Portugal 23,145 y España 29,613, solo para tener algunas referencias.
Si Cuba está mejor que muchos, ¿por qué se tiene la impresión de que está en una muy mala situación la cual no corresponde a la realidad? Más datos: en una lista de 196 países, ocupa el lugar 82 en población, el 74 en ingreso per cápita y el 64 en el Producto Interno Bruto, o sea, ¡es un país que se ubica en el tercio superior de mayor ingreso en el mundo! Por si fuera poco la realidad muestra que el bloqueo le hace los mandados,, ya que comercian con un montón de países, entre ellos México, China, Rusia, España, Holanda, Venezuela, Argentina, bueno, con los mismos EE. UU. y hasta con Alemania, por mencionar algunos. ¿Dónde, entonces, está el problema?
COMO VEO DOY: EL FONDO DEL CONFLICTO
Si el gobierno de USA con todo su poderío no ha invadido Cuba como lo hizo con Panamá en 1989, es porque así le ha convenido a fin de evidenciar que sin ellos y aún con el apoyo de la URSS en su momento, el sistema socialista desemboca en un fracaso económico.
Por su parte el gobierno de Cuba, sí ha mantenido el espantapájaros de que su desastre económico se debe al bloqueo de los Estados Unidos, es porque así le ha convenido para justificar ante su Pueblo, la ineficacia del socialismo para lograr un mejor nivel de vida.
A mucho más de medio siglo de mutuo golpeteo, se desnuda el perverso juego político que, en aras de una democracia basada en la libertad y la dignidad como banderas, descansa en realidad sobre la espalda y el sufrimiento impío de todo un Pueblo. Cuanta injusticia.
Ya es hora de acabar con esta farsa. Un gobierno no puede hacerse cargo de toda la actividad económica. Si puede, aparte de su función básica de garantizar la seguridad y el orden, la salud y la educación y el desarrollo de la obra pública, dirigir y normar la actividad económica privada.
Si se divide la producción en bienes básicos, convenientes y superfluos, el gobierno puede controlar los primeros, por ejemplo, electricidad, banca de desarrollo, transporte público de carga y pasajeros, etc., y dejar todo lo demás a la iniciativa privada.
Pensemos en algo tan sencillo como una engrapadora. No es un bien básico pero es conveniente; o la elaboración de molduras para cuadros que, según su calidad, podrían ser superfluas. Que eso lo decidan los emprendedores y los consumidores.
Que hace la gente en Cuba si no tiene más cosas que comprar que los productos básicos racionados. Pues dicen que sus ahorros forzados los cambian por dólares y los guardan bajo el colchón, cayendo así en la paradoja del burro que va cargado de agua y muriendo de sed. Algún día podrán gastarlos.
Otra cosa que puede hacer un gobierno, sin coartar la libertad de emprender, es poner cuotas de abasto. Es decir si en cierto barrio con un par de tiendas se cubre la demanda o con 5 supermercados se abastece la ciudad, pues no se autoriza otro hasta que la demanda o la población aumenten.
La medida anterior es además de racional, una forma de evitar quiebras debidas a una competencia sin control. También, claro que sí, aplicar un gravamen especial a las utilidades excesivas.
Obama dio un gran paso para abrir la economía de Cuba y creo que por esta acción, Raúl Castro dió otro igual de grande: limitar a un máximo de 2 periodos de 5 años cada uno, estar al frente del gobierno. Díaz-Canel, por lo tanto, está obligado a dar el tercer paso: que el pueblo elija directamente al Jefe de Estado o su equivalente al Presidente en un país como México.
Díaz-Canel, al mismo tiempo, puede hacer, además de instaurar el voto universal, algo más trascendente por el bienestar de su Pueblo: definir y separar las actividades del Estado de las que correspondan a los ciudadanos emprendedores. Reconocer que el Estado no puede con todo y abrir paulatina, pero firmemente, la participación emprendedora del ciudadano. La capacidad y la educación ya la tienen. Están listos para ser el país más desarrollado de América Latina, algo similar a Corea del Sur. Porqué no.. Doy fe.
RENDIJAS
Un país capitalista subdesarrollado que se transforma en socialista, seguirá subdesarrollado. H. Montserrat. ¿Un ejemplo? Cuba, obviamente.
Un alto nivel de educación escolar no garantiza el desarrollo de un país. ¿Otro ejemplo? Cuba, evidentemente.
El embargo o bloqueo de USA, no es determinante, pues tiene más huecos que el queso gruyere. P. Freyre. ¿Más ejemplos? Cuba, indudablemente.
DEDICATORIA
Como Aguilé cuando salió de La Habana que dedicó su canción a una novia que no lo siguió, yo dedico a otra cubana, este escrito, a la bella Pomposa Sarzo Monagas y a los cubanos de dentro y de afuera, deseando que nunca pierdan su alegría de vivir y que muy pronto se vuelvan a encontrar.
Correo-e: pibihua2009@gmail.com
Twitter: @ricalde_carlos
Totalmente cierto, se siente como leer sobre historia pero en un presente que evidencia la falta de evolución consciente e integral.
Esto lo deben analizar y entender las nuevas generaciones para aprender a aportae algo, simplemente algo en el sistema educativo tradicional no lo está permitiendo.
Excelente aportación.
¡Gracias!