Mientras los conocedores y especialistas del Derecho y la aplicación de la justicia jurídicamente critican con sobrada razón la iniciativa de reforma a la Constitución del presidente López, al pretender mercantilizar políticamente los cargos públicos de los juzgadores en el Poder Judicial, la señora que cobra como ministra en la Suprema Corte de Justicia, la morenista Lenia Batres, acude a foros políticos promovidos por su partido para apoyar la iniciativa de su jefe político ¡Vergüenza y traición!
Lenia Batres Guadarrama, pieza de ajedrez, quien llegó al cargo de ministra por nombramiento directo del presidente López sin conocimientos ni carrera judicial, argumenta que no se necesita tener experiencia en Derecho Constitucional para impartir justicia. Claro, ella llegó al cargo preñada de ignorancia, los proyectistas le hacen el trabajo.
Ella no hace mas que despotricar en contra del sistema judicial, para ello fue nombrada. Carece de los cimientos jurídicos en la materia. Está para ayudar a derruir las bases que sostienen al Poder Judicial. ¿Qué elegir popularmente a los impartidores de justicia?
Otro tanto hace la magistrada queretana en retiro, Celia Maya García, quien fuera rechazada como ministra en 2 ocasiones, a pesar de sus conocimientos jurídicos. Ella sí tuvo carrera judicial en Querétaro. Dos veces candidata a la gubernatura; una vez por el PRD, la otra por morena. Ambas ocasiones perdió. Actualmente jubilada y pensionada. Otra funcionaria que, desde el Consejo de la Judicatura Federal, representante del Poder Ejecutivo, empleo en el que la acomodó el presidente López, replica lo mismo; en entrevistas también despotrica. Claro, con la enorme diferencia de sus conocimientos jurídicos, a diferencia de Batres. Sin embargo, su función es golpear y golpear el funcionamiento de Poder al que presta sus servicios y cobra su salario.
AMLO introdujo caballos de troya para vigilar y destruir a sus opositores que no se plegaron a sus caprichos. Lo mismo sucede con otras 2 ministras Loretta Ortíz Ahlf y Yasmín Esquivel Mossa. También sin la suficiente experiencia. El presidente invadió por medio de sus espías, solo para destruir, no para ayudar a fortalecer la impartición de justicia.
La señora -me cuesta trabajo nombrarla ministra- Batres, sin tapujos diserta cual miembro de la oposición dentro del Poder Judicial. Sin decoro, sin honestidad y sin ética denigra y desprecia la función judicial federal por medio de discursos frente a la muchedumbre que públicamente convoca morena en sus foros.
A su alocución de fin de semana acudieron varios empleados del Poder Judicial que la abuchearon y confrontaron, haciéndole ver que carecía de carrera judicial, sin experiencia y sin prudencia jurídica. Las huestes morenistas alzaron la voz en su defensa: “no estás sola”. Frase que la recitan por todos lados los adoctrinados a la injuria y vituperio.
Abrirán los foros para escuchar las voces de los doctos en la materia, mas no harán caso. AMLO, Sheinbaum y legisladores de la alianza morenista van sin freno alguno, adelantan que aprobarán las reformas. Total, políticamente justifican: el pueblo se los ordena, los votantes así lo decidieron ¡El pueblo es ignorante en esta fundamental y trascendente materia! Eso no se consulta ni se encuesta.
Aún guardo la esperanza de que tropiece la reforma amloista ante la falta, al menos, de un solo voto en el Senado de la República. Con ello: el fracaso de la intentona.
El peligro se cierne sobre la seguridad jurídica en México.
El T-MEC en peligro; las y los ciudadanos en México en peligro. Sin seguridad jurídica se pierde todo. No habrá autoridad que defienda los intereses legales de los particulares. Los derechos humanos adquirirán la denominación de origen bajo la calidad de: minusválidos.
En el extranjero también se advierte el peligro; sobre todo en relación a las inversiones. El capital extranjero no invierte y huye de los gobiernos autoritarios, regularmente en los regímenes socialistas que suelen ahuyentar las inversiones. Aman las expropiaciones sin defensa legal alguna. Priva la inseguridad jurídica, el gobierno decide, el poder político se impone, no el Poder Judicial por medio de juicios justos en los que se respete fundamentalmente la garantía de audiencia bajo reglas claras previamente establecidas en las leyes. Lugo deviene la nueva Constitución con reglas injustas para los gobernados, solo en beneficio del poder púbico: de los gobernantes.
Solo los morenistas no quieren, no desean advertir ese peligro. Simple la respuesta. Unos no saben por ignorantes; mientras que los malévolos saben que el poder político logrará el control del Poder Judicial, esa es la finalidad; esos, esos representan el Poder Político, serían los beneficiarios de la contra reforma. El Poder Ejecutivo quiere el dominio del Poder Judicial; incidir en las resoluciones judiciales, conceder o negar el Derecho a placer, no conforme a la aplicación de la justicia ni sustentadas en Derecho.
El tema continúa, se exprime, se explota, se esclaviza dada la trascendencia de la iniciativa de reforma a la Constitución.
Tras de ella vienen otras más que han sido ignoradas.
Héctor Parra Rodríguez