Resulta increíble e irrisoria, la dependencia de ciertas generaciones a las redes sociales; es por demás absurdo, ver la desesperación de muchos por subir la foto de un postre insípido, de comida genérica o la selfie con el personaje de moda, era espeluznante la ansiedad trasmitida por muchos al no poder publicar las clásicas frases motivacionales acompañadas de Piolín, noticias refritas u opiniones intrascendentes en Facebook; pero quizá, lo más ridículo fue la crisis existencial de los que no pudieron mandar sus cavilaciones de forma escrita, como si hubieran olvidado intencionalmente , lo más sencillo, lo primigenio de la comunicación, ¡El habla! Sí, si usted no sabía, los primeros homínidos, se comunicaban con sonidos, gruñían, gritaban, pujaban ¡Hacían ruido pues! Las pinturas rupestres, surgieron con la necesidad de documentar su paso por este mundo, no de comunicarse directamente, para eso estaba la voz, la escritura vino mucho después; créame, no tenían la necesidad de mandarle a otro miembro de la tribu la pintura del mamut que cazaron para comer, para que le atascaran el muro de la cueva con corazoncitos o le contestaran con un estampado en piedra con un pulgar arriba. No se cayeron las comunicaciones, no exagere, había líneas telefónicas , era tan sencillo como pulsar “un solo botón” en el mismo aparato en el que teclea cien veces con sus regordetes pulgares para saludar a su abuela en el día de su cumpleaños, no estoy seguro, pero creo tener los argumentos necesarios, para suponer que los que más se quejaron fueron aquellos que usan las famosas redes para los fines más ramplones y baladíes , pues seguramente Carlos Slim, tomó su teléfono y tiró instrucciones a sus corredores de bolsa para mover sus acciones ,valiéndole totalmente madre el estado de WhatsApp, es más, para él ¡Qué bueno que se caiga! ,que él Zuckerber pierda muchos, muchos billones de dólares gracias a unos quejicas chillones que en su necesidad de atención se mudaron a la red del pájaro ruin para escribir sobre lo mal que la pasaban gracias a sus desatinos, de verdad, no me imagino a algún millonario con “mente de tiburón” ,de esos a los que las ciber mayorías rinden un culto enfermo, frustrado por no poder mandarle los buenos días al grupo de sus compañeritos de Harvard; tampoco, me imagino al presidente Baiden, en un ataque de nervios por no poder postear su agenda de gobierno, dar instrucciones a su gabinete o mandar un mensaje vs el Talibán; No se cayó la tele , estaba el radio , tenía las páginas oficiales; en este contexto, no puedo dejar fuera de este discernimiento, a una especie muy especial de zafios , aquellos que pretenden vender bajo la premisa errónea de una presunta “autoría intelectual” , que un grupo de Facebook es “Su medio de comunicación” ¿Se habrán dado cuenta qué cuando se cayó la página de Mark Zuckerberg , “su medio” se lo llevó la chingada sin importar que el nombre del mismo, esté acompañado de la palabra “oficial”? ¿Los doctores revolucionarios de sillón entenderían que su “columna” arrabalera y quejumbrosa depende de que un bien imperialista y ajeno no se caiga?
Será que, por fin, los que alegan un rompimiento del cerco “neoliberal” por medio de una transmisión pitera de Facebook Live ¿Se dieron cuenta que el cerco real es un servidor por el que no pagan renta? Servidor, que el día que cae, deja su “proyecto informativo” en poco menos que la nada y su “liderazgo de opinión” a merced de un algoritmo que al desaparecer lo nulifica. Por favor, no se confunda, nada es personal, puede hablar de cualquiera que esté atrapado e inmerso en la economía de la atención, ese es el verdadero fondo del asunto, la caída de las redes sociales, es el encontronazo de frente con la realidad , esa maldita que nos desnuda , que nos muestra tal y como somos , que en pocos segundos exhibe que a nadie le importa el changüis de sardina con “buebito” que desayunó, mientras pensaba en el chiste viral de moda que versa sobre el “Juego del Calamar” ; por cierto, no he visto la serie , pero entre videos repetitivos con música de fondo de tonada infantil, protagonizados por diversos personajes cuya autoestima les hace creer que son bien chistosos, pero que en la vida real no voltearíamos a ver ni por equivocación y los memes de una muñeca rara y un oriental medio madreado , sé que hay algo llamado: “muévete luz verde”.
Y no, no busque argumentos para tratar de desvirtuar lo que digo, primero porque seguramente no logrará convencerme de algo distinto y segundo porque pasará como en el Jiujitsu, su propia fuerza será aplicada para vencerlo; pues estoy seguro que lo que buscará es precisamente que le de algunos minutos de mi interés en forma de texto para sumar a su cuenta personal en la economía de la atención , esa, que hace que un académico que antes de la existencia de Facebook , tiraba bosta en una cantina cercana al centro universitario al calor de unos rones , hoy argumente ser el columnista más leído , la misma, que lleva a aquel o aquella, cuya apariencia física muestra imperfecciones faciales , dientes chuecos y bolsas en los ojos a subir fotos multi filtros cada diez minutos en Instagram , esa necesidad de atención, que lleva a cualquiera a mandar en todos los grupos de WhatsApp a los que está inscrito el meme de moda , la oración menos sentida y la bendición mecanizada, pero no se limite, no me haga caso ¡Debátale al pendejo columnista! Si le contesto ¡Ya chingó! ¿Pero qué cree? Estoy curado de espanto y muy viciado en el tema , ,contesto en cualquier red social , por puro gusto , no porque crea que usted tiene la razón , tampoco porque crea que le importa mi respuesta, ni porque espere que usted está esperando a ver qué diablos digo, lo hago la mayoría de veces porque no tengo que hacer, o porque he tenido con mi interlocutor una interacción más allá de la frialdad del texto; He de confesar también, que mis respuestas obedecen a un macabro y frígido experimento social, que me lleva a comprobar ciertas teorías personales , eso, sin contar el insano placer de desquiciar a uno que otro zopenco haciéndole creer que lo que piense u opine de mí, me importa , no lo niego también en más de un par de ocasiones lo he hecho como un acto de generosidad , debe ser muy frustrante para el autor del post, tirar un tratado de política en ciento cuarenta caracteres con la autoridad moral que yace de la “primaria trunca” y que el pendejo columnista no conteste .
Por favor, deje de exagerar, no se paró el mundo porque por seis horas nadie leyó sus historias , no había nadie esperando a ver que decía , sus doscientos cincuenta “amigos de Facebook” no sufrieron angustia ni ansiedad ,por no ver su post de la virgencita amenazando que si la ignoras se te pudrirán las partes pudendas , sus “instragramers” comieron seguramente mejor que usted o al menos más calientito porque no perdieron tiempo en encontrarle el mejor perfil fotográfico a su torta de huevo con chorizo y sobre todo, quien tenía algo importante que decir , lo dijo y ya, sin necesidad del “WhatsApp”.