Con las posturas extremistas de los legisladores del bloque morenista, es claro que se resisten al control constitucional que otorga la Carta Magna a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Claudia Sheinbaum Pardo, simplemente sigue al pie de la letra el guion que le dejó AMLO.
A ella también le molestan los controles y se resiste a que otro Poder Público le declare inconstitucionales algunos de sus abusivos actos. La señora simplemente ejecuta órdenes superiores que le dejara en el escritorio de la Presidencia de la República, su abusivo antecesor.
A los regímenes socialistas les incomoda que el Poder Judicial los limite en sus excesos. No toleran otra autoridad que no sea la de ellos mismos. En la semana que terminó los “bandos” volvieron a demostrar sus apetencias al autoritarismo. Senadores y diputados federales entre críticas sin sustento jurídico volvieron a la cargada para crear lo que parece, una mordaza al Poder Judicial. Que ya no se meta en los asuntos de los legisladores.
Así de burdos y abusivos se vieron con la nueva iniciativa de ley para reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial Federal. La presidente Sheinbaum, en su discurso ante los militares, sacó de contexto el contenido de las viejas constituciones políticas de México para intentar afianzarse en la “voluntad del pueblo”. La señora conocida como “científica” de nadie sabe en qué rama de la ciencia, también interpreta la Constitución a su antojo para defender las reformas de López Obrador, que no de ella. No tiene criterio propio la señora Sheinbaum, a grado tal que desde la toma de posesión y en otros actos sigue mencionando a su antecesor como el “presidente”, luego ella no se considera la mandataria, es más bien la mandadera del expresidente de la República. El presidente de la mesa directiva del Senado se comporta como vil truhan.
Constantemente amenaza con iniciar juicios políticos en contra de las y los ministros de la Corte, para destituirlos y así no haya resistencias a los abusos que ha cometido y prometen seguir cometiendo sus tropelías en ambas cámaras legislativas. Se resisten al orden y control constitucional.
En la otra cámara, la de diputados no hay mayor distinción, con eso de las amenazas del mandilón y cobarde de Ricardo Monreal Ávila, quien se doblegó hasta arrastrarse ante AMLO; este sujeto igualmente lanza amenazas en contra de los ministros, los de “la toga y birrete”; olvidó cuando era oposición, entonces sostenía discursos totalmente distintos a los de hoy que está en la cúspide del poder, desde la tribuna legislativa su oratoria era en respaldo a la SCJN, afirmaba que era la única instancia para revisar constitucionalmente los actos de los legisladores y declarar la inconstitucionalidad cuando no se ajustaran a la Carta Magna. la vergüenza de Licenciado y doctor en Derecho hoy sostiene la nueva tesis, razona totalmente distinto, sus alegatos son contrarios ¡Vaya desvergonzado! ¿Son de fiar estos sujetos? Por supuesto que no, traicionó al PRI y al PRD, para acogerse ahora a Morena.
Son políticos sin principios, sin orientación firme. Por algo su misma compañera Yeidckol Polevnsky hace no mucho aseguraba que Morena era el nuevo PRIMOR de la política. Y así se dice maestro en Derecho Constitucional en la UNAM Monreal ¿Qué les dirá el cínico legislador a sus alumnos? Conclusión. Los oficialistas abrieron varios frentes de combate en contra del Poder Judicial. Utilizan el aparato del Estado, los recursos públicos para desacreditar la delicada y trascendente labor de la impartición de justicia, siempre calificando la inexistencia de la corrupción como pretexto para derrumbar la credibilidad de jueces (as), magistrados (as) y ministros (as). AMLO armó una campaña mediática por años, con carácter destructivo y ni así han logrado el objetivo.
Son más las y los mexicanos que confían en los impartidores de justicia. Es evidente que la pretensión de acumular el supra, mega, meta e ilegal poder del ejecutivo federal -en manos de AMLO, bajo la burda representación de Sheinbaum- también quiere engullir, como lo hizo con las Cámaras de Senadores y Diputados, al Poder Judicial, para ejercer el gobierno de la dictadura. Una tiranía disfrazada de burda democracia. Y así intentan incriminar a la SCJN, como golpista por ejercer su atribución al estudiar si fue o no inconstitucional el procedimiento legislativo que los llevó a reformar la Constitución. No quieren ser evidenciados nacional ni mundialmente como tramposos abusadores y radicales golpistas de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Héctor Parra Rodríguez