DESDE 1904
“México ya no es más que una dependencia de la economía de los Estados Unidos. Toda la región de México hacia el sur, hasta el Canal de Panamá, ya forma parte de Norteamérica.”
JAMES SPEYER – Presidente del banco Speyer and Company de Nueva York – Octubre de 1904.
Desde principios del siglo XX, México es parte -subordinada- a la economía de los EUA. Se habla de independencia de tal o cual sector, de una República soberana, independiente y más conceptos utópicos que solo en discurso funcionan.
La realidad es que nuestra economía y por ende gran parte de nuestra soberanía se rigen por planes, proyectos e intereses de la superpotencia del norte. Esto por supuesto que no es malo dada la contribución en recursos, tecnología y beneficios que esto nos ha dado.
Con la participación activa del Departamento de Estado de los EUA en la Revolución mexicana de 1910 por orden de la Casa Blanca y mediante los liberales en México, el país vecino consolidó el dominio de nuestra economía y desde entonces esta circunstancia no ha cambiado. Agréguele a esto el plan brillantemente ejecutado también desde los EUA de dominar la política mexicana a través de la capacitación de nuestros políticos más destacados en sus universidades y bajo sus doctrinas económicas. Esto ha abarcado a presidentes, secretarios de estado, subsecretarios, directores y más cargos de decisión e influencia.
Esta información debe poseerla todo político destacado en nuestro país, o por lo menos es mi ferviente deseo que así sea. Con el tiempo, ha habido tratados para reafirmar e “inclinar la balanza” obvio, hacia el país vecino. Pero este hecho ha prevalecido desde principios del siglo XX. Ya llevamos más de 100 años como economía dependiente de los EUA.
Del 2% de eficiencia que a título personal le doy al actual gobierno mexicano, quizá se lo otorgue a lo que ya es una necedad de confrontarse con los vecinos del norte con la aparente intención de independizar o marcar cierta soberanía un poco de nuestro país. Este hecho sería posible pero en décadas, no en uno o tres sexenios. Mucho menos en uno solo.
No entendemos como país que no es posible avanzar en seis años lo que se ha hecho por siglos; es necesario una reeducación desde las aulas para llegar a vislumbrar a lo lejos un “rayo” de esperanza para dos o tres generaciones adelante. Utópico y frustrante pensarlo. Lo único que veo es nuevamente en el poder: ignorancia, necedad y mezquindad.
Con las exportaciones totales de México a los EUA que representan el 79% del total –si esto no se llama dependencia, me gustaría saber cómo definirlo-, con el 4% del total de nuestro Producto Interno Bruto -PIB- dependiente de las remesas que los “paisanos” envían a México y demás ingresos y compañías de aquel país dando fuentes de trabajo y generando dinero, es al día de hoy, IMPOSIBLE hablar de independencia. Caray… ¿Qué no lo ven nuestros gobernantes?
La historia es la misma desde casi 1900. No ha cambiado y se repite y se repite. No se ve solución pronto, ni en 100 años al paso que vamos. Por ignorancia, seguimos como país, condenados a repetir la historia, pero paradójicamente por esto, no hemos caído en crisis mayores.
Los “veo” la próxima semana.
Prof. Javier Estrada.
Javierestrada66@hotmail.com