El gobierno de la 4T ante la incapacidad para gobernar y resolver los problemas, se dedica a crear “comisiones de la verdad”, para investigar hechos del pasado, en aras de congraciarse con los grupos sociales de presión resentidos y dolidos por acciones del pretérito.
Los dolidos por el asesinato masivo de los 43 de Ayotzinapa, convirtieron un acto delictivo en acciones políticas y el gobierno de AMLO, desde su campaña abanderó el movimiento comprometiéndose a resolver el asunto y dar con el paradero de los asesinados, prometiendo encontrarlos vivos, acorde con la frase: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Algo materialmente imposible y en tres años no han logrado investigar absolutamente nada. Eso sí, se han dedicado a detener a exservidores públicos para acusarlos de tortura y más delitos ¿Y los desaparecidos?
Pero los 43 asesinados en Ayotzinapa no los han localizado. Así que, para engañar a las familias de las víctimas, AMLO ofreció crear una “comisión de la verdad” para que realice toda clase de investigaciones ¡Engañados! Y aquellos conscienten el engaño. Alejandro Encinas encabeza la “búsqueda de los desaparecidos”, que fueron asesinados, quemados y pulverizaron los restos. Así, durante tres años administran el engaño unos y otros.
Luego vino la intentona de AMLO, de otro engaño, ordenó organizar una falsa consulta popular para investigar y procesar a los expresidentes por “crímenes del pasado”. Al percatarse que el engaño no iba a prosperar y que la ciudadanía no aceptó la fraudulenta consulta popular, los morenistas sugirieron crear la “comisión de la verdad”, para que, por medio de ella se investigue a los expresidentes y se les castigue ¡Otra vez! Sin pies ni cabeza, López no tiene nada para acusarlos, solo especulaciones del presidente de la República, quien así gobierna, con la premisa de la especulación, la difamación y la mentira.
Desde el Congreso de la Unión, los morenistas sugirieron se conformara esa “comisión de la verdad”. Incluso el Doctor en Derecho, encargado de la Unidad de Inteligencia Financiera, que nada tiene que ver en el asunto, “académicamente” sugirió se conformara una “comisión de la verdad”, avizorando que no prosperaría la consulta popular. El tiempo se les vino encima y no lograron nada, la LXIV Legislatura federal concluyó, no alcanzaron a concretar otra falacia de la democracia de la izquierda fraudulenta. Ni procesos penales ni “comisión de la verdad”. Pero la inquietud sigue presente.
Ayer lunes, ante la constante presión de los familiares de miles de desaparecidos desde los años sesentas, lograron lo inesperado, que el gobierno de la 4T, constituya otra “comisión de la verdad”, para que investigue la desaparición de más de 90 mil mexicanos. Si no pueden resolver los más de 90 mil asesinatos del primer trienio del gobierno, mucho menos podrán solventar las investigaciones de otros 90 mil desaparecidos desde 1964; esta vez bajo el calificativo de “crímenes de la guerra sucia”.
AMLO montó todo un espectáculo mediático por tratarse del “Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas”. No podía faltar la fotografía del presidente y demandantes. López Obrador se comprometió a crear otra “comisión de la verdad”; seguramente también la encabezará, una vez más, el mitómano de Alejandro Encinas, encargado de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación. Ante la incapacidad del gobierno de la 4T, lo mejor es crear comisiones, así diluyen las presiones políticas de los demandantes.
Bajo esta tónica, poco falta para que el presidente ordene la creación de una oficina responsable de crear y coordinar comisiones de la verdad. De tal suerte, tendrán presupuesto, personal e implementos o materiales técnicos y científicos para investigar. Todo lo demás, simple espectáculo mediático.
Claro, el trasfondo es continuar echando culpas al pasado, así se olvidan de los más de 90 mil asesinatos que se han cometido en solo tres años de gobierno de la 4T. Y, por supuesto, distraer a los mexicanos de la serie de barbaridades que ha cometido el presidente López, como haber quebrado la economía del país, dar libertades a la delincuencia organizada para que directamente intervenga y decida en política-electoral del país. Poco falta para que otro Pablo Escobar entre en escena como sucediera en Colombia en los años noventas. O ¡¿Ya lo estamos viviendo?! Todo se desarrolla entre comisiones y delincuentes para ocultar la incapacidad y no se desvele la verdad de las pueriles acciones de la 4T ¡El gobierno que no gobierna!
Héctor Parra Rodríguez
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