Durante el registro de la “corcholata” ante el INE, no pudo contenerse y abordó el tema relativo a la enorme concentración de la marea rosa y blanca tanto en el Zócalo de la CDMX como en más de 100 ciudades en toda la República Mexicana y en el extranjero, logrando reunir a miles y miles de mexicanas y mexicanos.
Aquella tuvo que distraerse del tema principal de su registro oficial que le permitirá, a partir del 1 de marzo, iniciar su campaña para la Presidencia de la República. Sin lugar a dudas que le preocupó el poder de convocatoria de la sociedad, no de los partidos, de la sociedad. Bien sabía la señora “corcholata”, que el 18 de febrero se llevaría a cabo la concentración en el Zócalo y capitales de todos los estados; más de 100 organizaciones ciudadanas habían convocado a fin de protestar en contra de las políticas destructivas de nuestra democracia, entendida como un sistema de vida, por parte del presidente de la República.
Pudo cambiar la fecha y escoger otra, pero no, ella y su equipo de campaña decidieron hacer el registro el mismo domingo. Tal vez creyeron que opacarían la concentración ciudadana y le resultó contraproducente. Los miles de ciudadanos y ciudadanas hicieron desaparecer en los medios digitales el registro de la señora en el INE, dieron prioridad al discurso del Doctor Lorenzo Córdova Vianello y a las concentraciones. Las redes sociales también inundaron los eventos ciudadanos.
La señora “corcholata”, como último recurso y emulando a su mentor, al presidente de la República, se vio en la necesidad de denostar a más de un millón de ciudadanas y ciudadanos que acudieron libremente a las concentraciones en todo el territorio nacional. Luego tuvo que recular, corregir para acotar que ese no era el tema principal de su discurso. El error político había sido cometido.
Por su parte, el mismo presidente, para no perder su contumaz costumbre de vituperar a todo aquel que no se sume a su proyecto de destrucción de la nación, hizo lo propio, volver a calumniar y ofender a esos miles y miles de mexicanas y mexicanos. Habló de 2 democracias, la de él, aquella que impone sin derecho a disentir, sin discusión y la otra, la que ejerce libremente la sociedad mexicana. Cual soez dictadorzuelo de la época nazi. Volvió a su desgastada retórica, sin desconocer lo peligrosa que representa su postura fascista.
El discurso del Doctor Córdova, fue claro, mesurado, pero contundente al advertir los riesgos de destrucción del gobierno de AMLO. Traducido, sin embargo, en un seria amenaza de perder las libertades para caer en una dictadura. Todas las señales del titular del Poder Ejecutivo, apuntan a imponer un régimen dictatorial.
Ni el titular del gobierno que parece ostentar una monarquía, ni su “corcholata”, pudieron ocultar el nerviosismo ante la maquinaria social que se mueve sin necesidad de partidos.
La sociedad libre está harta de las mentiras y del programa de destrucción del presidente de la República, que encamina a una dictadura. Eliminar todas las instituciones que hacen contrapeso al titular del ejecutivo. Minar al Poder Judicial para que no pueda limitar el meta poder que se ha arrogado el presidente al pretender heredarlo a su “corcholata”. Lo peor del socialismo: aplasta las libertades humanas e impone el abuso de poder en contra de todo aquel que no se subordine a sus excesos.
Cuando el presidente hizo la distinción de sus 2 democracias, la de él y la de la libre sociedad, seguramente pensó en las “democracias” de Cuba, de Rusia, de Venezuela o de China. Cero libertades, el Estado es dueño de todo, propiedades y vidas. Esa es la democracia que anhelan los pseudo izquierdistas de Morena, como la “corcholata”; ellos los ricos y poderosos y el pueblo que se conforme con las migajas.
Claro que se pusieron nerviosos. AMLO no ha podido superar las 3 enormes concentraciones convocadas por la sociedad civil organizada. Ni en sus “informes de gobierno”, ni con acarreados, ni en sus festejos del aniversario de su triunfo electoral ha logrado igualar. Ninguna de sus concentraciones ha podido asemejar las movilizaciones de la sociedad, sin partidos. Por eso los denuestos del presidente y su “corcholata” a la sociedad y sus descalificativos. De lo contrario, simplemente ignoraría lo que él llama oposición, que en realidad es la enorme mayoría de la sociedad pensante, enemigos insubordinados. Supuestos adversarios a los cuales quiere fulminar, exterminar, acabar. ¿Guerra de clases?
Las más de 100 organizaciones sociales que han logrado semejantes hazañas, tienen el enorme reto de organizarse para el día de las elecciones. Sí, conseguir que esos miles y miles de hombres y mujeres se traduzcan en 60 millones de mexicanas y mexicanos y acudan a las urnas el 2 de junio a emitir su voto en favor de la oposición que detesta la mentira, la traición y la corrupción, representadas por el nefasto gobierno de la supuesta transformación que se ha convertido en destrucción, despilfarro y corrupción.
Esta vez los partidos son comparsa de la sociedad.
Por sí solos no alcanzan a derrotar al brutal aparato de Estado que ha montado AMLO, con la indefectible intención de robarse la elección.
Sin contar con el barrunto contubernio que ha logrado construir el presidente y su movimiento denominado Morena con la delincuencia organizada, brazo violento del titular del Poder Ejecutivo, quien ha dado todas las señales de estar coludido con los agresivos grupos criminales.
Los partidos políticos sin la sociedad pierden las elecciones. De ahí la preocupación del titular del ejecutivo y su “corcholata” al constatar la enorme y poderosa movilización que ha logrado la sociedad bien organizada sin necesidad de los partidos.
La coalición opositora tiene toda la oportunidad de triunfo electoral, siempre y cuando se tome de la mano de esa sociedad organizada que puso nervioso a todo el aparato del Estado que ha montado el presidente, habida cuenta de los resultados objetivos de las grandes movilizaciones sociales. AMLO masculla demagogia y demuestra su nerviosismo.
Héctor Parra Rodríguez