Ya estamos en donde queríamos. ¡Llegó el 2024!
Si bien es cierto el proceso electoral tiene meses adelantado, el año esperado llegó. El mercado de espejos se intensifica, la pirotecnia de egos se ejecuta y los lobos, ya con los dientes afilados, se prueban sus disfraces de ovejas.
Ni todos son buenos, ni todos son completamente malos. En un ambiente polarizado se complica encontrar los matices. Las diferencias y los contrastes se encuentran más en las fobias que en los argumentos.
Y es que en realidad el voto no se basa en un razonamiento, se basa en emoción. Votamos por quien nos vende una historia. Por quien nos infunde un sentimiento de rencor o de injusticia trasnochada.
Vota por el “Benito Juárez 3.0”, vota por quien le hace competencia a Santa Claus todo el año; por el que testimoniara con fotografías su buena fe con la entrega de totis, despensas y cobijas. Vota por el vendedor de humo que aprovecha la indiferencia hacia la política y la convierte en clientela.
Tirios y troyanos ya han gobernado a nivel federal. Y creo que la enseñanza más clara de esos gobiernos es que, de ninguna manera, es sano darle la mayoría calificada a nadie. Ni todo el poder, ni todo el dinero.
No queremos partidos de Estado, ni mucho menos un Estado partido. Sin equilibrios abrimos la puerta a la intolerancia, a la arrogancia y al autoritarismo.
Para hablar claro, la 4T se pierde en medio de lo poco que llegó a ser y de lo tanto que no es. Venden un oasis que no tienen idea de cómo construir. La improvisación y las ocurrencias giran en torno al desvanecimiento de garantías individuales y la desaceleración de la progresividad de derechos.
¿Qué tiene el agua de Colón?
Colón es un ejemplo en donde políticamente todo puede pasar. Precisamente por ello es mejor decir: ¡Se los dije! a después andar con arrepentimientos.
De que va a estar divertido, seguramente lo estará. Pero más allá de la fauna que ahí contenderá llama la atención la casta divina que busca su resurgimiento y el aprovechamiento de las oportunidades del poder.
Este es el caso de la familia Cabrera, en donde papá Hugo con el arropo 4Tista será su candidato a la Presidencia Municipal de Colón y en donde evidentemente será incluida en el proyecto su hija Cecilia, actual regidora que, por cierto, recientemente quiso subirse a la mala su sueldo desproporcionalmente.
¿Subirse el sueldo de esa manera es congruente con la austeridad franciscana y el combate a la corrupción de la 4T? Al parecer en Colón sí. ¡Aguas Colón!