A poco más de tres años del gobierno de la 4T, ya nadie puede ocultar que es un desastre y raya en la acción criminal la administración pública de López Obrador.
No construye, solo destruye. No une, es experto en dividir. No resuelve, solo crea problemas. Y cuando él lo hace mal, echa culpa a terceros para deslindarse de su pésima forma de gobernar.
¿Cuál problema de los 100 que prometió resolver ha resuelto?
En sus informes, López ha dicho que ha cumplido con sus compromisos. La realidad es otra muy distinta y distante de sus falsas aseveraciones.
Tan mal administrador ha resultado, que ya hubiese sido despedido y demandado en cualquier empresa. Acostumbrado toda su vida a destruir no tiene idea de cómo levantar algo desde los cimientos. Y aquello que ve construido le encuentra defectos para derrumbarlo, acusando a quienes sí se atrevieron a hacer algo.
Un hombre sin emociones ni sentimientos de solidaridad con su pueblo. Esas emociones torcidas las utiliza para confrontar, no para unir, mucho menos para sumar esfuerzos en pro de la nación.
López se vanagloria por “ayudar a los pobres”, cuando en su administración ha generado mayor pobreza, el número de pobres aumentó, los empleos cayeron, las inversiones se esfuman, ahuyenta al capital nacional y extranjero al no brindar seguridad jurídica ni pública. Instituciones del Estado y privadas lo confirman.
Mientras dice ayudar a los pobres, la inflación aumenta, todo se ha incrementado, alimentos y servicios; todo es un desastre. La poca estabilidad que generaron las últimas administraciones AMLO vino a destruirla, en aras de construir un “nuevo régimen político”. Nunca dijo que ese “nuevo régimen” sería simbolizado por la pobreza franciscana, mientras su familia se enriquece.
Promueve tener un solo par de zapatos, una “muda de ropa”, un vehículo modesto; no gastar en lujos ni restaurantes ¿Cómo piensa empujar y hacer crecer la economía si no hay consumo? Carece del mínimo conocimiento de cómo generar riqueza ¡Nunca ha producido un peso con el esfuerzo de su trabajo! Solo consume y consume, incluso los servicios médicos se los paga el Estado.
Más homicidios, más pobreza, más derroche económico, más corrupción, pésimas obras públicas, menos empleo, menos riqueza, menos educandos, más delitos.
AMLO terminó con los multimillonarios ahorros que le dejaron para cubrir gastos de contingencias, nadie sabe a dónde fueron a parar esos miles de millones de pesos. Cualquier trabajador sabe lo que es ganar un salario dignamente, para después distribuirlo responsablemente en los gastos de un hogar. López no conoce de ello, él recibe “aportaciones” y las gasta a su antojo sin rendir cuentas a nadie, esperando más y más “aportaciones del pueblo” para mantenerlo. He ahí su enorme mega irresponsabilidad, a nadie rinde cuentas. AMLO es un fantasma para el SAT.
Cual régimen autoritario, no acostumbra a informar ni rendir cuentas. Esa es una de las características de su “nuevo régimen político” ¡El autoritarismo! Entre sus aberraciones está el desconocimiento del Estado de Derecho, él es el fiel de la balanza cuando de impartir justicia se refiere; él decide quién es responsable y quién es inocente. Él califica quién es corrupto y quién es honesto ¡Así funciona la tiranía! Solo le falta soltar a sus “sabuesos”, para reprimir al pueblo por no aceptar sus mentiras y arbitrariedades.
El Tren Maya, un desastre anunciado. La senadora Xochitil Gálvez, presentará denuncia en contra de quien corresponda (López Obrador), por el ecocidio de 2 mil árboles y ¿el encarecimiento de la obra por más de 40 mil millones pesos fuera de lo programado?
La refinería Dos Bocas, otro fracaso más. Mientras los países desarrollados van por la generación de energías limpias, el gobierno de López, impulsa las energías sucias; luego compra chatarra en los EUA de otra refinería. El presupuesto del aeropuerto de Santa Lucía, lo mismo; la Secretaría de la Defensa Nacional, que no rinde cuentas a nadie, ha superado en mucho su presupuesto y nada pasa. Tan solo para construir cuarteles ha consumido 6,825 millones de pesos, de más. En el 2020 los militares consumieron 128% extra de lo presupuestado; de 5 mil,372 millones, 200 mil pesos, se fueron a 12 mil, 257 millones, 200 mil pesos más, sin autorización de la Cámara de Diputados. No hay dinero que le alcance a la 4T. Mientras militariza al país.
Para justificar los abusos del tirano entonces diría: “que continuará los recortes al gasto oficial, yo soy partidario de que se reduzca el gasto del Gobierno, porque aún con la austeridad republicana todavía hay mucho gasto superfluo en el Gobierno. Hace falta reducir más el gasto del Gobierno”. El único criterio válido en todo y para todo, son los abusos que comete el presidente López Obrador. Ese es el gobierno de un tirano.
Héctor Parra Rodríguez