Sin tibiezas y con determinación actuó el municipio de Querétaro en un tema localito que bien pudo tener una escalada que nadie deseaba, precisamente porque el nombre tras bambalinas en un conflicto vecinal alcanzaba a un exgobernador. De ese tamaño el asunto. Lástima, uno no escoge a la familia.
Le cuento rápidamente. Dije localito porque todo el lío se resume al agandalle de una vía pública que terminó por afectar a una vecina de la colonia Jardines de Querétaro. El dislate fue de tal tamaño, al grado de que el gandalla (el pariente incómodo), amagaba e intimidaba a la mujer que vio restringido el acceso a su domicilio derivado de la ilegal apropiación de la calle que hizo el parientito.
El asunto no hubiera trascendido demasiado si el ocurrente no hubiera empezado de lengua larga con la presunción de sus relaciones familiares. Total que el problema llegó a los oídos y manos del Coordinador de Gabinete del municipio, Miguel Parrodi Espinosa. El funcionario investigó, escuchó, buscó y se documentó para percatarse de que, en efecto, era un agandalle de la vía pública, así que con el aval del alcalde, Luis Nava, giró las instrucciones necesarias para que el municipio entrara y retirar la reja que arbitrariamente colocaron los incómodos parientes para quedarse con la calle. Y así se hizo.
Una mujer y sus pequeños hijos recuperaron la tranquilidad, y por otra parte, se le ubicó en su justo lugar al “influyente”. Nadie, ni el ex, metieron las manos al fuego por él. Bien por el ex al no intentar intervenir, pero todavía más correcto el actuar de Luis y de Miguel, la dupla a la que no le tembló la mano para actuar con rapidez y con contundencia.
—Tópsy Krets