El oportunismo
Se puede entender el activismo social de algunas organizaciones, sean cuales sean las razones que les impulsan a luchar en contra de lo que ellos consideran equivocado. Vivimos bajo un régimen democrático que se distingue por una premisa básica: la libertad.
Pero esta válida y legítima lucha pierde sus tonalidades multicolor para comenzar a pintarse de tintes obscuros cuando descubres que, tristemente, hay una mano peluda y de uñas largas meciendo la cuna.
En Querétaro se ha conformado un colectivo de grupos que, según su pronunciamiento, se constituirán como una contraloría ciudadana en materia de agua que, básicamente, vigilarán que el Estado aplique y administre correctamente el vital líquido. Es todo.
Pero estas buenas intenciones se desmoronan cuando tienes sentado en la mesa de trabajo a un exombudsman íntimamente ligado al morenista Gilberto Herrera, el eterno aspirante al Gobierno del Estado. En esa misma mesa está un “concejo indígena de gobierno”, cuyo titiritero es nada más y nada menos que el “luchador” social con carpetas de investigación, Sergio Jerónimo Sánchez, también estrechamente vinculado con el exrector. Y a una que otra activista ambiental a la que ya ligaron con quién creen…así es: con esa mano peluda y de uñas largas.
Los jóvenes doctores y expertos en materia hídrica manchan su prestigio cuando estos advenedizos ven tren y quieren treparse en cualquier vagón, no importa si es en el de las maletas.
Siguen acusando represión de Estado, cuando el detenido en aquél bloqueo del pasado 10 de junio ya se encontraba muy repuesto y también sentado en la mesa de la rueda de prensa. Quieren patear un bote con los ojos cerrados incluso si no haya bote; el chiste es soltar la patada.
Aunque quieran vestirse de institucionales y democráticos, cargar con intenciones mezquinas llenas de tufo político-electoral les impedirá a tener el impacto que tanto anhelan. No en balde tuvieron que irse a CDMX para ver si alguien los escuchaba, porque aquí nomás no permearon.
Hay que sacudirse el polvo de vez en cuando.
—Tópsy Krets