Claudia Sheinbaum, emulando a López Obrador, realizó más cambios en su gabinete este fin de semana, ante el fracaso de un buen gobierno morenista. A fin de cuentas, es AMLO quien gobierna la Ciudad de México, la jefa de gobierno obedece y replica.
Existen muchas semejanzas entre los gobiernos de López y Sheinbaum, sobre todo en los fracasos. Cuando un jefe de gobierno realiza cambios en funcionarios de primer nival, regularmente es por la ineficiencia de los servidores públicos; los menos se van por diferencias con el jefe inmediato, como fuera el caso del Doctor Carlos Urzua, entonces Secretario de Hacienda, quien desveló en julio de 2019, que López Obrador, “toma decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.
Otro de menor envergadura, que no de menor peso político, fue el Doctor Jaime Cárdenas Gracia, quien denunciara las corruptelas que solapa AMLO, aquellas cometidas por funcionarios de la 4T, con los bienes que son incautados a la delincuencia organizada. Jaime abandonó el cargo ante los evidentes latrocinios que cometen en el “Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado”. Los ladrones de la 4T, se roban descaradamente bienes respecto de los cuales nadie puede reclamar, son producto de delitos, bienes que siguen siendo para beneficio de otros delincuentes. Por ello el presidente decidió “rifar” un gran número de bienes inmuebles, nadie sabe que había en el interior de muchos de ellos, solo rifan el “cascarón” ¿Y lo que había en los inmuebles y los ranchos? ¡Se lo robaron!
Claro, otros servidores nombrados por los jefes de gobierno logran sostenerse en el cargo habida cuenta a la mansedumbre de los agachados; unos más son cómplices de las arbitrariedades y cochupos; no faltan aquellos transas que no comparten con el jefe y son despedidos; en los gabinetes de López y Shaimbaum, hay de todo. Termina por resaltar la incapacidad evidenciada por el presidente cuando exige a sus colaboradores apenas el 10% de conocimiento del área.
Resulta ofensiva la forma en que se impone AMLO a las decisiones de la jefa de gobierno. El ejemplo más escandaloso se dio con las muertes ocasionadas por el desplome de un puente de la Línea 12, del Metro, construida en el sexenio de Marcelo Ebrard y Mario Delgado. Intentando ocultar lo evidente, los delitos que generaron, el presidente de la República, obligó callar a Sheinbaum: “nadie vuelve a declarar sobre el tema”. La naturaleza de los delitos que se generaron, la deficiente obra, la investigación delincuencial, todo es competencia de las autoridades de la Ciudad de México. López, sin embargo, violentando normas y pasando por alto la autoridad de la jefa: la obligó a callar. El presidente responsable de ocultar delitos, se hace cargo de las ilícitas negociaciones.
Razones le sobran a López Obrador, para considera a su “delfina” Sheinbaum, como el mejor prospecto a sucederlo. Fiel, dócil, obediente, agachona y cómplice de delitos que vienen desde que ambos trabajaron en el gobierno del entonces DF. Hicieron magros negocios, entre ellos los “segundos pisos”, cuyos costos y contratistas fueron guardados, información reservada celosamente para que nadie tuviera acceso a esos datos; inicialmente fue clasificada, aunque ante las insistencias terminaron por desclasificarla.
Los corruptos. Entonces crearon un fideicomiso denominado: “Fideicomiso para el Mejoramiento de Vialidades” (Fidemic). Por medio de ese instrumento jurídico lograron gastar 4 mil, 605 millones de pesos. La obra la realizaron en 4 etapas. Fue una “cloaca” manejada entre López y Sheinbaum, por esa y muchas razones más, es que AMLO considera a su subordinada como merecedora a sucederlo. Aunque Marcelo Ebrard, dicen los que saben, le dio mil millones de pesos al hoy presidente de la República, producto de la obra de la Línea 12 del Metro para su interminable campaña ¿Será esa la razón de las obras multimillonarias de la 4T? Pueden “desaparecer miles de millones de pesos sin el menor problema ¡Ah corruptos! Pio, Pio, es testigo de ello.
La señora logró librar las críticas cuando compitió para la Delegación de Tlalpan. Muchos le cuestionaron sobre las razones de la “clasificación” de los datos para evitar que se conocieran cantidades, contratos y beneficiarios de los convenios entre amigos, como lo sigue haciendo el gobierno federal, sin licitaciones, simples adjudicaciones directas a los “consentidos”. De ahí tantas semejanzas entre ambos personajes de la 4T.
No es de extrañar que Sheinbaum, una vez más, haya replicado lo que hizo AMLO hace algunos días, más cambios en sus gabinetes, con la esperanza de “levantar los trastes rotos” que han dejado desperdigados, algunos compromisos simplemente fueron reubicados.
El presidente se sirvió delincuencialmente de los fideicomisos, sabe cómo funcionan, razón que lo llevó a considerarlos como cuevas de bandidos. “El león cree que todos son de su condición”. Lo mismo en su campaña de 2018, creó otro fideicomiso en el que entraron muchos millones de pesos. Cumplida su misión lo desapareció. Así logró “robarse” poco más de 68 mil millones de pesos de los fideicomisos de gobierno federal. Sheinbaum, la sombra de AMLO.
Héctor Parra Rodríguez