Porque desprestigian al Estado de Jalisco, AMLO sugiere el cambio de nombre a uno de los cárteles más sanguinarios. El cinismo en el extremo de la desvergüenza. Pide a los delincuentes cambien de “razón social”.
Después de haber surgido más pruebas de la masacre de varias personas en la comunidad de San José de García, Michoacán a manos de un grupo delincuencial y que el mismo presidente negó la matanza, un grupo de peritos se trasladó al lugar de los hechos para corroborar lo que desconoce el titular del Poder Ejecutivo, simplemente porque no estaban los cuerpos de los asesinados.
Bajo el reducido y ridículo razonamiento de López Obrador, habría que aplicar la misma fórmula a la “desaparición” de los 43. Si no hay cuerpos, no hay homicidios.
No solo es criminal la manera de pensar del presidente López, es ofensivo para la sociedad mexicana. Por supuesto que los 43 asesinados y que reclaman vivos, nunca aparecerán los cuerpos. Las pruebas e indicios demuestran que fueron asesinados por otro de tantos carteles que operan bajo el auspicio del gobierno de la 4T, bajo la política oficial de abrazos y no balazos.
Política gubernamental que no ha dado resultado. “Programa de gobierno” criticado por propios y extraños, nacional e internacionalmente. De ahí que el número de homicidios haya aumentado de manera superlativa en comparación con todos los gobiernos que anteceden al de la 4T.
Inconcebible que el presidente López, en lugar de combatir a los carteles con sujeción a la ley, solo se atreva a sugerir que le cambien de nombre porque desprestigian al Estado de Jalisco ¡AMLO solapa y protege a los criminales! ¿Acaso existe compromiso del gobierno federal con la delincuencia organizada? ¿Será que AMLO prefiere miles de homicidios en lugar de aplicar la ley? ¿Teme el presidente a los carteles o está coludido?
Son muchas las interrogantes. Lo cierto que el presidente López los consiente y prefiere “apapacharlos” en lugar de combatirlos.
AMLO preocupado porque la “razón social” del cartel jalisco nueva generación afecta la imagen de Jalisco. Como solución al problema y a la agresividad delincuencia, propone el cambio de nombre.
¡Inconcebible! Al presidente no le importa que sigan delinquiendo, para él es más trascedente que cambien de nombre, así ya no afectan la imagen de uno de los Estados que componen la República Mexicana. Acorde con sus palabras, tienen permiso para delinquir, solo cambien de nombre. Asunto arreglado. El presidente demuestra ser aliado de la delincuencia realizando actos y sugerencias; propuestas inauditas del mismo “jefe de Estado”, sugiriendo a los delincuentes que cambien de nombre a su “empresa”, para resolver el fondo del asunto: que no desprestigien. Así demuestra AMLO estar coludido con los carteles.
El presidente de la República, literalmente expide licencia para matar, solo exige a los delincuentes cambien de “razón social”. Lamentable realidad.
Todo se podía esperar de un presidente inepto, insensible, incapaz, indolente, vengativo y torpe en la toma de decisiones; mas nunca que el mismo presidente de la República abiertamente proteja a los delincuentes, quienes actúan sin piedad ejecutando a mexicanos bajo la tutela del gobierno federal que solo atiende a extender abrazos a los asesinos.
Felipe Calderón no tardó en comentar la política de Estado: “lo cínico es mandar abrazos a los asesinos”, refiriéndose a López Obrador por aquello de la matanza de 17 personas; y, como éste actúa cual delincuente, sin mayores argumentos le responde que Calderón: “es un cinicazo”, para luego pedir que Calderón aclare lo de Genaro Luna García. Vaya peculiar manera de gobernar.
El insensible de AMLO aprovecha la “masacre” para desviar la atención de más actos de corrupción realizados por altos funcionarios de su gobierno, acciones denunciadas e investigadas por la FGR, a quien no le quedó más remedio que iniciar las averiguaciones.
Conforme pasa el tiempo se fortalecen las pruebas de la existencia de la corrupción institucionalizada en el gobierno de la 4T.
No solo la familia presidencial tiene licencia para delinquir por medio del tráfico de influencias, también a los altos funcionarios les está permitido y si son descubiertos, el mismo presidente los protege, los encubre, los exculpa, tal y como lo hace con los carteles.
¡Vivimos tiempos de terror!
Héctor Parra Rodríguez