Este año que recién inicia es, para muchos, la oportunidad de hacer cosas nuevas: emprender proyectos, cuidado de salud, reestablecer relaciones, entre otras cosas que ayuden, al menos en lo personal, a sentirse bien con uno mismo. Y si no se llevan a cabo, no pasa nada. El éxito o fracaso queda en uno.
Pero en donde no pueden darse esos lujos son en la mesa de planeación de quienes despachan en la morada de la Corregidora. Ahí no puede haber mucho margen de error, porque se define el éxito o fracaso de toda una administración o de un proyecto político que involucra a muchos. Allí es menester operar con precisión milimétrica.
Según lo que ocurrió en 2022, podemos medianamente definir cuáles serán los temas de mayor relevancia para la gestión, mismos se resumen en los siguientes párrafos.
En primerísimo orden tenemos al transporte público, es un gran pendiente. La recién creada Agencia de Movilidad crea altas expectativas. Quienes se dieron a la tarea de leer la iniciativa a detalle habrán podido percatarse de todas las nuevas atribuciones que tiene este nuevo ente público; las facultades del Ejecutivo pasaron al Director de la AMEQ, ahí humildemente. Pero claro que no todo es miel sobre hojuelas, hay quejas de sectores que se vieron impactados. Pero sin lugar a duda este rubro es, quizás, el primordial. Su avance (o no) definirá otros proyectos.
En segundo orden está el punto de la seguridad. Los acontecimientos con que cerró noviembre de 2022 y la “pequeña” balacera en Menchaca de los últimos días del año dejan en el colectivo la idea de que algo pudiera estar faltando o fallando. Se espera mucho de este punto. Hubo otras situaciones pero que no memoraremos por la piel delicada que se manejan algunos.
Asimismo, no podemos dejar de lado el tema de género. Las cifras no nos ayudan mucho. En los últimos meses del 2022 se publicaron números que nos colocan en puestos que urgen a trazar líneas de acción de auténtico impacto. Parece que en Palacio lo tienen claro, no en balde el aumento presupuestal tan grande para el IQM. En consecuencia, se esperan resultados grandes. No hay margen de falla aquí. Es un asunto bien delicado.
En materia de obras hay dos grandes proyectos, uno en curso y el otro que intenta garantizar que en Querétaro no nos quedemos como desierto. Nos referimos, primeramente, al desarrollo de Paseo 5 de febrero, obra de la que hay un exceso de quejas por la altísima congestión vial y que tiene los ánimos de los conductores al borde. Se prometió un ahorro de varios minutos en los traslados una vez que concluya el trabajo. Es una apuesta de cara al 2024. Si no se cumple el ahorro de tiempo prometido…adiós a muchos espacios. Por otra parte, tenemos la creación del Acueducto III, proyecto que pretende mitigar la ausencia de agua en la entidad. El asunto es bien delicado. El Acueducto III revivirá viejas rencillas con los exmiembros de Todos Somos Zimapán, agrupación hidalguense que forjó un frente cuando se trató del Acueducto II. Hay pendientes, acusan allá. Y ya ni se diga de las demarcaciones queretanas por las que atravesará la infraestructura; todos querrán exprimir la ubre.
Y, como cereza del pastel, el arranque del proceso electoral 2023-2024. El desborde del presidente de la república ha hecho que en lo local también se enciendan motores con mucha antelación. De momento la capital parece ya estar definida, quedando pendiente todo, todo, todo lo demás. Habrá movimientos en los aparatos.
Así las cosas. Es un año que se antoja agitado, se ve muy, muy movido. Nada de errores, la precisión debe ser quirúrgica.