Tal y como el presidente López Obrador, asegura que el Poder Judicial está en manos de la delincuencia, nunca ha presentado prueba alguna para demostrar su afirmación. Sin embargo, las acciones de su gobernó estás llenas de pruebas fehacientes del involucramiento de la delincuencia organizada en su administración pública.
AMLO investigado por la DEA por haber recibido dinero del narco, más de 2 millones de dólares.
El dirigente de su partido, Mario Delgado, también investigado por tráfico de drogas y huachicol. Aunque hay quien afirma que se trata de otro Mario Delgado. Lo que sí es cierto, fue el mega robo que Marcelo y Mario, hicieron a las arcas del extinto DF, cuando desviaron miles de millones para la campaña de AMLO, por medio de la obra de la Línea Dorada, misma que se le vino a caer a su amiga la “corcholata”. Otro delito impune ¿Quiénes son los delincuentes?
Varios “empresarios asesinados” relacionados con funcionarios de Morena y sus campañas, relacionados con la delincuencia organizada.
El territorio nacional tomado por los carteles bajo el auspicio del gobierno federal. Incontenibles. Casi 180 mil homicidios en lo que va de la administración amloista y la cuenta continúa subiendo.
Las visitas de AMLO a la madre del “Chapo Guzmán” directamente al Estado de Sinaloa, que nada lo justificó, salvo su clara subordinación al narco, agradeciendo haber llegado al poder. Palmeando en la espalda al presidente el abogado del “Chapo Guzmán” y su guardia se lo permitió, a nadie más ¿Por qué tanta confianza y privilegios con los delincuentes? El presidente ordenó conseguirle permiso a la mamá del “Chapo”, para que visitara en la prisión a su hijo en la cárcel en los EUA.
El presidente implementó un programa para dejar en libertad a miles de delincuentes bajo el engaño de estar detenidos injustamente.
Haber ordenado la liberación del hijo del narcotraficante “Chapo Guzmán”, cuando fue detenido por orden de aprehensión que pesaba en contra de Ovidio Guzmán.
Más datos de la relación del presidente con la delincuencia. El huachicol rebasa, hoy en día, en mucho lo que se traficaba en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Uno de sus primeros engaños que beneficiaron a los huachicoleros, fue cerrar llaves de ductos de Pemex para evitar el robo de combustible. Mientras la población, el sufrido “pueblo” sufrió las consecuencias por la falta de combustibles, los huachicoleros hicieron de las suyas, hubo más extracción clandestina lo que ocasionó la muerte de más de 130 personas. El huachicol siguió beneficiando a la delincuencia organizada y nada de control para su control.
Desaparecer 17 mil millones del presupuesto público de Segalmex, sin que AMLO rinda cuentas de ello, es un delito. Funcionarios hicieron lo que quisieron, invirtieron el dinero del pueblo a su antojo. La “Estafa Maestra” se quedó chica.
Duplicar cínicamente todos los presupuestos de las mega obras de AMLO, sin la menor justificación, se llama robo. Eso es delito y quienes lo ejecutan son delincuentes. Miles de millones de pesos sin justificar, asignación directa de las obras y sus hijos involucrados con amigos ¿No es delito? Son miembros de la delincuencia organizada, tráfico de influencias descaradas.
Con estas y muchas más pruebas contundentes, se puede relacionar de forma clara e indubitable al mismo titular del Poder Ejecutivo con los criminales. No cabe la menor duda que está al servicio de la delincuencia organizada.
Cada vez que se le ocurre AMLO (en su calidad de presidente) en sus tradicionales acciones de campaña, conocidas como mañaneras, acusa a los ministros de su relación con la delincuencia. Nunca ha podido demostrar nada.
Nunca ha presentado prueba alguna que inculpe a los juristas; tampoco presenta una denuncia que de acusaciones. Solo sus alocados y tendenciosos dichos, morbosos y sucios nada dignos de un mandatario.
El presidente Andrés López Obrador simplemente está en campaña, mintiendo como siempre lo ha hecho y se ha ganado la credibilidad de las mentes débiles, manipulables; a otras suele comprarlas, otras más las extorsiona con dádivas y a muchas más les infunde odio, discordia en contra de aquellos que tienen (lucha de clases), manipulando perversamente a quienes carecen de ética y moral para lanzarlos como jauría en contra de las presas que suele atacar el perverso presidente.
Total, se encuentra en campaña, todo se vale y quiere seguir manipulando al mentado, traído, desgastado y cansado “pueblo” que utiliza como punta de lanza. El pueblo para acá y el pueblo para allá. Escuda sus dolosas acciones en ese ser invisible que manipula a su antojo.
Más molesto el presidente López Obrador quien ha sido calificado por ese “pueblo” al que tanto alude, con 170 millones de menciones en redes sociales como: #NarcoPresidenteAMLO; el número de menciones ha seguido creciendo. En el discurso de campaña mañanero lo mencionó con molestia, con dolor, con odio, con frustración.
López y sus huestes mecánicas ya no controlan las redes. Otra derrota para quien antes calificó a las mismas redes como: “benditas redes sociales”. Hoy las detesta al no estar bajo su dominio.
En realidad ¿Quién es el delincuente: AMLO o los ministros?
AMLO seguirá violando la Constitución en abierta campaña político-electoral y lo confiesa. Más delitos sin castigo. Ensucia la campaña en la que le está prohibido intervenir.
Héctor Parra Rodríguez