Señal de alerta .
Como lo hemos venido advirtiendo durante varias semanas en este espacio, el senador y excandidato presidencial Ricardo Anaya Cortés está operando en serio para hacerse de la candidatura al gobierno del estado, y al paso de los días las señales son cada vez más claras e ineludibles. Lo que comenzó como un murmullo se ha convertido en un operativo político de alta visibilidad.
La estrategia de Anaya ha pasado de la discreción a un franco destape, que se manifiesta en varios frentes simultáneos.
Desde su presencia constante y estratégica en eventos públicos clave muchas veces con líderes y estructuras ,hasta la publicación bien orquestada de sus intenciones en columnas y medios nacionales, todo apunta a un mismo objetivo. Estos movimientos dejan en claro que Anaya, a diferencia de otros tiempos políticos en los que guardó cautela, ahora está jugando con las cartas sobre la mesa y sin ambages.
Su estrategia central, y lo más notable, consiste en generar una narrativa de crecimiento imparable de la Oposición. El mensaje soterrado, pero bien difundido, es doble:
La oposición en el estado está experimentando un repunte significativo que la coloca en una posición de competencia real frente al partido en el poder.
Y, el punto crucial: él es la única figura capaz de aglutinar fuerzas y, en última instancia, vencer al candidato de MORENA en la contienda.
Anaya está buscando posicionarse no solo como un aspirante, sino como el “candidato inevitable” y la única carta de triunfo real . Los próximos días serán decisivos para ver cómo reaccionan las otras fuerzas dentro del PAN y, más importante aún, si el mensaje de “crecimiento y única opción” logra permear. El juego está abierto, pero la apuesta de Anaya.
“El tablero se mueve”
El juego no es solo local; es nacional.
Ante los escenarios urge una definición clara en el estado. La inacción y la prolongación de la incertidumbre local se han convertido en un factor que únicamente favorece a quien tiene el control de la franquicia y la explotación mediática a nivel nacional, es decir, Ricardo Anaya.
El tiempo es el mayor aliado de quien tiene los reflectores. Mientras los actores estatales dilatan sus procesos y no presentan un contrapeso claro, Anaya se consolida, no por fuerza interna, sino por inercia y vacío. Cada día de indefinición le permite expandir la narrativa de ser el “único capaz”.
Esta situación pone en una posición sumamente complicada al gobernador Mauricio Kuri González.
En el tablero político, el Gobernador Kuri, teóricamente, ha estado alineado con el grupo opositor a la candidatura de Anaya. Sin embargo, la percepción que se emite desde su administración es la de una incómoda o calculada comodidad.
Señales discretas, o la simple ausencia de resistencia activa, parecen indicar que el Gobernador estaría mandando un mensaje de “paso franco” hacia el Palacio de la Corregidora, permitiendo que la inercia arrastre a Anaya a la candidatura sin interponer una figura de peso o un veto político explícito.
¿Es esto un cálculo de pragmatismo ante una inminente derrota interna del grupo anti-Anaya? ¿O es una señal de que Kuri, consciente de las posibles represalias políticas, prefiere mantenerse al margen de la confrontación directa, dejando que el proceso siga su curso sin asumir el costo de la batalla?
Lo cierto es que la falta de una postura clara o de una carta fuerte de parte del grupo gobernante local solo profundiza la sensación de que la candidatura de Anaya es un hecho consumado, dejando al estado a merced de los tiempos y los intereses de la política central. La urgencia es ahora.
El silencio es a veces la más ruidosa
Luis Nava, el Panista de Cepa.
Mientras Ricardo Anaya sigue tejiendo su estrategia desde la órbita nacional, la resistencia interna y la alternativa local están siendo impulsadas con claridad desde los liderazgos que se sienten desplazados. El exgobernador Francisco Domínguez Servién puso el dedo en la llaga al emitir un espaldarazo que es, a la vez, una declaración de guerra política: “El más panista de los panistas es Luis Nava.”
Este no es un simple elogio. Es la validación de un activo que Anaya no posee: la legitimidad de la base y la probada capacidad de triunfo local. Nava, el actual secretario de desarrollo social es señalado como la única figura local que ha demostrado la capacidad real de aglutinar al panismo y más allá, en torno a su proyecto.
Las credenciales de Nava son contundentes y operan como un contraste directo a las debilidades de Anaya:
Doble Victoria en la Capital: Nava ha ganado dos elecciones consecutivas en la capital del estado.
Victoria Emblemática contra el ‘Efecto AMLO’: La primera de esas victorias fue particularmente emblemática. Nava no compitió contra un “títere vacío” , que la postre cobra con el PAN , sino que tuvo que competir y vencer cuerpo a cuerpo al influjo del expresidente Andrés Manuel López Obrador y la ola que arrastró al país.
Esta última situación es el punto más débil en la armadura de Ricardo Anaya. Es un hecho que, a pesar de ser el candidato presidencial de una importante alianza, Anaya no logró superar ese “Efecto AMLO” en el estado, perdiendo la elección presidencial en su propia tierra. En cambio, Luis Nava sí lo hizo en la competencia por la capital.
El mensaje que lanza Domínguez, al apoyar a Nava, es claro: la victoria se gana en la calle y a pesar de las olas nacionales, no solo con un buen marketing y reflectores centrales. Si se busca una figura con probada capacidad para defender el bastión panista y aglutinar a los suyos, la respuesta, según este grupo, es local y tiene nombre propio: Luis Nava. La mesa está puesta para la confrontación interna.
El panismo se juega entre la base y la cúpula.
Astudillo, la Carta Verde que Sacude a la 4T.
Si de espaldarazos se trata, la sorpresa de la semana viene desde la trinchera oficialista. El diputado federal Ricardo Astudillo Suárez recibió un apoyo de peso que dinamita la tranquilidad de quienes ya se creían dueños de la candidatura. Fue Arturo Escobar y Vega, figura clave del PVEM a nivel nacional, quien sostuvo públicamente que el Partido Verde irá por la candidatura de la 4T en el estado y lo hará en la persona de Ricardo Astudillo.
Este movimiento no es menor. Pone sobre la mesa la fuerza de la alianza nacional y el peso que el PVEM ha adquirido en la coalición oficialista. Astudillo, un experimentado político queretano con amplio conocimiento de las estructuras locales y federales, se consolida así como una opción real, con el respaldo explícito de su dirigencia, para encabezar la defensa del proyecto de la 4T.
Aquellos que especulaban y festinaban el supuesto fracaso o la irrelevancia del proyecto de Astudillo, deben estar haciendo un “entripado épico” en este momento. Este espaldarazo demuestra que el juego no está cerrado y que la decisión no pasará exclusivamente por las estructuras morenistas tradicionales.
Y aquí viene el golpe más directo: quien ya se asume como líder en las encuestas y vocero oficioso de la 4T en el estado, y que exhibe una preocupante “dipsomanía de poder”, seguramente tendrá que bajarle dos rayitas a su discurso de autosuficiencia.
La irrupción de Astudillo, respaldado por el Verde, lo forzará a confrontar la realidad: la candidatura de la 4T no está definida y la competencia es real. El líder autoproclamado tendrá que abandonar su soberbia momentánea y construirse de nuevo a su tradicional medianía política, pues el factor Astudillo ha rebarajado las cartas y puesto en jaque la narrativa de que el proceso sería un mero trámite para un solo aspirante.
El Verde muestra su colmillo.
Lenguas Viperinas.
Cuentan que a quien ya le salió el “chirríon por el palito” es al “amparista” Iván Fabela, pues por andar promoviendo en falso ya le dieron vista a la FGR.
El problema es que con tantito que le aprieten va a poner al titiritero.
Como siempre, la mejor opinión es la de usted y recuerde, no me crea a mí, créales a sus ojos; y si no le gusta lo que escribo ¡No me lea! Por favor, no me lea, no se mortifique.
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