Un grito desesperado. Guango, flojo y aguado, así se interpretó esa levantada de mano de último momento que tuvo cierta legisladora federal, haciéndole honor a su apellido. Ese grupo llegó para patear la reja y ver si pueden meterse en la tómbola de los espacios. Así es la política. Al menos la capital ya está, cada día con mayor claridad, definida para la dama de platino, mientras que Corregidora está más que cantada para Mr. Chepe. Aquel grupo comienza a sentirse ansiocito y quiere ver si le salen gotas al limón.
Apretando uno y mordiendo el otro. El covid que atacó al mandatario tuvo un impacto en un congreso de seguridad y justicia que se celebró la semana pasada. El evento sería inaugurado por el Gobernador, pero en su lugar llegó la encargada de la gobernabilidad, Guadalupe Murguía, para abrir el telón de magno congreso. A los organizadores no les quedó de otra más que hacer algo que cada vez realizan con mayor facilidad: cuadrarse con la segunda al mando.
Agua y aceite. Uno de los promotores de la 4T en Querétaro de plano no encaja con los ideales de Morena. Nos referimos nada más y nada menos que a Juan Carlos Espinosa Larracochea, otrora jefe de la aduana de Querétaro. Le cuento: por un pelo de rana calva no fue padrecito. Es originario de una familia de hombres muy cercanos a Dios, esos que casi casi acarician al Opus Dei. Espinosa es, en resumen, la ultraderecha infiltrada en Morena. Alguien tiene una ideología muy frágil: el promotor, Morena…o de plano Santiago. Esto solo demuestra que, al menos en ese grupo, son lo que tanto critican los morenos de cepa: arribistas. Habría que preguntarle sobre su postura en torno al aborto, nomas por ver cómo anda de sólidos principios.
Mentiroso. En noviembre de 2020 el senador Gilberto Herrera Ruiz espetaba en la tribuna del Senado que la obligación de comprar medicamentos era de los Gobernadores. Puras verdades a medias para quedar bien “con el de arriba”. La 4T se aventó la ideota de modificar los esquemas de adquisición quesque para luchar contra la corrupción (ajá), pero solo trajo desabasto y más corrupción. Ese nuevo esquema ha generado retrasos para Querétaro, pues el eficaz INSABI no logró proveer todo lo que se comprometió. Y como en el gobierno estatal ya se las olían, previeron el asunto y le entraron al quite para tapar el boquete de aquellos eficaces. ¿Y Gilberto? Azuzando a sus porros señalados por acoso o buscándole 47 pies al gato en el Acueducto III. Ya siéntese, señor.