Luego de que concluyeran las campañas y se viniera el día de la elección que arrojó un resultado funesto para Morena y Celia Maya García, pareciera que la exmagistrada se arrinconó en un cuarto obscuro, abrazada a si misma, sin entender bien a bien qué había ocurrido. Eso la llevó a cuestionadas declaraciones y actitudes que no se terminaron por entender en su totalidad.
A raíz de su última rueda de prensa la excandidata Celia Maya no sólo denostó al gobernador electo, Mauricio Kuri González, al no reconocer su triunfo, sino que le brillaron los ojitos cuando un reportero la cuestionó sobre la posibilidad de dirigir el futuro de Morena en el estado de Querétaro.
No es coincidencia que #LadyPensión haya iniciado una gira de “despedida” (quizás de bienvenida) por el territorio estatal. Visitará algunos municipios del semidesierto posiblemente para arengar los procesos de impugnaciones en demarcaciones como Tolimán. Casi podemos augurar que detrás de esta casual gira también estará la promoción de la campaña nacional para iniciar juicio a los expresidentes mediante la innecesaria consulta. Esta dinámica se lleva a cabo en los 32 estados del país mediante los Comités específicamente designados para dicha campaña. Quizás este pequeño viaje también servirá para ir sembrando la semilla de la discordia en torno a las próximas iniciativas de Morena en el congreso federal.
Independientemente de los ahora evidentes babeantes deseos, lo cierto es que el futuro de Maya no es muy promisorio. Aquellos quienes decidieron confiar en ella para el proyecto, ya fuera a través de la aportación de una “digna” cuota o en especie mediante el trabajo humano (llámense consultores, asesores o brigadistas), hoy se lamentan de haberle dado el respaldo. Y es que desde el arranque de la campaña, su consultor ¿estrella?, Aleix Sanmartín, prometió traer del comité nacional grandes presupuestos para todos, no obstante la promesa se fue desvaneciendo con el paso de las semanas y, consecuentemente, las deudas crecieron al grado de que el estratega en mención optó por “hacerse ojo de hormiga” y dejó como encargada del trabajo a una inexperta asesora. La pobre no tenía idea del rumbo que debía tomar en cada reunión de cuarto de guerra en que se sentaba.
Celia, desde donde decida operar los últimos meses de su carrera política, no tendrá un camino fácil. Sus acreedores no dejarán de recordarle cómo fueron engañados, y que pese a ello llegaron hasta el último día de la elección esperando que se les devolviera algo de lo que les prometieron.
¿Dónde quedó algo de aquello? Los allegados han intentado cobrar en estos últimos días pero los han despachado con un “ahí pa’ la otra”. Si algo hubo, dicen, se pudo haber quedado en los bolsillos de aquél que gusta de los múltiples contratos con gobiernos de todos los colores.
Dicen.