Una innecesaria crisis.
Acerca del tema se ha escrito toda una saga. En realidad, cuando iniciamos la redacción de este texto nos cuestionamos la pertinencia de hacerlo, tanto por tiempos como por la urticaria que se pudiera generar. Pero como aquí pertenecemos a la casta de La Cruda Verdad y nos gusta levantar ámpula, decidimos continuar con las líneas.
Ahora bien. Para lo acontecido la semana anterior hay dos hipótesis recopiladas, bueno, tres.
La primera y más disparatada es que el “fuido” sabía que lo iban despachar y decidió dar una pataleta antes de salir. Muchos no damos crédito a esa versión, pero se manejó así.
La siguiente es la del error político y en la que hay inmersos muchos detalles.
A ver, no olvidemos que se trató de la segunda ocasión en que la que Echeverría se envalentonó y le dio sus llegues al Ejecutivo. A saber, el año pasado se le dejó ir con todo a la Secretaría de Gobierno y al equipo de Guadalupe Murguía, al que acusó de “incapaz” en la coyuntura de las madres buscadoras. El ahora “ex” inclusive les inició procedimientos a miembros de Segob por supuesta omisión. El Gobernador, en esa ocasión, le dio su respaldo a su Secretaria.
Y después, lo acontecido la semana anterior, lo que llenó el vaso, fue la detención de los POES que representan la columna vertebral de la operación policial, bajo acusaciones que, refieren, están difíciles de sostener (y sea cual sea el resultado de la audiencia inicial, el golpe ya fue asestado). En POES no se daba crédito, por ejemplo, de la detención de Israel Zadoc: respetado en la corporación y con incuestionable desempeño.
Todo lo mencionado en ausencia del mandatario, hecho que, para algunos, fue una leperada política del Fiscal. El diagnóstico fue de una confrontación entre grupos por las entidades de seguridad y procuración de justicia, evento que pone en entredicho el control interno del gobierno y cuestiona la estabilidad de las unidades en referencia, que son precisamente las estrellas de los gobiernos queretanos.
La tercera hipótesis es la del cálculo. Ante un escenario que se aprecia complejo con la próxima conformación de la legislatura local, desgastante sería para el Ejecutivo tener a un Fiscal que le haga la vida difícil (es política y así son las cosas, no se asuste), así que con cálculo florentino se planearon las detenciones para “justificar” la salida de Alejandro Echeverría y de este modo poder adelantar la sucesión del titular con la actual configuración de la legislatura. Pero ésta postura tiene sus debilidades porque el costo político es altísimo para las corporaciones de seguridad y de procuración de justicia, además de que se mancha el prestigio de tres oficiales y su trayectoria, sin dejar de lado que el Ejecutivo se erigiría como un absolutista por “remover” al Fiscal, siendo una institución autónoma.
El precio para el Gobernador es desorbitado, por eso cuesta trabajo creerse, pero es la versión sobre la que los morenistas están enfilando sus ataques. Arguyen que todo es para mantener el control de la Fiscalía, pero insistimos en que el proceder se calificaría como muy desaseado y caro. En todo caso, Echeverría Cornejo pudo haber argumentado enfermedad o el inicio de su jubilación; tendría su costo, por supuesto, pero no tan significativo como el de dañar la imagen de todo el Ejecutivo, empezando por el mandatario.
¿Qué sigue? Seguramente Alejandro será ayudado para jubilarse y, por otra parte, nombrar al nuevo o nueva titular de la FGE, pero deberá ser alguien con quien pueda haber entendimiento y con ganas de colaborar, porque dicen en los corrillos políticos que en la Fiscalía suelen ser bastante anquilosados para entender algunas situaciones sociales, y a veces generan más problemas de los que ayudan a resolver. Un tacto de elefante que qué barbaros. Pero lo que a ustedes les interesan son los nombres. Hace meses se barajeó el de un joven abogado queretano que se desempeña (o desempeñaba) en la Fiscalía de CDMX; también se ha referido el del propio Secretario de Gobierno y hasta el de la magistrada presidenta (pero ésta tercera opción, dicen, sería altamente cuestionada por el panismo). Claro, también lo que seguirá son las pataletas del morenismo, usando la hipótesis que recién mencionamos, amenazando con alguna que otra movilización, y lo que se les venga a la mente.
Este asunto no ha terminado; viene un agosto bastante convulso.