No hay día que no “meta la pata” el presidente de la República, son sus tontas y abusivas intromisiones, vamos desde la ONU, vía OMS, le llamaron la atención por sus torpes intromisiones en asuntos que no son de su competencia, además de ignorar los temas que no son de su incumbencia.
No hay tema en el que no cometa torpezas por boquiflojo. Al meterse y agraviar la autonomía académica de la Universidad Autónoma de México, una de las instituciones más reconocidas de América Latina y la mejor en todo el territorio nacional, se le vino el mundo encima. Eso de llamar “neoliberal e individualista” a la Máxima Casa de Estudios y demás universidades públicas, mas pareció una vendetta por pasar tantos años en la Universidad intentando obtener el título, que una justa sentencia. Ahora se desquita pretendiendo descalificarla, cuando el descalificado es el mismo inútil quien tuvo que estar tres veces más del tiempo requerido para lograr el título.
Así fue la descalificación en una de las mañaneras de la semana: “Hasta la UNAM se volvió individualista, defensora de estos proyectos neoliberales, perdió su esencia de formación de cuadros, de profesionales para servir al pueblo”.
“Ya no hay los economistas de antes, los sociólogos, politólogos, los abogados, ya no hay derecho constitucional, el derecho agrario es historia, el derecho laboral, todo es mercantil civil, penal, todo es esto” ¿De dónde le nace tanta estupidez al presidente?
Para AMLO ningún profesionista que egrese de la UNAM merece el título, acorde a su desleal y desconocimiento de alumnos, investigadores, administrativos y maestros. López “barrió” con todos, personal docente, administrativo, investigadores y alumnos. Para él, todos son lo mismo: “neoliberales e individualistas”. No cabe duda que el primer mandatario ha perdido el “juicio”, porque de razón nada tiene.
El insensato de López Obrador seguiría fustigando a todas las universidades públicas, no solo quedó en la UNAM. También agregó: “Fue mucho tiempo de atraso, de saqueo, además de manipulación, muchísimo tiempo, afectaron a dos generaciones. En las universidades públicas hasta la UNAM se volvió individualista, defensora de estos proyectos neoliberales, perdió su escencia, de formación cuadros, de profesionales para servirle al pueblo”. Si acaso el presidente tuviera una “pisca de vergüenza”, con los descalificativos a los universitarios en activo y egresados de 2 generaciones, más los que vienen en camino, definitivamente perdió la razón; sus juicios resultan sinrazón alguna.
Los descalificativos le sirvieron para que la crítica de propios y extraños tildaran de ignorante al poseedor de la verdad absoluta. El poder lo “embruteció más” ¿Para qué abre tantos frentes de combate en su contra? Agudiza el odio entre la sociedad; crea fuentes de rencor y venganza entre los que estudian una carrera, en contra de aquellos que no quieren hacerlo ¿Será esa la razón del por qué se derrumbó la mala obra que contrató Marcelo Ebrard, de la Línea Dorada del Metro? Y, como la mayoría de “profesionales” del gabinete amloista rebasa los 60 años, ninguno encaja en el descalificativo, salvo Luisa María Alcalde, Secretaria del Trabajo, ella fue educada en la universidad bajo el régimen del neoliberalismo y el individualismo, incluso Zoe Robledo Aburto, director del IMSS. Sin lugar a dudas, López Obrador se lleva el premio del presidente más torpe de la historia.
No había concluido el exabrupto (¡Ah bruto!) del presidente, cuando en otra mañanera se mete en asuntos que no son de su incumbencia ni política ni legalmente. Las autoridades del Instituto Federal de Telecomunicaciones, tuvieron que corregirlo y exhibirlo de ignorante, prepotente y abusivo, como suele ser en sus actos de gobierno.
A López se le ocurre, dada su ociosidad, meterse en la renovación de la concesión a Telmex. Dijo: “Se trata de una empresa que entregó Salinas de Gortari. Claro que yo estuve en desacuerdo ¿por qué?, porque yo no estoy a favor de la política privatizadora, tan es así que no hemos dado concesiones, no es lo que pasó en el periodo neoliberal”.
López había comentado que a su Gobierno le tocaría revisar en 2023 la concesión de Telmex (se frotaba las manos), que se privatizó en 1990 bajo el presidente Carlos Salinas de Gortari, periodo considerado por López Obrador como neoliberal. Así que el presidente prometió hacer, según él, lo que más le convenga a la nación para “no caer en extremismos”. AMLO aborrece las privatizaciones.
Después de otra enorme torpeza de López Obrador, el IFT dio respuesta sencilla, comprensible y concreta de manera inmediata, dando a conocer en un comunicado lo siguiente: “En aras de abonar a la certeza jurídica en el sector de las telecomunicaciones, se hace pertinente dejar claro que lo expresado por el C. Presidente no corresponde a los hechos ni al marco legal aplicable” ¡Otra mentira de AMLO! Oficialmente fue desmentido el presidente de la República, no es de su competencia. Punto.
La osadía de AMLO prueba su esquizofrénico deseo absolutista, llegando a mostrar su desbordado poder ¿Dónde quedó aquella frase juarista? “Nada por la fuerza, todo por la razón y el Derecho”. Definitivo, Andrés López Obrador está mal de sus facultades mentales, debe abandonar la Presidencia de la República, su incapacidad mental es manifiesta.
Héctor Parra Rodríguez
Twitter: @HectorParraRgz