IMPRUDENCIA. En despido terminó aquella imprudencia de Cristina Niño de Rivera al reconocer que había abandonado su silla de chamba porque un chingo de gente quería verla. Hubo muchos que celebraron su salida y pocos, realmente pocos, que trataron de medio defenderla. Desde hace años levantó ámpula en muchos círculos empezando por los rojos, pues en 2018 nadie se explicaba de dónde había salido para ocupar, de inmediato, una candidatura a diputada federal (que, obviamente, perdió). Luego, nadie se explicaba cómo es que llegó a la Sedesoq en la actual administración en donde amenazaba a subalternos con no renovarles sus contratos si no cumplían sus instrucciones metainstitucionales. “¿Cuántos votos aportó?”, preguntaban unos y unas. El tiempo y las redes hicieron su trabajo.
FISCAL. Ahora que Alejandro Echeverría Cornejo presentó su renuncia a la Fiscalía General del Estado, en la legislatura local se andan haciendo bolas con aquello de aceptarle la renuncia, cuando por un sencillo tema de derechos humanos la dimisión surte efectos en el momento de la presentación de la misma, de tal forma que no está sujeta a si se aprueba o no en el poder legislativo. Ya dejémonos de innecesarias succiones allá en Centro Sur, por favor.
MAYA. La conformación del gabinete de Sheinbaum pone de nueva cuenta a Celia Maya y a su equipo en el mapa, lo que le vale la posibilidad de debatir delegaciones federales en Querétaro. El asunto genera rispidez en las negociaciones entre los grupúsculos, pues no esperaban o habían olvidado por completo que Celia Maya se mueve en la esfera nacional y puede tener cierta influencia en lo local. Puede haber sorpresas para más de alguno que ya se frota las garras.
POLÍTICA INTERIOR. La tinta que se ha vertido en columnas de opinión a lo largo de estas últimas 3 semanas se resumen en un concepto: crisis. ¿Cambios? También mucho se ha alardeado a nivel mediático pero en los hechos todo se mantiene igual, no obstante dado el escenario que aparentemente es adverso, no puede existir el lujo de seguir desgastando la imagen del primer mandatario y su gobierno. Conveniente sería el replanteamiento de una agenda y un tratamiento parsimonioso, meticuloso y preciso de los rubros que le compongan. Hoy el Ejecutivo requiere un perfil que sepa tejer relaciones finas no solo con un segmento de la oposición o que esté abocado a lo mediático, sino alguien con capacidad de constituir alianzas de cara al 2027, alguien con capacidad de maniobra a nivel de partido político pero sobre todo que coadyuve en el posicionamiento de los temas más relevantes de la administración y que coordine a las dependencias estatales, por cierto, más de alguna suelta, muuuuy suelta.
MOVIMIENTO. No solo por el asunto del Fiscal y el borlote con los POES, ni tampoco por la fuga del Acueducto II o el lapsus de Niño de Rivera, sino por el escenario nacional es que se prevé un agosto agitado para lo local. Hay discusiones en torno a las propuestas de reforma constitucional que hizo AMLO, entre ellas el de la reforma judicial que podrá abordarse en los últimos 10 días del mes, además de que está próxima la entrega de constancia de mayoría a Claudia Sheinbaum. Y para el 11 de agosto el mentado Alito podrá “reinventarse” como el “nuevísimo” líder del PRI. Y lo que falta.