El presidente Andrés López Obrador, no sería la excepción: niega ser un delincuente.
Los hechos y las palabras afirman lo contrario a lo dicho por AMLO. El cúmulo de indicios hacen prueba plena.
Veamos algunos delitos que ha cometido el presidente de la República, Andrés López Obrador.
a).- No respeta las sentencias de las autoridades judiciales federales. Esa acción es considerada como delito de desacato, previsto por el artículo 267 de la Ley de Amparo, sustentada en el artículo 107 fracción VXI de la Constitución.
El último delito se configuró al no respetar la suspensión definitiva concedida por la autoridad judicial que ordenó la suspensión de una parte de la obra del tren Maya.
b).- Ordenó la libertad de Ovidio Guzmán, detenido en cumplimiento de orden de aprehensión. La orden presidencial constituyó varios delitos previstos en el Código Penal Federal, entre otros, los siguientes. Evasión de presos previsto por el artículo 150; Ejercicio Ilícito de Servicio Público, previsto por el artículo 214; Abuso de Autoridad, artículo 215 del mismo Código. Además, incumplió con el tratado de extradición suscrito entre México y los EUA.
Relación franca y abierta con elementos del crimen organizado.
c).- Cuando el presidente López ordena que las autoridades responsables de cumplir con la seguridad pública, traten bien a los delincuentes; el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, ordena cuidar a los delincuentes. Incumplimiento al artículo 21 constitucional. Incumplimiento de los artículos 7 y 8 del Código Penal. No le aplica la exclusión del delito ni de responsabilidad penal previstos en los artículos 15 y 17 del Código de Referencia.
Cuando AMLO negligentemente ordenó a las Fuerzas Armadas y a la Policía Federal (antes de la creación de la Guardia Nacional), no intervenir en el robo de gasolina en Tlahuelilpan, Hidalgo, se produjo la muerte de 137 personas. Responsable de esas muertes el presidente López Obrador. El presidente de la República ha cometido en múltiples ocasiones el delito de Abuso de Autoridad, previsto por el artículo 215 del Código Penal Federal.
d).- Silvano Aureoles Conejo, siendo gobernador de Michoacán, acudió a Palacio de Gobierno con pruebas en la mano, para hacer del conocimiento del presidente de la República, la intervención de la delincuencia organizada en las elecciones de junio de 2021. AMLO se negó a recibirlo, todo para encubrir la comisión de los delitos electorales cometidos por miembros de la delincuencia organizada, seguramente el lavado de dinero para destinarlo a las campañas de Morena. Ello se tipifica como delito de encubrimiento previsto por el artículo 400 del Código Penal Federal.
e).- El presidente de la República ha sido varias veces sentenciado por parte de los magistrados de la Sala Superior del TEPJF, por infringir las normas electorales. De manera concomitante AMLO ha cometido varios ilícitos electorales previstos en Ley General en Materia de Delitos Electorales, realizando campaña política permanente en favor de su partido político y sus candidatos, haciendo uso de los programas sociales para incentivar o amenazar por medio de ellos a los beneficiarios. La FEPADE no ha hecho investigación alguna, simplemente guarda silencio y no ejerce sus funciones para perseguir a los delincuentes.
f).- El presidente López Obrador, justifica que campesinos siembren marihuana y amapola ante la falta de fuentes de empleo. Otro delito, solapa y encubre oficialmente a delincuentes.
Aún hay más. Basta con estos ejemplos para demostrar con base en toda la concatenación de indicios, aunque AMLO lo niegue, que es protector y aliado de la delincuencia organizada; conjuntamente ha cometido diversos delitos de naturaleza penal.
De ahí que, con sobrada razón haya sido acusado recientemente por Francisco Labastida Ochoa y Porfirio Muñoz Ledo, de estar involucrado con la delincuencia organizada. Nadie antes como Silvano Aureoles Conejo, había denunciado a Morena, ser un narco-partido, partido al que pertenece el presidente y por medio de este alcanzó la Presidencia de la República, incurriendo en acciones ilícitas para alcanzar su objetivo.
Resulta obvio que el presidente López Obrador y el dirigente de su partido, Mario Delgado, nieguen las acusaciones, además calumnien a quienes los denuncian de ser parte de la delincuencia organizada. La verdad es inocultable y peligrosa, nunca antes fue tan evidente el contubernio de un presidente de la República con los delincuentes.
Héctor Parra Rodríguez